De El espejo de agua, 1916

Arte poética

Que el verso sea como una llave
que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
cuanto miren los ojos, creado sea,
y el alma del oyente quede temblando.

Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
el adjetivo, cuando no da vida, mata.

Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga,
como recuerdo, en los museos;
mas no por eso tenemos menos fuerza;
el vigor verdadero
reside en la cabeza.

¿Por qué cantáis la rosa, oh, poetas?
¡Hacedla florecer en el poema!

Sólo para vosotros
viven todas las cosas bajo el sol.
El poeta es un pequeño Dios.

 

 

El espejo de agua

Mi espejo, corriente por las noches,
Se hace arroyo y se aleja de mi cuarto.

Mi espejo, más profundo que el orbe
Donde todos los cisnes se ahogaron.

Es un estanque verde en la muralla
Y en medio duerme tu desnudez anclada.

Sobre sus olas, bajo cielos sonámbulos,
Mis ensueños se alejan como barcos.

De pie en la popa siempre me veréis cantando.
Una rosa secreta se hincha en mi pecho
Y un ruiseñor ebrio aletea en mi dedo.

 

 

Alguien iba a nacer

Algo roza los muros…
Un alma quiere nacer.

Ciega aún.

Alguien busca una puerta,
Mañana sus ojos mirarán.

Un ruido se ahoga en los tapices.

¿Todavía no encuentras?

Pues bien, vete,
No vengas.

En la vida
Sólo a veces hay un poco de sol.

Sin embargo vendrá,
Alguien la espera.

 

 

 

De Horizonte cuadrado, 1917

Otoño

 

Guardo en mis ojos

El calor de tus lágrimas

Las últimas

Ahora

tú no podrás llorar

Nunca más

Por los caminos

interminables

Viene el otoño

Dedos

blancos de nieve

Arrancan todas las hojas

Qué cansancio

El viento

El viento

UNA LLUVIA DE ALAS

CUBRE LA TIERRA

 

 

Tam

 

A Paul Dermée

 

Cantar

Al atardecer sobre los montes

Mirando pasar los aeroplanos

Pájaros del horizonte

Que se amamantan en la luna

 

Tengo sed

Dadme a beber

Todas las cabelleras rubias

 

En el silencio

Se sienten huir algunos recuerdos

 

Piezas de caza desbandadas

Cómo cogerlos

 

Nadie ha podido detener mi marcha

Brilla el sol

La vida vale la pena

Y tu recuerdo canta en mi reloj

El viejo Tam

En un fuego fatuo

 

Enciende su cigarro

Y se aleja cantando por el bosque

 

Tú serás

toda la luz

esta noche

 

Las marionetas que cuelgan

A los rayos de las estrellas

Son arañas

DANZA

VIEJO TAMDANZA

En medio de los siete hijos de la montaña

 

Coge en tu mano

Al que toca la flauta

TU

CABEZA

CUELGA

DEL

HUMO

DE TU

CIGARRO

 

 

 
Aeroplano

 

Una cruz

se ha venido al suelo

 

Un grito rompió las ventanas

Y todos se inclinan

sobre el último aeroplano

 

El viento

que había limpiado el aire

Naufragó en las primeras olas

La vibración

persiste aún

sobre las nubes

 

Y el tambor

llama a alguien

Que nadie conoce

Palabras

tras los árboles

La linterna que alguien agitaba

era una bandera

Alumbra tanto como el sol

Pero los gritos que atraviesan los techos

no son de rebeldía

A pesar de los muros que sepultan

 

LA CRUZ DEL SUR

 

Es el único avión

que subsiste

 

 

 

Cow Boy

 

A Jacques Lipchitz

 

En el Far West

donde hay una sola luna

El Cow Boy canta

hasta romper la noche

Y su cigarro es una estrella fugaz

 

SU POTRO HERRADO CON ALAS

JAMÁS HA TENIDO UN DESPERFECTO

 

Y él

con la cabeza entre las rodillas

baila un Cake Walk

New York

a pocos kilómetros

En los rascacielos

Los ascensores suben como termómetros

Y cerca del Niágara

que apagó mi pipa

Miro las estrellas salpicadas

 

El Cow Boy

sobre una cuerda de violín

Atraviesa el Ohio

 

 

 

Calle

 

A Louis de Gonzague Frick

 

En la calle

que acaba en el vacío

Sólo mi pipa

calienta mis manos

Y mi cabeza se aleja de mi cuerpo

 

LA MUJER DE LOS SENOS MADUROS

Estaba en el círculo luminoso

Buscando sus ojos

En la acera

que vibra como un puente

Dejé mi cabellera

 

 

 

Fábula

 

El perro que había mordido su sombra

Sangraba en el arroyo

El viento

arrancó de su cabeza

algunas lágrimas de pájaro

 

Lamiendo su sombra

Mira a veces los astros envejecidos

donde revolotean mariposas

 

Sabe que la estrella de los Reyes Magos

Era un perro de ciego

 

Traducción de José Zañartu

 

De Torre Eiffel, 1918

Torre de Eiffel
Guitarra del cielo
Tu telegrafía sin hilos
Atrae las palabras
Como un rosal las abejas

 

Durante la noche
El Sena deja de correr
Telescopio o clarín
Torre de Eiffel
Y es una colmena de palabras
O un tintero de miel

 

Al fondo del alba
Una araña de patas de alambre
Tejía su tela de nubes
                 Hijo mío
                  Para subir a la torre de Eiffel
                  Se sube por una canción
                   Do
                        re
                            mi
                                 fa
                                     sol
                                          la
                                              si
                                                  do
                          Ya estamos arriba

 

Un pájaro canta                        Es el viento
En las antenas                          De Europa

Telegráficas                             El viento eléctrico
Allá lejos
Los sombreros vuelan
Tienen alas pero no cantan
Jacqueline

                Hija de Francia

¿Qué ves allá arriba?

 

El Sena duerme
Bajo la sombra de sus puentes

 

Veo girar la tierra
Y toco mi clarín
Hacia todos los mares
Por la senda

                  De tu perfume
Todas las abejas y palabras se alejan

 

                   En los cuatro horizontes
Quién no ha oído esta canción

 

SOY LA REINA DEL ALBA DE LOS POLOS
SOY LA ROSA DE LOS VIENTOS QUE SE AGOTA EN CADA OTOÑO
Y CUBIERTA DE NIEVE
MUERO DE LA MUERTE DE ESTA ROSA
EN MI CABEZA UN PÁJARO CANTA EL AÑO ENTERO

 

De este modo la torre me habló un día
Torre de Eiffel
Pajarera del mundo
Canta                                          Canta
Carrillón de París

 

El gigante colgado en medio del vacío
Es el afiche de Francia
                                      El día de la victoria
Se la contarás a las estrellas

 

 

Traducción de José Zañartu

 

 

De Hallalí, 1918

Las ciudades

 

En las ciudades
Hablan
Hablan
Pero nadie dice nada

La tierra desnuda aún rueda
Y hasta las piedras gritan

Soldados vestidos de nubes azules
El cielo envejece entre las manos
Y la canción en la trinchera

Los trenes se alejan por sobre cuerdas paralelas

Lloran en todas las estaciones

El primer muerto ha sido un poeta
Se vio escapar un pájaro de su herida

El aeroplano blanco de nieve
Gruñe entre las palomas del atardecer

Un día
se había perdido en el humo de los cigarros

Nublados de las usinas     Nublados del cielo

Es un espejismo

Las heridas de los aviadores sangran en todas las estrellas

Un grito de angustia
Se ahogó en medio de la bruma
Y un niño arrodillado
Alza las manos

TODAS LAS MADRES DEL MUNDO LLORAN

 

 

 

El día de la victoria

 

Un día llegará la Paz
Antorcha al fondo del siglo
Entonces los soldados            llenos los ojos de lluvia
Volverán a París

UN PÁJARO CANTARÁ SOBRE EL ARCO DEL TRIUNFO

Y el regreso
Iluminará todas las ventanas

Aviones
Soldados
Cañones

Hasta los ciegos
Saldrán a los balcones

Y sus flores caerán también sobre las cabezas de los soldados

El cortejo vendrá desde los más lejanos siglos
La multitud danzará en los ojos de los caballos
Un grito se eleva como una centella

Y los sombreros ascenderán en el espacio
Más que las burbujas en los surtidores

Aviones
Soldados
Cañones

LOS AEROPLANOS                          LOS AEROPLANOS

No cerrarán sus alas en toda esa mañana

LOS AEROPLANOS                          LOS AEROPLANOS

De qué cementerio de héroes
Alzaron el vuelo esas cruces
Para cantar la gloria de sus muertos
El día de la Victoria
Todos los pueblos cantarán

Y los mares
Se transformarán en miel

Soldados
Cañones

Un globo lanza un ramo de flores
Los marineros lejanos
Los marineros color de pipa vieja

Cantarán de rodillas sobre las olas

El Sena correrá lleno de flores
Y sus puentes
También serán arcos de triunfo

LAS CIUDADES Y LOS TAMBORES DOBLAN

Y cuando llegue la noche
Las estrellas caerán sobre la multitud

Y luego
En lo más alto de la Torre de Eiffel
Enciendo mi cigarro
Para los astros en peligro
Allá lejos
En el límite del mundo
Alguien entona un himno de triunfo

 

 

Traducción de José Zañartu

 

 

De Ecuatorial, 1918

A Pablo Picasso

 

Era el tiempo en que se abrieron mis párpados sin alas

Y empecé a cantar sobre las lejanías desatadas

 

Saliendo de sus nidos

Atruenan el aire las banderas

 

LOS HOMBRES

ENTRE LA YERBA

BUSCABAN LAS FRONTERAS

 

Sobre el campo banal

el mundo muere

 

De las cabezas prematuras

brotan alas ardientes

 

Y en la trinchera ecuatorial

trizada a trechos

 

Bajo la sombra de aeroplanos vivos

Los soldados cantaban en las tardes duras

 

Las ciudades de Europa

Se apagan una a una

 

Caminando al destierro

El último rey portaba al cuello

Una cadena de lámparas extintas

 

Las estrellas

que caían

Eran luciérnagas del musgo

 

Y los afiches ahorcados

pendían a lo largo de los muros

 

Una sombra rodó sobre la falda de los montes

Donde el viejo organista hace cantar las selvas

 

El viento mece los horizontes

Colgados de las jarcias y las velas

 

Sobre el arcoíris

Un pájaro cantaba

 

Abridme la montaña

 

Por todas partes del mundo

He visto alas de golondrinas

Y el Cristo que alzó el vuelo

Dejó olvidada la corona de espinas

 

Sentados sobre el paralelo

Miremos nuestro tiempo

 

SIGLO ENCADENADO EN UN ÁNGULO DEL MUNDO

 

En los espejos corrientes

Pasan las barcas bajo los puentes

Y los ángeles-correo

Reposan en el humo de los dreadnought

 

Entre la hierba

silba la locomotora en celo

Que atravesó el invierno

 

Las dos cuerdas de su rastro

Tras ella quedan cantando

Como una guitarra indócil

 

Su ojo desnudo

Cigarro del horizonte

Danza entre los árboles

 

Ella es el Diógenes con la pipa encendida

Buscando entre los meses y los días

 

Sobre el sendero equinoccial

Empecé a caminar

 

Cada estrella

Es un obús que estalla

 

Las plumas de mi garganta

Se entibiaron al sol

Que perdió un ala

 

El divino aeroplano

Traía un ramo de olivo entre las manos

 

Sin embargo

Los ocasos heridos se desangran

Y en el puerto     los días que se alejan

Llevaban una cruz en el sitio del ancla

 

Cantando nos sentamos en las playas

 

Los más bravos capitanes                   El capitán Cook

En un ice-berg iban a los polos           Caza auroras boreales

Para dejar su pipa en labios                En el Polo Sur

Esquimales

 

Otros clavan frescas lanzas en el Congo

 

El corazón del África soleado

Se abre como los higos picoteados

 

Y los negros

de divina raza

esclavos en Europa

 

Limpiaban de su rostro

la nieve que los mancha

 

Enseñan una música de mar y de montaña

Hombres de alas cortas

Han recorrido todo

Y un noble explorador de la Noruega

Como botín de guerra

Trajo a Europa

entre raros animales

Y árboles exóticos

Los cuatro puntos cardinales

 

(Fragmento)

De Poemas árticos, 1918

Noche

 

Sobre la nieve se oye resbalar la noche

La canción caía de los árboles

Y tras la niebla daban voces

 

De una mirada encendí mi cigarro

Cada vez que abro los labios

Inundo de nubes el vacío

En el puerto

Los mástiles están llenos de nidos

Y el viento

gime entre las alas de los pájaros

 

LAS OLAS MECEN EL NAVÍO MUERTO

Yo en la orilla silbando

Miro la estrella que humea entre mis dedos

 

 

 

Ruta

 

Última lluvia

Los ángeles heridos

Dejarán hoy el hospital

 

He olvidado la canción comenzada

 

Aquel pájaro que voló de mi pecho

Ha perdido el camino

Bajo los puentes

el río muere de trecho en trecho

 

DÓNDE ESTÁS

Sigue tu marcha tras de mis canciones

 

La ruta ciega

como los lagos secos

 

Todas las estrellas han caído

Y las que cuelgan en las ramas

Caerán también

 

En el boscaje oblicuo

Se quedó mi canción

 

Última lluvia

La luna y el pañuelo

Se secaban al sol

 

 

 

Gare

 

La tropa desembarca

En el fondo de la noche

Los soldados olvidaron sus nombres

Bajo aquel humo cónico

El tren se aleja como un mensaje telefónico

 

En las espaldas de un mutilado

Las dos pequeñas alas se han plegado

 

Y en todos los caminos se ha perdido un estrella

Las nubes pasaron

Balando hacia el Oriente

 

Alguien busca su propia huella

Entre las alas olvidadas

Uno

Dos

Diez

Veinte

 

Y aquella mariposa que jugó entre las flores de los cuadros

Revolotea en torno de mi cigarro

 

 

 

Horizonte

 

Pasar el horizonte envejecido

Y mirar en el fondo de los sueños

La estrella que palpita

Eras tan hermosa

que no pudiste hablar

 

Yo me alejé

Pero llevo en la mano

Aquel cielo nativo

Con un sol gastado

 

Esa tarde

en un café

he bebido

 

Un licor tembloroso

Como un pescado rojo

 

Y otra vez en el vaso escondido

Ese sueño filial

 

Eras tan hermosa

que no pudiste hablar

En tu pecho algo agonizaba

Eran verdes tus ojos

pero yo me alejaba

 

Eras tan hermosa

que aprendí a cantar

 

 

 

Adiós

 

París

Una estrella desnuda

Se alumbra sobre el llano

 

Esa estrella la llevara en mi mano

En Notre Dame

los ángeles se quejan

Al batir las alas nacen albas

 

Mas mis ojos se alejan

 

Todas las mañanas

Baja el sol a tu hostia que se eleva

Y en Montmartre los molinos

la atmósfera renuevan

 

París

En medio de las albas que se quiebran

Yo he florecido tu Obelisco

Y allí canté sobre una estrella nueva

 

ADIÓS

 

Llevo sobre el pecho

Un collar de tus calles luminosas

 

Todas tus calles

me llamaban al irme

 

Y en todas las banderas

Palpitaban adioses

 

Tus banderas de los nobles ardores

Al pasar

arrojo al Sena

un ramo de flores

 

Y entre los balandros que se alejan

Tus balandros que pacen en las tardes

Dejar quisiera el más bello poema

 

El Sena

bajo sus puentes se desliza

Y en mi garganta un pájaro agoniza

 

 

 

Marino

 

Aquel pájaro que vuela por primera vez

Se aleja del nido mirando hacia atrás

 

Con el dedo en los labios

Os he llamado

 

Yo inventé juegos de agua

En la cima de los árboles

 

Te hice la más bella de las mujeres

Tan bella que enrojecías en las tardes

 

La luna se aleja de nosotros

Y arroja una corona sobre el polo

 

Hice correr ríos

que nunca han existido

 

De un grito elevé una montaña

Y en torno bailamos una nueva danza

 

Corté todas las rosas

De las nubes del Este

 

Y enseñé a cantar un pájaro de nieve

Marchemos sobre los meses desatados

Soy el viejo marino

Que cose los horizontes cortados

 

 

   

Depart

 

La barca se alejaba

Sobre las olas cóncavas

 

De qué garganta sin plumas

brotaban las canciones

 

Una nube de humo y un pañuelo

Se batían al viento

 

Las flores del solsticio

Florecen al vacío

 

Y en vano hemos llorado

Sin poder recogerlas

 

El último verso nunca será cantado

Levantando un niño al viento

Una mujer decía adiós desde la playa

 

TODAS LAS GOLONDRINAS SE

ROMPIERON LAS ALAS

De Otoño regular, 1925

 

Invierno para beberlo

 

El invierno ha llegado al llamado de alguien

Y las miradas emigran hacia los calores conocidos

Esta noche el viento arrastra sus chales de viento

Tejed queridos pájaros míos un techo de cantos sobre las avenidas

 

Oía crepitar el arcoíris mojado

Bajo el peso de los pájaros se ha plegado

 

La amargura teme a las intemperies

Pero nos queda un poco de ceniza del ocaso

Golondrinas de mi pecho qué mal hacéis

Sacudiendo siempre ese abanico vegetal

 

Seducciones de antesala en grado de aguardiente

Alejemos en seguida el coche de las nieves

Bebo lentamente tus miradas de justas calorías

 

El salón se hincha con el vapor de las bocas

Las miradas congeladas cuelgan de la lámpara

Y hay moscas

Sobre los suspiros petrificados

 

Los ojos están llenos de un líquido viajero

Y cada ojo tiene un perfume especial

El silencio es una planta que brota al interior

Si el corazón conserva su calefacción igual

 

Afuera se acerca el coche de las nieves

Trayendo su termómetro de ultratumba

Y me adormezco con el ruido del piano lunar

Cuando se estrujan las nubes y cae la lluvia

 

Cae

Nieve con gusto a universo

Cae

Nieve que huele a mar

 

Cae

Nieve perfecta de los violines

Cae

La nieve sobre las mariposas

 

Cae

Nieve en copos de olores

La nieve en tubo inconsistente

 

Cae

Nieve a paso de flor

Nieva nieve sobre todos los rincones del tiempo

 

Simiente de sonidos de campanas

Sobre los naufragios más lejanos

Calentad vuestros suspiros en los bolsillos

Que el cielo peina sus nubes antiguas

Siguiendo los gestos de nuestras manos

 

Lágrimas astrológicas sobre nuestras miserias

Y sobre la cabeza del patriarca guardián del frío

El cielo emblanquece nuestra atmósfera

Entre las palabras heladas a medio camino

Ahora que el patriarca se ha dormido

La nieve se desliza se desliza

se desliza

Desde su barba pulida

 

 

 

Relatividad de la primavera

 

No hay nada que hacer contra las noches de mayo

A veces la noche en las manos se deshace

Y yo sé que tus ojos son el fondo de la noche

 

A las ocho de la mañana nacen todas las hojas

En lugar de tantas estrellas tendremos frutas

Cuando uno se va el paisaje se cierra

Y nadie ha cuidado las ovejas de la playa

 

La primavera es relativa como el arcoíris

Podría ser muy bien un quitasol

Un quitasol sobre un suspiro a mediodía

 

El sol se ha extinguido por la lluvia

 

Quitasol de la montaña o tal vez de las islas

Primavera relativa arco de triunfo sobre mis pestañas

Todo está en calma a la derecha y en nuestro camino

La paloma es tibia como un cojín

 

La primavera marítima

El océano enteramente verde hacia el mes de mayo

El océano será siempre nuestro jardín privado

Donde las olas crecen como helechos

 

Yo quiero esa ola de horizonte

Único laurel para mi frente

 

Al fondo de mi espejo el universo se deshace

No hay nada que hacer contra la noche que nace

 

 

 

Llave de las estaciones

 

Poseo la llave del otoño

De mi pecho nacen las hojas amarillas

Y una noche debo llorar todos los arroyos

 

A qué seguir al pájaro

El día muere en tus mejillas

 

No pienses en nada

Entre las hojas está la noche que viene

Hay una hora que se fuga

Y el reloj es agreste

Hay la lluvia a la izquierda y el aeroplano al este

 

Hay una música de arpa que ha rizado tus cabellos

Y al fondo del cielo un árbol en llamas

Para dormir la noche se derrama

Oculta a nuestras miradas bajo algunas ramas

 

El pensamiento menos vegetal de la jornada

En mi dedo se ha posado

Para juntos esperar el alba ácida

Todas las canciones cayeron del ocio en vuelo

 

Seduzcamos al pájaro que se vacía

Y que amuebla con cantos las pizarras y el suelo

 

 

 

Sombras chinas

 

La paloma está manchada de carbón

Pero aún tenemos la pureza del avión

Esa hostia bien amada alzada sobre los montes

 

El Avión

El Avión

Ese trozo de tierra desprendido de la tierra

Hace la primavera del aire

 

Nuestros pájaros han cortado los navíos que se irán

Y para seguirlos tengo las manos llenas de mariposas

 

Desprendido de mí mismo me miro al frente

Esto sería mi luna o bien mi hielo

Y me digo buenos días

Quitando la pantalla

 

Por qué pues ocultar la estrella fiel

Tengo la llave de los planetas que giran lentamente

Lo sé muy bien

Los ojos enemigos se abren todo el tiempo

Y si partes te llamo

 

La alondra del teléfono duerme sobre el alambre

 

Me gustan más que todo las ciudades cosmogónicas

Collares de linternas antiguas

 

En las noches de lluvia todas las ciudades son Venecia

Todas las torres imitan la de Pisa

 

Me gustan las calles chorreantes en la bruma nativa

Llenas de luces y autos a la deriva

 

Ese descenso de lámparas hacia abismos más tibios

 

Emigración polar

Es muy sencillo

y muy al fondo estas flores de itinerario

Hacen una constelación familiar

 

La ciudad es sin sorpresas

El aire de la primavera sale de mi bolsillo

En el campanario las horas son capturadas

Y el viento que pasa gira hacia la izquierda

 

Jazz band de pájaros

En el surtidor

 

Tú bailas

Tú cantas

El lago del claro de luna se halla a cincuenta grados

 

El negro ríe como un piano

Tiene la boca

Llena de teclas

 

La luna es su banjo

Y en la garganta estrangula un pájaro

 

El jazz band de ultramar ha venido bajo las gaviotas

Y las olas tomaron un nuevo ritmo

Temblor de guitarra ahogado en la marea

El rebaño del mar ha seguido nuestro cayado

 

No me gusta América

No me gusta ya la primavera eléctrica

Donde cada hoja al abrirse hacía un ruido mecánico

 

El negro tiene su ombligo en diapasón

Pero la paloma está manchada de carbón

Y nuestros aeroplanos no tienen todavía una canción

Es preciso que canten nuestros aviones

Como flautas vueltas hacia el futuro

 

Hoy es el nudo del cielo

Mañana será viejo también

Y tal vez cantará para morir

 

Ya no hay nuevos sonidos

Todas las almas se van

 

Mi alma como Ulises es lenta en regresar

 

 

 

Poema funerario

A Guillaume Apollinaire

 

El pájaro de lujo ha mudado de estrella

Aparejad bajo la tempestad de las lágrimas

Vuestro ataúd a vela

Donde se aleja el instrumento del encanto

 

En las vegetaciones de los recuerdos

Las horas en torno de nosotros hacen sus viajes

 

Va rápido

Va rápido impulsado por los suspiros

El mar está cargado de naufragios

Y yo he alfombrado el mar para su paso

 

Así es el viaje primordial y sin pasaje

El viaje instructivo y secreto

En los corredores del viento

 

Las nubes se apartan para que él pueda pasar

Y las estrellas se encienden para mostrar el camino

 

Qué buscas en los bolsillos de tu chaqueta

Has perdido la llave

 

En medio de ese zumbido celeste

Vuelves a encontrar en todas partes tus horas envejecidas

 

El viento es negro y hay estalactitas en mi voz

Dime Guillermo

Has perdido la llave del infinito

 

Una estrella impaciente iba a decir que hace frío

 

La lluvia aguzada comienza a coser la noche

 

 

 

La marinera

 

Marinero que conduce las olas al puerto del estío

A cada paso del calor la luna nos da palmadas

Y el mar se deshace

Agitado por el viento de los pescadores que silban

 

El mar está verde de tanta esperanza ahogada

 

Los barcos arrastran las olas hasta subir al cielo

Quieren cargar la aurora eventual

Como los escarpines ellos aman el horizonte

El mar es arco tenso para la canción y la flecha

Camino de la paloma postal

 

Mi ojo más que un navío divaga

Por más que yo sea el marino preciso

Qué queréis

 

El mar muda de olas

El camaleón de color

Y el reloj de hora

 

Pero el océano transitorio en escala sin tapiz

En el fondo cambia tan poco como el carbón de las minas

Y lo amo como a una botella o a un bouquet bruñido

A la sombra de su faro que muerde las olas en sordina

 

El océano el océano el faro y la harina

Llora mi hermoso marino sobre la marina

 

El océano el océano

He aquí mi único sombrero

 

Festoneada de barcos

Destrozada en las playas

Mi bandera natural está agujereada de naufragios

 

 

 

Ya vas Hatchou

 

Como un aire de música he estado en todas partes y en ninguna

He visto el amor y el caballo antiguo

 

Las olas del mar muriendo de peste

El tren la vida el llanto que resuelve su teorema

 

Y anidado en una nube que viajaba hacia el este

Un pájaro que cantaba olvidado de sí mismo

 

En el fondo yo te amo

Eres más pálida que la hora y haces la leyenda

Tus párpados es la única cosa que se vuela

Y eres mucho más hermosa que volver desde el polo

 

Durante la noche

Tu corazón luce

 

Sólo tú vives

Afuera es el fin del mundo y del violoncelo

Una lágrima tiembla al borde del cielo

 

La tierra se aleja y se desinfla

Tal como tus ojos y tu rostro

 

La pieza se ha vaciado por la cerradura

 

 

 

Poema

 

Coloniza el dolor con tu voz

Niña de mar sin cuidados alterna

Duerme a la sombra de mi flauta y de mis dedos

 

Mira bien mi corazón es una linterna

Y mis plegarias suben como el árbol en escalera interna

 

Te digo que eres bella

Como un cuarto de hotel

 

Tú buscas la escala de cuerda y el violín civil

Aquí bajo la eglantina

Y la corona de espinas

Dime siempre que adoras mis pestañas

 

Si fuese arroyo o más bien turista

Me amaríais todos como se ama a los artistas

Pero yo detesto el invierno y las sábanas del ojo

Y tu estrella pequeña que gira a maravilla

 

Amo la alondra y la paciencia

El lecho a vela para el viaje sin sueño

Cuando las olas roen la noche precisa

Y la cabeza asciende y el globo estalla

Bajo el papel de luna que se aleja y se desliza

Buscando las palabras que cuelgan del cielo

 

Traducción de Teófilo Cid

De Tout- à- coup, 1925

3

 

Me alejo en silencio como una cinta de seda

Paseante de arroyos

Todos los días me ahogo

En medio de plantaciones de plegarias

Las catedrales de mis ternuras cantan a la noche bajo el agua

Y esos cantos forman las islas del mar

 

Soy el paseante

El paseante que se parece a las cuatro estaciones

El bello pájaro navegante

Era como un reloj envuelto en algodón

Antes de volar me ha dicho tu nombre

 

El horizonte colonial está cubierto todo de cortinajes

Vamos a dormir bajo el árbol parecido a la lluvia

  

 

4

 

Nunca has conocido el árbol de la ternura de donde extraía mi esencia

Brota de cada piso sin preferencia

En medio de una discusión de pianos

Y es tan hermoso como sesenta metros de agua

 

Los ojos de circunstancia

Miran el tiempo agujereado

A pistoletazos

 

Pero si no hay oídos

Nuestros ojos sin embargo son botellas

Vaciadas en cada mirada

Por la noche guardemos los ojos en mi hangar

Malestar de instrumento escuchad su consejo

El arco desliza desliza en las escalas del sueño

Malestar melodía

Busca bien bajo las sillas

Busca bien bajo los puentes

Hay trozos de alma aserrados por mi violín

 

 

7

 

Eres solamente lagarto o luz cultivada

Tienes el sabor de un buen consejo

Y una larga barba como la electricidad

 

Cuando tu alma vuelve a subir a los oídos

A mirar al exterior como un pescado amado

Produces un buen efecto

 

Nuestra reina es una maravilla

Tiene más prestigio que los sonetos

Come miel y bebe leche

Miel de silencio en las canastas

Tejidas por las miradas de los paseantes del muelle

Cantad la miel poetas cantad

La miel que ha hecho célebres a las abejas

  

 

18

 

Heme aquí al borde del espacio y lejos de las circunstancias

Me voy tiernamente como una luz

 

Hacia el camino de las apariencias

Volveré a sentarme en las rodillas de mi padre

Una hermosa primavera refrescada por el silencio de las alas

Cuando los peces destrozan el telón del mar

Y el vacío se infla como una mirada virtual

 

Volveré sobre las aguas del cielo

 

Me gusta viajar como el barco del ojo

Que va y viene en cada pestañeo

Seis veces he tocado ya el umbral

Del infinito que cierra el viento

 

Nada en la vida

Sino un grito de antesala

Nerviosas oceánicas qué desgracia nos persigue

En la cuna de las flores impacientes

Se encuentran las emociones en ritmo definido

  

 

26

 

Mira el arcoíris y el acróbata

El acróbata que salta en el vértigo de las palabras

Es hermoso como un ángel que se aclimata

Tomará las costumbres de mis pájaros

 

Mira el cristal que brota en flor deslumbrante

Mira la colmena hirviente de mi cerebro

El arcoíris honorable en tejidos de bandera

 

El arcoíris derrama su música antagonista

Sobre el río que divide la noche

Mira esa luna extra para los turistas

 

La bella música sentimental

Y la paloma rotativa que ensancha el espacio

Siempre igual

 

Mira al médium nervioso de la luz

Conduciendo los senderos que pierden la esperanza

Mira el horizonte que se cierra tras los misioneros

 

Mira tu mirada

Y el fondo de tu corazón donde se hace un poco tarde

Tú sabes

Yo vuelo a ras de tierra cuando va a llover

 

 

30

 

Señora hay demasiados pájaros

En vuestro piano

Que atrae al otoño sobre una selva

Espesa de nervios palpitantes y libélulas

 

Los árboles en arpegios insospechados

A veces pierden la orientación del globo

 

Señora lo soporto todo. Sin cloroformo

Desciendo al fondo del alba

El ruiseñor rey de septiembre me informa

Que la noche se deja caer entre la lluvia

Burlando la vigilancia de vuestras miradas

Y que una voz canta lejos de la vida

Para sostener el espacio desclavado

El espacio tan lleno de estrellas que se va a caer

 

Señora a las diez huele a tabaco de artista

Amáis el nadir a cuerpo de pájaro

Sois un fenómeno ligero

Me voy solitario hacia el ocaso de los turistas

Es mucho más bello

 

Traducción de Teófilo Cid

 

 

De Altazor, 1931

Prefacio

 

Nací a los treinta y tres años, el día de la muerte de Cristo; nací en el Equinoccio, bajo las hortensias y los aeroplanos del calor.
Tenía yo un profundo mirar de pichón, de túnel y de automóvil sentimental.
Lanzaba suspiros de acróbata.
Mi padre era ciego y sus manos eran más admirables que la noche.
Amo la noche, sombrero de todos los días.
La noche, la noche del día, del día al día siguiente.
Mi madre hablaba como la aurora y como los dirigibles que van a caer. Tenía cabellos color de bandera y ojos llenos de navíos lejanos.
Una tarde cogí mi paracaídas y dije: «Entre una estrella y dos golondrinas». He aquí la muerte que se acerca como la tierra al globo que cae.
Mi madre bordaba lágrimas desiertas en los primeros arcoíris.
Y ahora mi paracaídas cae de sueño en sueño por los espacios de la muerte.
El primer día encontré un pájaro desconocido que me dijo: «Si yo fuera dromedario no tendría sed. ¿Qué hora es?» Bebió las gotas de rocío de mis cabellos, me  lanzó tres miradas y media y se alejó diciendo: «Adiós», con su pañuelo soberbio.
Hacia las dos, aquel día, encontré un precioso aeroplano, lleno de escamas y caracoles. Buscaba un rincón del cielo donde guarecerse de la lluvia.
Allá lejos, todos los barcos anclados, en la tinta de la aurora. De pronto, comenzaron a desprenderse, uno a uno, arrastrando como pabellón jirones de aurora incontestable.
Junto con marcharse los últimos, la aurora desapareció tras algunas olas desmesuradamente infladas.
Entonces oí hablar al Creador, sin nombre, que es un simple hueco en el vacío, hermoso como un ombligo.
«Hice un gran ruido y este ruido formó el océano y las olas del océano».
Este ruido irá siempre pegado a las olas del mar y las olas del mar irán siempre pegadas a él, como los sellos en las tarjetas postales.
Después tejí un largo bramante de rayos luminosos para coser los días uno a uno; los días que tienen un oriente legítimo o reconstituido, pero indiscutible.
Después tracé la geografía de la tierra y las líneas de la mano.
Después bebí un poco de coñac (a causa de la hidrografía).
Después creé la boca y los labios de la boca, para aprisionar las sonrisas equívocas, y los dientes de la boca, para violar las groserías que nos vienen a la boca.
«Creé la lengua de la boca que los hombres desviaron de su rol, haciéndola aprender a hablar… a ella, ella, la bella nadadora, desviada para siempre de su rol acuático y puramente acariciador».
Mi paracaídas empezó a caer vertiginosamente. Tal es la fuerza de atracción de la muerte y del sepulcro abierto.
Podéis creerlo, la tumba tiene más poder que los ojos de la amada. La tumba abierta con todos sus imanes. Y esto te lo digo a ti, a ti que cuando sonríes haces pensar en el comienzo del mundo.
Mi paracaídas se enredó con una estrella apagada que seguía su órbita concienzudamente, como si ignorara la inutilidad de sus esfuerzos.
Y aprovechando este reposo bien ganado, comencé a llenar con profundos pensamientos las casillas de mi tablero:
«Los verdaderos poemas son incendios. La poesía se propaga por todas partes, iluminando sus consumaciones con estremecimientos de placer o de agonía».
«Se debe escribir en una lengua que no sea materna».
«Los cuatro puntos cardinales son tres; el sur y el norte».
«Un poema es una cosa que será».
«Un poema es una cosa que nunca es, pero que debiera ser».
«Un poema es una cosa que nunca ha sido, que nunca podrá ser».
«Huye del sublime externo si no quieres morir aplastado por el viento».
«Si yo no hiciera al menos una locura por año, me volvería loco».
Tomo mi paracaídas, y del borde de mi estrella en marcha me lanzo a la atmósfera del último suspiro.
Ruedo interminablemente sobre las rocas de los sueños, ruedo entre las nubes de la muerte.
Encuentro a la Virgen sentada en una rosa, y me dice:
«Mira mis manos: son transparentes como las bombillas eléctricas. ¿Ves los filamentos de donde corre la sangre de mi luz intacta?»
«Mira mi aureola. Tiene algunas saltaduras, lo que prueba mi ancianidad».
«Soy la Virgen, la Virgen sin mancha de tinta humana, la única que no lo sea a medias, y soy la capitana de las otras once mil que estaban en verdad demasiado restauradas».
«Hablo una lengua que llena los corazones según la ley de las nubes comunicantes». «Digo siempre adiós, y me quedo».
«Ámame, hijo mío, pues adoro tu poesía y te enseñaré proezas aéreas».
«Tengo tanta necesidad de ternura, besa mis cabellos, los he lavado esta mañana en las nubes del alba y ahora quiero dormirme sobre el colchón de la neblina
intermitente».
«Mis miradas son un alambre en el horizonte para el descanso de las golondrinas. «Ámame».
Me puse de rodillas en el espacio circular y la Virgen se elevó y vino a sentarse en mi paracaídas.
Me dormí y recité entonces mis más hermosos poemas.
Las llamas de mi poesía secaron los cabellos de la Virgen, que me dijo gracias y se alejó, sentada sobre su rosa blanca.
Y heme aquí, solo, como el pequeño huérfano de los naufragios anónimos.
Ah, qué hermoso… qué hermoso.
Veo las montañas, los ríos, las selvas, el mar, los barcos, las flores y los caracoles. Veo la noche y el día y el eje en que se juntan.
Ah, ah, soy Altazor, el gran poeta, sin caballo que coma alpiste, ni caliente su garganta con claro de luna, sino con mi pequeño paracaídas como un quitasol sobre los planetas.
De cada gota del sudor de mi frente hice nacer astros, que os dejo la tarea de bautizar como a botellas de vino.
Lo veo todo, tengo mi cerebro forjado en lenguas de profeta.
La montaña es el suspiro de Dios, ascendiendo en termómetro hinchado hasta tocar los pies de la amada.
Aquel que todo lo ha visto, que conoce todos los secretos sin ser Walt Whitman, pues jamás he tenido una barba blanca como las bellas enfermeras y los arroyos helados.
Aquel que oye durante la noche los martillos de los monederos falsos, que son solamente astrónomos activos.
Aquel que bebe el vaso caliente de la sabiduría después del diluvio obedeciendo a las palomas y que conoce la ruta de la fatiga, la estela hirviente que dejan los barcos.
Aquel que conoce los almacenes de recuerdos y de bellas estaciones olvidadas.
Él, el pastor de aeroplanos, el conductor de las noches extraviadas y de los ponientes amaestrados hacia los polos únicos.
Su queja es semejante a una red parpadeante de aerolitos sin testigo.
El día se levanta en su corazón y él baja los párpados para hacer la noche del reposo agrícola.
Lava sus manos en la mirada de Dios, y peina su cabellera como la luz y la cosecha de esas flacas espigas de la lluvia satisfecha.
Los gritos se alejan como un rebaño sobre las lomas cuando las estrellas duermen después de una noche de trabajo continuo.
El hermoso cazador frente al bebedero celeste para los pájaros sin corazón.
Sé triste tal cual las gacelas ante el infinito y los meteoros, tal cual los desiertos sin mirajes.
Hasta la llegada de una boca hinchada de besos para la vendimia del destierro.
Sé triste, pues ella te espera en un rincón de este año que pasa.
Está quizá al extremo de tu canción próxima y será bella como la cascada en libertad y rica como la línea ecuatorial.
Sé triste, más triste que la rosa, la bella jaula de nuestras miradas y de las abejas sin experiencia.
La vida es un viaje en paracaídas y no lo que tú quieres creer.
Vamos cayendo, cayendo de nuestro cenit a nuestro nadir, y dejamos el aire manchado de sangre para que se envenenen los que vengan mañana a respirarlo.
Adentro de ti mismo, fuera de ti mismo, caerás del cenit al nadir porque ése es tu destino, tu miserable destino. Y mientras de más alto caigas, más alto será el rebote, más larga tu duración en la memoria de la piedra.
Hemos saltado del vientre de nuestra madre o del borde de una estrella y vamos cayendo.
Ah mi paracaídas, la única rosa perfumada de la atmósfera, la rosa de la muerte, despeñada entre los astros de la muerte.
¿Habéis oído? Ése es el ruido siniestro de los pechos cerrados.
Abre la puerta de tu alma y sal a respirar al lado afuera. Puedes abrir con un suspiro la puerta que haya cerrado el huracán.
Hombre, he ahí tu paracaídas, maravilloso como el vértigo.
Poeta, he ahí tu paracaídas, maravilloso como el imán del abismo.
Mago, he ahí tu paracaídas que una palabra tuya puede convertir en un parasubidas maravilloso como el relámpago que quisiera cegar al creador.
¿Qué esperas?
Mas he ahí el secreto del Tenebroso que olvidó sonreír.
Y el paracaídas aguarda amarrado a la puerta como el caballo de la fuga interminable.

 

 

Canto II

 

Mujer el mundo está amueblado por tus ojos
Se hace más alto el cielo en tu presencia
La tierra se prolonga de rosa en rosa
Y el aire se prolonga de paloma en paloma

Al irte dejas una estrella en tu sitio
Dejas caer tus luces como el barco que pasa
Mientras te sigue mi canto embrujado
Como una serpiente fiel y melancólica
Y tú vuelves la cabeza detrás de algún astro

¿Qué combate se libra en el espacio?
Esas lanzas de luz entre planetas
Reflejo de armaduras despiadadas
¿Qué estrella sanguinaria no quiere ceder el paso?

En dónde estás triste noctámbula
Dadora de infinito
Que pasea en el bosque de los sueños

Heme aquí perdido entre mares desiertos
Solo como la pluma que se cae de un pájaro en la noche
Heme aquí en una torre de frío
Abrigado del recuerdo de tus labios marítimos
Del recuerdo de tus complacencias y de tu cabellera
Luminosa y desatada como los ríos de montaña
¿Irías a ser ciega que Dios te dio esas manos?
Te pregunto otra vez

El arco de tus cejas tendido para las armas de los ojos
Te hablan por mí las olas de pájaros sin cielo
Te habla por mí el color de los paisajes sin viento
Te habla por mí el rebaño de ovejas taciturnas
Dormido en tu memoria
Te habla por mí el arroyo descubierto
La hierba sobreviviente atada a la aventura
Aventura de luz y sangre de horizonte
Sin más abrigo que una flor que se apaga
Si hay un poco de viento

Las llanuras se pierden bajo tu gracia frágil
Se pierde el mundo bajo tu andar visible
Pues todo es artificio cuando tú te presentas
Con tu luz peligrosa
Inocente armonía sin fatiga ni olvido
Elemento de lágrima que rueda hacia adentro
Construido de miedo altivo y de silencio
Haces dudar al tiempo
Y al cielo con instintos de infinito
Lejos de ti todo es mortal
Lanzas la agonía por la tierra humillada de noches
Sólo lo que piensa en ti tiene sabor a eternidad

He aquí tu estrella que pasa
Con tu respiración de fatigas lejanas
Con tus gestos y tu modo de andar
Con el espacio magnetizado que te saluda
Que nos separa con leguas de noche

Sin embargo te advierto que estamos cosidos
A la misma estrella
Estamos cosidos por la misma música tendida
De uno a otro
Por la misma sombra gigante agitada como árbol
Seamos ese pedazo de cielo
Ese trozo en que pasa la aventura misteriosa
La aventura del planeta que estalla en pétalos de sueño

En vano tratarías de evadirte de mi voz
Y de saltar los muros de mis alabanzas
Estamos cosidos por la misma estrella
Estás atada al ruiseñor de las lunas
Que tiene un ritual sagrado en la garganta
Qué me importan los signos de la noche
Y la raíz y el eco funerario que tengan en mi pecho
Qué me importa el enigma luminoso
Los emblemas que alumbran el azar
Y esas islas que viajan por el caos sin destino a mis ojos
Qué me importa ese miedo de flor en el vacío
Qué me importa el nombre de la nada
El nombre del desierto infinito
O de la voluntad o del azar que representan
Y si en ese desierto cada estrella es un deseo de oasis
O banderas de presagio y de muerte

Tengo una atmósfera propia en tu aliento
La fabulosa seguridad de tu mirada con sus constelaciones íntimas
Con su propio lenguaje de semilla
Tu frente luminosa como un anillo de Dios
Más firme que todo en la flora del cielo
Sin torbellinos de universo que se encabrita
Como un caballo a causa de su sombra en el aire

Te pregunto otra vez
¿Irías a ser muda que Dios te dio esos ojos?

Tengo esa voz tuya para toda defensa
Esa voz que sale de ti en latidos de corazón
Esa voz en que cae la eternidad
Y se rompe en pedazos de esferas fosforescentes
¿Qué sería la vida si no hubieras nacido?
Un cometa sin manto muriéndose de frío

Te hallé como una lágrima en un libro olvidado
Con tu nombre sensible desde antes en mi pecho
Tu nombre hecho del ruido de palomas que se vuelan

Traes en ti el recuerdo de otras vidas más altas
De un Dios encontrado en alguna parte
Y al fondo de ti misma recuerdas que eras tú
El pájaro de antaño en la clave del poeta

Sueño en un sueño sumergido
La cabellera que se ata hace el día
La cabellera al desatarse hace la noche
La vida se contempla en el olvido
Sólo viven tus ojos en el mundo
El único sistema planetario sin fatiga
Serena piel anclada en las alturas
Ajena a toda red y estratagema
En su fuerza de luz ensimismada
Detrás de ti la vida siente miedo
Porque eres la profundidad de toda cosa
El mundo deviene majestuoso cuando pasas
Se oyen caer lágrimas del cielo
Y borras en el alma adormecida
La amargura de ser vivo
Se hace liviano el orbe en las espaldas

Mi alegría es oír el ruido del viento en tus cabellos
(Reconozco ese ruido desde lejos)
Cuando las barcas zozobran y el río arrastra troncos de árbol
Eres una lámpara de carne en la tormenta
Con los cabellos a todo viento
Tus cabellos donde el sol va a buscar sus mejores sueños
Mi alegría es mirarte solitaria en el diván del mundo

Como la mano de una princesa soñolienta
Con tus ojos que evocan un piano de olores
Una bebida de paroxismos
Una flor que está dejando de perfumar
Tus ojos hipnotizan la soledad
Como la rueda que sigue girando después de una catástrofe
Mi alegría es mirarte cuando escuchas
Ese rayo de luz que camina hacia el fondo del agua
Y te quedas suspensa largo rato
Tantas estrellas pasadas por el harnero del mar
Nada tiene entonces semejante emoción
Ni un mástil pidiendo viento
Ni un aeroplano ciego palpando el infinito
Ni la paloma demacrada dormida sobre un lamento
Ni el arcoíris con las alas selladas
Más bello que la parábola de un verso
La parábola tendida en puente nocturno de alma a alma

Nacida en todos los sitios donde pongo los ojos
Con la cabeza levantada
Y todo el cabello al viento
Eres más hermosa que el relincho de un potro en la montaña
Que la sirena de un barco que deja escapar toda su alma
Que un faro en la neblina buscando a quien salvar
Eres más hermosa que la golondrina atravesada por el viento
Eres el ruido del mar en verano
Eres el ruido de una calle populosa llena de admiración

Mi gloria está en tus ojos
Vestida del lujo de tus ojos y de su brillo interno
Estoy sentado en el rincón más sensible de tu mirada
Bajo el silencio estético de inmóviles pestañas
Viene saliendo un augurio del fondo de tus ojos
Y un viento de océano ondula tus pupilas

Nada se compara a esa leyenda de semillas que deja tu presencia
A esa voz que busca un astro muerto que volver a la vida
Tu voz hace un imperio en el espacio
Y esa mano que se levanta en ti como si fuera a colgar soles en el aire
Y ese mirar que escribe mundos en el infinito
Y esa cabeza que se dobla para escuchar un murmullo en la eternidad
Y ese pie que es la fiesta de los caminos encadenados
Y esos párpados donde vienen a vararse las centellas del éter
Y ese beso que hincha la proa de tus labios
Y esa sonrisa como un estandarte al frente de tu vida
Y ese secreto que dirige las mareas de tu pecho
Dormido a la sombra de tus senos

Si tú murieras
Las estrellas a pesar de su lámpara encendida
Perderían el camino
¿Qué sería del universo?

 

De Temblor de cielo, 1931

(Fragmentos)

 

Ante todo hay que saber cuántas veces debemos abandonar nuestra novia y huir de sexo en sexo hasta el fin de la tierra.

Allí, en donde el vacío pasa su arco de violín sobre el horizonte y el hombre se transforma en pájaro y el ángel, en piedra preciosa.

El padre eterno está fabricando tinieblas en su laboratorio y trabaja para volver sordos a los ciegos. Tiene un ojo en la mano y no sabe a quién ponérselo. Y en un bocal tiene una oreja en cópula con otro ojo.

Estamos lejos, en el fin de los fines, en donde un hombre, colgando por los pies de una estrella, se balancea en el espacio con la cabeza hacia abajo. El viento que dobla los árboles, agita sus cabellos dulcemente.

Los arroyos voladores se posan en las selvas nuevas, donde los pájaros maldicen el amanecer de tanta flor inútil. Con cuánta razón ellos insultan las palpitaciones de esas cosas oscuras.

Si se tratara solamente de degollar al capitán de las flores y hacerle sangrar el corazón del sentimiento superfluo, el corazón lleno de secretos y trozos de universo.

La boca de un hombre amado sobre un tambor.

Los senos de la niña inolvidable, clavados en el mismo árbol donde los picotean los ruiseñores.

Y la estatua del héroe en el polo.

Destruirlo todo, todo, a bala y cuchillo.

Los ídolos se baten bajo el agua.

-Isolda, Isolda. Cuántos kilómetros nos separan, cuántos sexos entre tú y yo.

Tú sabes bien que Dios arranca los ojos de las flores, pues su manía es la ceguera.

Y transforma el espíritu en un paquete de plumas y transforma las noches sentadas sobre rosas en serpientes de pianola, en serpientes hermanas de la flauta, de la misma flauta que se besa en las noches de nieve y que las llama desde lejos.

Pero tú no sabes la razón de que el mirlo despedaza el árbol entre sus dedos sangrientos.

Y este es el misterio.

Cuarenta días y cuarenta noches trepando de rama en rama como en el diluvio. Cuarenta días y cuarenta noches de misterios entre rocas y pinachos.

Yo podría caerme de destino en destino, pero siempre guardaré el recuerdo del cielo.

¿Conoces las visiones de la altura? ¿Has visto el corazón de la luz? Yo me convierto a veces en una selva inmensa y recorro los mundos como un ejército.

Mira la entrada de los ríos.

El mar puede apenas ser mi teatro en ciertas tardes.

La calle de los sueños tiene un ombligo inmenso de donde asoma una botella. Adentro de la botella hay un obispo muerto que cambia de colores cada vez que se mueve la botella.

Hay cuatro velas que se encienden y se apagan siguiendo un turno sucesivo. A veces un relámpago nos hace ver en el cielo una mujer desesperanzada que viene cayendo hace ciento cuarenta años.

El cielo esconde su misterio.

En todas las escalas se supone un asesino escondido. Los cantores cardíacos mueren sólo de pensar en ello. Así, las mariposas enfermizas volverán a su estado de gusanos, del cual no debían haber salido nunca. El oído recaerá en infancia y se llenará de ecos marinos y de esas algas que flotan en los ojos de ciertos pájaros.

Solamente Isolda conoce el misterio. Pero ella recorre el arcoíris con sus dedos temblorosos en busca de un sonido especial.

Y si un mirlo le picotea un ojo, ella le deja beber toda el agua que quiera con la misma sonrisa que atrae los rebaños de búfalos.

 

*

 

Cuántas cosas han muerto adentro de nosotros. Cuánta muerte llevamos en nosotros. ¿Por qué aferrarnos a nuestros muertos? ¿Por qué empeñarnos en resucitar nuestros muertos? Ellos nos impiden ver la idea que nace. Tenemos miedo a la nueva luz que se presenta, a la que no estamos habituados todavía como a nuestros muertos inmóviles y sin sorpresa peligrosa. Hay que dejar lo muerto por lo que vive.

-Isolda, entierra todos tus muertos.

Piensa, recuerda, olvida. Que tu recuerdo olvide sus recuerdos, que tu olvido recuerde sus olvidos. Cuida de no morir antes de tu muerte.

Como dar un poco de grandeza a esta bestia actual que solo dobla sus rodillas de cansancio a estas altas horas en que la luna llega volando y se coloca al frente.

Y, sin embargo, vivimos esperando un azar, la formación de un signo sideral en ese expiatorio más allá, en donde no alcanza a llegar ni el sonido de nuestras campanas.

Así, esperando el gran azar.

Que el polo norte se desprenda como el sombrero que saluda.

Que surja el continente que estamos aguardando desde hace tantos años, aquí sentados detrás de las rejas del horizonte.

Que pase corriendo el asesino disparando balazos sin control a sus perseguidores.

Que se sepa por qué nació aquella niña y no el niño prometido por los sueños y anunciado tantas veces.

Que se vea el cadáver que bosteza y se estira debajo de la tierra.

Que se vea pasar el fantasma glorioso entre las arboledas del cielo.

Que de repente se detengan todos los ríos a una voz de mando.

Que el cielo cambie de lugar.

Que los mares se amontonen en una gran pirámide más alta que todas las babeles soñadas por la ambición.

Que sople un viento desesperado y apague las estrellas.

Que un dedo luminoso escriba una palabra en el cielo de la noche.

Que se derrumbe la casa de enfrente.

Para esto vivimos, puedes creerme, para esto vivimos y no para otra cosa. Para esto tenemos voz y para esto una red en la voz.

Y para esto tenemos ese correr angustiado adentro de las venas y ese galope de animal herido en el pecho.

 

*

 

Dos palabras aún, amigos míos, antes de terminar. Vanas son nuestras luchas y nuestras discusiones, vana la fosforescencia de nuestras espadas y de nuestras palabras. Sólo el ataúd tiene razón. La victoria es del cementerio. El triunfo solo florece en el sembrado misterioso.

Así fue el discurso que habéis llamado macabro sin razón alguna, el bello discurso del presentador de la nada.

Pasad. Seguid vuestro camino como yo sigo ahora.

Soy demasiado lento para morir.

Sin embargo, Isolda, prepara tus lágrimas. Lejana, enternecida como un piano de remordimientos, prepara tus mejores lágrimas.

Soy lento para morir. La estatua que pasea sobre el mar y el viento cierra mis párpados en señal de gloria penetrante.

Una montaña ocupa la mitad de mi pecho.

Yo llevo un corazón demasiado grande para vosotros. Vosotros habéis medido vuestras montañas, vosotros sabéis que el Gaurizankar tiene 8.800 metros de altura, pero vosotros no sabéis ni sabrán jamás la altura de mi corazón. Sin embargo, mañana en el fondo de la tierra escucharé vuestros pasos.

¿Quién turbará el silencio? Acallad ese ruido insolente.

Son mis antepasados que bailan sobre mi tumba. Son mis abuelos que tocan a rebato para despertarme. Es el jefe de la tribu que se encuentra solo y llora.

Acallad vuestros gritos inútiles.

Henos al fin dormidos en la carne de la tierra.

Desde entonces vive el cataclismo en las ciudades. Caen las murallas y los techos dejando ver pueblos enteros desnudos en diversas actitudes, las más de las veces implorando misericordia.

Asoman brazos y piernas entre escombros.

Hubo también un derrumbe en el cielo. Cuántos pájaros murieron aplastados.

Días después las gentes se paseaban mirando las ruinas. No quedó una sonrisa en pie. Pasaban los fantasmas con los ojos cubiertos aullando, y un hombre enloquecido saltaba de cabeza con el puñal en la mano buscando a un Dios culpable.

Sudad, esclavos. Levantad las ciudades futuras. Yo entre tanto miro la carrera de las selvas. Yo contemplo el pirata del ocaso y su lento suplicio.

Medid la tierra para saber cuántos milagros caben. Adornad los volcanes, embanderad los barcos, horadad las montañas. Vosotros me diréis mañana cuántos fantasmas se puede enterrar aún con todos sus sueños.

-Despierta, Isolda, antes que venga la revuelta final y tu techo quede acribillado por las balas porque nadie cree en tu verdad.

Será preciso, te digo, que tu gracia se levante entre cadáveres, tu gracia cogida en las ruedas del motín, mientras el fuego lo destruye todo y empieza a lamer el horizonte y a trepar por el cielo.

Se doblan las torres bajo la lluvia ilimitada. Vuelan techos ardiendo.

Todo ha de pasar.

De borde a borde el mundo está en silencio. Pero hay algo que aún nos busca en todas partes.

Arad la tierra para sembrar prodigios. Lanzad escalas por todos los abismos.

Decidme, ¿qué utilidad presenta la esperanza? Se alejan los veleros en su Gólgota interminable, por miedo a la borrasca.

Atrás se queda todo.

La canoa que debe perecer va subiendo la última ola.

El cielo es lento para morir.

¿Oyes clavar el ataúd del cielo?

 

De Ver y palpar, 1941

 

Miradas y recuerdos

 

El mar que los suspiros de los viajeros agita

Corre tras de sus olas barridas por el viento

El infinito busca una gaviota

Para tener un punto de apoyo lógico y blando

 

Cómo haremos

El cielo se suena con las alas que ama

Mientras yo busco al pie de mi poema

Una estrella que cruje

Como la rueda de un coche que se lleva los últimos recuerdos

 

Nada será encontrado

El pozo de las cosas perdidas no se llena jamás

Jamás como la mirada y los ecos

Que se alejan sobre la bruma y sus animales inmensos

 

 

 

 

El paladín sin esperanza

 

Torbellino al galope qué haces desventurado hermano

Aúlla la montaña con dolor de universo

En un vuelo sincero para el salvaje ardiente

Cuando crece la espiga de las constelaciones

En la mirada adivinatoria de la vieja demencia

Que cree en los caminos goteados de silencio

 

Atardecer de nevazón en la mirada estupefacta

Aventura de luz para el abismo prisionero

Con sed de rocío y suerte voluptuosa de volcán

Liberta los leones de tu espíritu como se leva el ancla de los barcos

Cuando el convoy de corazones galopa hacia el naufragio

El naufragio que es la llaga del mar en delirio

En donde sangra eternamente un ebrio abstracto

Soñador de planetas de vidrio

 

Signos hay en las olas de mundo en mundo

El horizonte calcinado se aleja de las playas del tiempo

Sin puerta en sus fronteras sin gesto de dureza

Espanto sin reposo mira abrirse las murallas del cataclismo

Escucha los rumores de tu pecho sepulcro de héroe

Hierática serpiente devorando la esperanza

En vano extiende sus manos de enfermero

Lazos de soledad para el que piensa

 

Qué hacer si la violencia alza la temperatura de los ojos

Como una descarga en la zona del canto

Lejanía sin entrañas

Respeta las palmeras con las manos abiertas

Respeta la actitud de las rocas anticuadas

Respeta a la noche que vuelve después de un largo viaje

Respeta mi pecho donde las olas se pasean

Y el sueño del paisaje que sale de mis ojos

 

 

Ella

 

Ella daba dos pasos hacia adelante

Daba dos pasos hacia atrás

El primer paso decía buenos días señor

El segundo paso decía buenos días señora

Y los otros decían cómo está la familia

Hoy es un día hermoso como una paloma en el cielo

 

Ella llevaba una camisa ardiente

Ella tenía ojos de adormecedora de mares

Ella había escondido un sueño en un armario oscuro

Ella había encontrado un muerto en medio de su cabeza

 

Cuando ella llegaba dejaba una parte más hermosa muy lejos

Cuando ella se iba algo se formaba en el horizonte

para esperarla

 

Sus miradas estaban heridas y sangraban sobre la colina

Tenía los senos abiertos y cantaba las tinieblas de su edad

Era hermosa como un cielo bajo una paloma

Tenía una boca de acero

Y una bandera mortal dibujada entre los labios

Reía como el mar que siente carbones en su vientre

Como el mar cuando la luna se mira ahogarse

Como el mar que ha mordido todas las playas

El mar que desborda y cae en el vacío en los tiempos

de abundancia

Cuando las estrellas arrullan sobre nuestras cabezas

Antes que el viento norte abra sus ojos

Era hermosa en sus horizontes de huesos

Con su camisa ardiente y sus miradas de árbol fatigado

Como el cielo a caballo sobre las palomas

 

 

 

 

Canción de la muervida

 

Mi mano derecha es una golondrina

Mi mano izquierda es un ciprés

Mi cabeza por delante es un señor vivo

Y por detrás es un señor muerto

Los muertos han perdido toda confianza

En los cimientos de nuestras casas y de nuestras lenguas

Y aun de nuestros relojes enrollados en el infinito

Qué podemos decirles

Ellos suben sobre el tejido de la eternidad

Y miran a lo lejos

Atan sólidamente las nubes que están llenas

Tocan la campana del vacío que debe saludar a los siglos

Como un sombrero

Llevan un anillo en cada uno de los cinco sentidos

Y un pájaro en cada cielo

Están desterrados de la tierra y encielados en el cielo

Ellos mondan la corteza de los siglos

Los vivos alargan su ciprés

Para decir buenos días a la golondrina

Se alejan sonrientes hasta el horizonte

Suben cantando hasta el piso de la muerte

Hablan con una lengua adormecida desde mucho tiempo

Son póstumos como los ecos de la flor del trueno

Y lo mismo que los perfumes

Llevan su cuerpo como el tallo de un nenúfar precioso

Y no van más lejos que un tiro de pistola

Cuentan los días con huesos de frutas

Que guardan en jaulas como pájaros

Cuentan las estrellas y les dan nombres amistosos y tibios

Es preciso no confundir los lechos y no equivocarse de plato

Es preciso cantar como un nenúfar precioso

Un pájaro trina para mil orejas anónimas

Una estrella brilla para mil ojos recién nacidos

El pájaro cambia de día con una mirada

La estrella deposita la muerte y sigue su camino

 

 

 

Tenemos un cataclismo adentro

 

Los años suben como ramas a la punta

Suben al cielo y las montañas cruzan las manos a la muerte

Entre campanadas de especie desconocida

Los entierros siguen a ciertos pájaros

En la noche de las flores sonámbulas

Y los brillos hipnóticos llenos de lágrimas

 

Por qué voy tras el viento de los sueños

Que agita mis cabellos rumorosos encima de la noche

Por las rutas solitarias como tristes palabras

No te pude encontrar

Ni siguiendo los rastros de una flor

Y sin embargo estás en algún sitio

Entre tu andar y la muerte

Con una alegría planetaria a flor de ojo

 

Nada recuerdo pero el sentimiento vive

Llevo en la carne los tiempos infantiles

Y los antes de los antes con sus ruidos confusos

Las épocas de los grandes principios

Y de las formaciones en fastasmagorías imprevisibles

Cuando el mar apenas aprendía a hablar

Y los árboles no sabían lo que iban a ser

Y la vida se estrellaba entre las rocas

 

Despiértame y grítame que estoy viviendo en hoy

Sé muy bien que si hubiera comido ciertas hierbas

Sería paloma mensajera

Y podría encontrarte a la sombra de esa flor que es la tarde

Pero el murmullo nada indica

Los barcos han partido hacia sus pájaros

Ya no es tiempo

Esto es lo único seguro entre los huracanes dados vuelta

Ya no es tiempo

La tarde se entierra seguida de sus selvas

 

Algo brilla en el aire

Sobre ese trozo de la tierra donde tú estás durmiendo

En donde las raíces ponen flores y otoños desgarradores

La vida se estrella en la cima de los montes

O no se estrella Para la noche es lo mismo

 

Todo es lo mismo para la noche

Y a veces para mí también

Ah ese cielo sereno con toda su eternidad

Y todo lo que se forma en sus entrañas

Y todo lo que palpita antes del amanecer

Ah la sed de infinito en relación a mi pecho

Desatad el árbol que tiene ansias de espacio

Recoged las velas de los astros cansados

 

Y tú anuncia la vida con tus ojos

Mira que el doble sueño no quiere terminar

Mira que el fantasma pudiera deshacerse

Y yo aún tengo palabras retenidas

Tengo cosas dolientes y cosas que susurran

Mira que las estrellas continuadas

Son como la voz que te canta y quiere ser interminable

 

Pero otros suben otros bajan

Ah cielo lleno de días y de noches

Amigos en dónde estáis amigos

Saliendo de palomas viene la muerte

De El ciudadano del olvido, 1941

 

Irreparable, nada es irreparable

La muerte que no admite que la sigan, la inauguración de la tormenta, la primera sonrisa del viento, todo lo que angustia como la eternidad, todo lo que se rompe en el infinito, la frase huyamos juntos colgando del abismo y rompiendo los puentes tras de sí.

Eso es todo, eso es todo.

Y luego una mirada partida en dos y un hombre entre la vida y la muerte, porque nadie comprende, deja caer el tiempo por sus largos cabellos, sus cabellos tejidos de melancolía y de recuerdos.

Sus ojos hermosos amargos como el espacio dicen: Nada me importa, nada deseo, todo lo he visto, todo lo he vivido.

Horror.

Viejos astros de las admiraciones, plantas de los encantos que salían de su boca y perfumaban los destinos, espirales de vértigo de sus besos pesados de naufragios… y gritar de repente desde la última cumbre: ADIÓS.

Y entonces alejarse envuelto en una capa de huracanes. Huir del pensamiento, dejar atrás la agitación limitada de los hombres y esconderse en la guarida de los pájaros del silencio, allí donde sólo reinan los mil reflejos de la soledad.

Huir de sí mismo y de las trampas que nos tienden nuestras propias alas, saltar al vacío del más avanzado promontorio de las quimeras.

Huir. Desenredarse de sus arterias y huir de sí mismo, huir de sus huesos.

En el postrer aliento queda una palabra por nacer enterrada ya en sus ilusiones, dejando apenas una estela de suspiros, y en la última lágrima hay un ángel que se ahoga sin ni siquiera pedir socorro.

No he sido avaro de mi vida, ni fui avaro de mis naves de lumbres. No he regateado las descargas de mi corazón, ni la electricidad de mis pupilas.

Comprendido habría sido muy otro. Pero no pudo ser, acaso no debió ser.

Mi avión aterrizó siempre sobre los arrecifes donde aguardaban las manos temblorosas tendidas a la angustia y puedo decir, magnífico de orgullo, que muchas veces bajé cargado de ilusiones de Pascua y vacié mis sacos de luz en las faldas de los niños encanecidos de desaliento.

Ahora soy un fantasma de invierno parado en la puerta de los siglos y puedo volverme y gritar antes de pasar el umbral: Ninguno de vosotros ha tenido una vida más bella, ni un cielo más hinchado de estrellas, ni tantas auroras de entusiasmo vertidas por los dioses. Ningún labio conoció más palabras divinas de fiebre, ningún oído escuchó tales temblores de delirio.

Ahora soy un fantasma de nieve, un sembrador de escarcha. Pero volveré trayendo en la frente el sudor de las nubes. Prosternaos vosotros los que no habéis pisado jamás el horizonte.

Ahora soy el fantasma que huye vestido de grandeza y de dolor.

¿Pero mañana?

El mañana es mío. Será mío otra vez como el destino inapelable de la luz, como el terciopelo de los besos que miden la eternidad.

Y un día habrá un pañuelo entre dos estrellas y será el adiós definitivo.

Entonces dirán: Llevaba en sus ojos la piedra filosofal, y muchos viajeros reconocerán otra vez las huellas pesadas bajo el fardo de los tesoros astrales.

Y volverá a dar vueltas el anillo del caos… Cumple, cumple tus destinos y los impulsos de las leyes de atracción. Sigue la voluntad celeste y deja alejarse las mariposas y los barcos como canastos de luz hacia los faros del desastre.

  

 

Rincones sordos

El mundo se detiene a medio camino
Con su cielo prendido en las montañas
Y el alba en ciertas flores que yo conozco

Esconde en tus cabellos los secretos de la noche
Esconde las mentiras en tu alma de alegres sombras
Esconde tus alas bajo tus besos
Esconde el collar de suspiros en torno a tus senos
Esconde la barca de tu lengua en las fuentes de la sed
En el puerto de la boca amarrada
Esconde la luz a la sombra
Las lágrimas al abrigo del viento que va a soplar
Porque tiene derecho a la vida
Como yo lo tengo a la más alta cumbre
Y al abismo que ha caído tan bajo

Esconde las caídas del sueño
Esconde los colores al fondo de los ojos
Esconde el mar detrás del cielo
Y vuelve a subir a la superficie
Para ser tú mismo al sol de los destinos
A flor de mano como el ciego olvidado

Esconde los suspiros en su estuche
Esconde las palabras en su fruto
Y llora tu vida en el hastío de las cosas

 

 

Para llorar

Es para llorar que buscamos nuestros ojos
Para sostener nuestras lágrimas allá arriba
En sus sobres nutridos de nuestros fantasmas

Es para llorar que apuntamos los fusiles sobre el día
Y sobre nuestra memoria de carne
Es para llorar que apreciamos nuestros huesos
y a la muerte sentada junto a la novia
Escondemos nuestra voz de todas las noches
Porque acarreamos la desgracia
Escondemos nuestras miradas bajo las alas de las piedras
Respiramos más suavemente que el cielo en el molino
Tenemos miedo

Nuestro cuerpo cruje en el silencio
Como el esqueleto en el aniversario de su muerte
Es para llorar que buscamos palabras en el corazón
En el fondo del viento que hincha nuestro pecho
En el milagro del viento lleno de nuestras palabras

La muerte está atornillada a la vida
Los astros se alejan en el infinito y los barcos en el mar
Las voces se alejan en el aire vuelto hacia la nada
Los rostros se alejan entre los pinos de la memoria
Y cuando el vacío está vacío bajo el aspecto irreparable
El viento abre los ojos de los ciegos
Es para llorar para llorar

Nadie comprende nuestros signos y gestos de largas raíces
Nadie comprende la paloma encerrada en nuestras palabras
Paloma de nube y de noche
De nube en nube y de noche en noche
Esperamos en la puerta el regreso de un suspiro
Miramos ese hueco en el aire en que se mueven los que aún no han nacido

Ese hueco en que quedaron las miradas de los ciegos estatuarios
Es para poder llorar es para poder llorar
Porque las lágrimas deben llover sobre las mejillas de la tarde

Es para llorar que la vida es tan corta
Es para llorar que la vida es tan larga

El alma salta de nuestro cuerpo
Bebemos en la fuente que hace ver los ojos ausentes
La noche llega con sus corderos y sus selvas intraducibles
La noche llega a paso de montaña
Sobre el piano donde el árbol brota
Con sus mercancías y sus signos amargos
Con sus misterios que quisiera enterrar en el cielo
La ciudad cae en el saco de la noche
Desvestida de gloria y de prodigios
El mar abre y cierra su puerta
Es para llorar para llorar
Porque nuestras lágrimas no deben separarse del buen camino

Es para llorar que buscamos la cuna de la luz
Y la cabellera ardiente de la dicha
Es la noche de la nadadora que sabe transformarse en fantasma
Es para llorar que abandonamos los campos de las simientes
En donde el árbol viejo canta bajo la tempestad como la estatua del mañana

Es para llorar que abrimos la mente a los climas de impaciencia
Y que no apagamos el fuego del cerebro

Es para llorar que la muerte es tan rápida
Es para llorar que la muerte es tan lenta

 

 

Balada de lo que no vuelve

Venía hacia mí por la sonrisa
Por el camino de su gracia
Y cambiaba las horas del día
El cielo de la noche se convertía en el cielo del amanecer
El mar era un árbol frondoso lleno de pájaros
Las flores daban campanadas de alegría
Y mi corazón se ponía a perfumar enloquecido

Van andando los días a lo largo del año
¿En dónde estás?
Me crece la mirada
Se me alargan las manos
En vano la soledad abre sus puertas
Y el silencio se llena de tus pasos de antaño
Me crece el corazón
Se me alargan los ojos
Y quisiera pedir otros ojos
Para ponerlos allí donde terminan los míos
¿En dónde estás ahora?
¿Qué sitio del mundo se está haciendo tibio con tu presencia?
Me crece el corazón como una esponja
O como esos corales que van a formar islas
Es inútil mirar los astros
O interrogar las piedras encanecidas
Es inútil mirar ese árbol que te dijo adiós el último
Y te saludará el primero a tu regreso
Eres sustancia de lejanía
Y no hay remedio
Andan los días en tu busca
A qué seguir por todas partes la huella de sus pasos
El tiempo canta dulcemente

Mientras la herida cierra los párpados para dormirse
Me crece el corazón
Hasta romper sus horizontes
Hasta saltar por encima de los árboles
Y estrellarse en el cielo
La noche sabe qué corazón tiene más amargura

Sigo las flores y me pierdo en el tiempo
De soledad en soledad
Sigo las olas y me pierdo en la noche
De soledad en soledad
Tú has escondido la luz en alguna parte
¿En dónde? ¿En dónde?
Andan los días en tu busca
Los días llagados coronados de espinas
Se caen se levantan
Y van goteando sangre
Te buscan los caminos de la tierra
De soledad en soledad
Me crece terriblemente el corazón
Nada vuelve
Todo es otra cosa
Nada vuelve nada vuelve
Se van las flores y las hierbas
El perfume apenas llega como una campanada de otra provincia

Vienen otras miradas y otras voces
Viene otra agua en el río
Vienen otras hojas de repente en el bosque
Todo es otra cosa
Nada vuelve
Se fueron los caminos
Se fueron los minutos y las horas
Se alejó el río para siempre
Como los cometas que tanto admiramos
Desbordará mi corazón sobre la tierra
Y el universo será mi corazón

 

 

Al oído del tiempo

Tengo grandes sueños que acumulan tesoros en las raíces de los árboles
Tengo ese oficio que hace morir al mar
Voy andando en semejanza de cosa alada
A veces canto porque las lágrimas se hacen demasiado gruesas
El universo viene a picotear en mis manos
Los que no saben lo espantan torpemente

Tengo grandes ansias y vergüenza de todo
Como una hora que se detiene a pedir pan
Como aquel que no puede decir lo que quiere
Enterrado al fondo de su raza

Contemplo de tan alto que todo se hace aire
Contemplo el ojo enorme de la tierra
Qué hacer qué hacer
La luna insomne pasa dulcemente
Un río sin voluntad se extasía en silencio
La luz empapada en sus faroles de puertos angustiados
No sabe tampoco qué decir
Ni el faro que ilumina la vitrinas del mar

El río tiene pena
Y una tal cantidad de ojos extasiados
Que la noche podría equivocarse
Que los árboles podrían hacerse vagabundos
Luego todo se va
Y yo miro la tierra y sus distancias desesperadas
Cuando las olas se hablan entre sí

No hay formas no hay colores
No hay seres al fin en esta luz sin luz
Desaparece la creación y sus augurios
Sus pensamientos sus sensaciones y también sus imágenes
Y hasta sus sueños de substancias prisioneras
La nada luminosa
Ni luminosa ni oscura
La armonía de la nada sin armonía
La nada y el todo sin todo
Para ver esto hay que resucitar dos veces
Para sentirlo hay que morir primero

 

 

De Últimos poemas, 1948

El paso del retorno

A RAQUEL, que me dijo
un día: «Cuando tú te
alejas un solo instante,
el tiempo y yo lloramos».

Yo soy ese que salió hace un año de su tierra
Buscando lejanías de vida y muerte
Su propio corazón y el corazón del mundo
Cuando el viento silbaba entrañas
En un crepúsculo gigante y sin recuerdos

Guiado por mi estrella
Con el pecho vacío
Y los ojos clavados en la altura
Salí hacia mi destino

Oh mis buenos amigos
¿Me habéis reconocido?
He vivido una vida que no puede vivirse
Pero tú Poesía no me has abandonado un solo instante

Oh mis amigos aquí estoy
Vosotros sabéis acaso lo que yo era
Pero nadie sabe lo que soy
El viento me hizo viento
La sombra me hizo sombra
El horizonte me hizo horizonte preparado a todo

La tarde me hizo tarde
Y el alba me hizo alba para cantar de nuevo

Oh poeta esos tremendos ojos
Ese andar de alma de acero y de bondad de mármol
Este es aquel que llegó al final del último camino
Y que vuelve quizás con otro paso
Hago al andar el ruido de la muerte
Y si mis ojos os dicen
Cuánta vida he vivido y cuánta muerte he muerto
Ellos podrían también deciros
Cuánta vida he muerto y cuánta muerte he vivido

¡Oh mis fantasmas! ¡Oh mis queridos espectros!
La noche ha dejado noche en mis cabellos
¿En dónde estuve? ¿Por dónde he andado?
¿Pero era ausencia aquélla o era mayor presencia?

Cuando las piedras oyen mi paso
Sienten una ternura que les ensancha el alma
Se hacen señas furtivas y hablan bajo:
Allí se acerca el buen amigo
El hombre de las distancias
Que viene fatigado de tanta muerte al hombro
De tanta vida en el pecho
Y busca donde pasar la noche

Heme aquí ante vuestros limpios ojos
Heme aquí vestido de lejanías
Atrás quedaron los negros nubarrones
Los años de tinieblas en el antro olvidado
Traigo un alma lavada por el fuego
Vosotros me llamáis sin saber a quién llamáis
Traigo un cristal sin sombra un corazón que no decae
La imagen de la nada y un rostro que sonríe
Traigo un amor muy parecido al universo
La Poesía me despejó el camino
Ya no hay banalidades en mi vida
¿Quién guió mis pasos de modo tan certero?

Mis ojos dicen a aquellos que cayeron
Disparad contra mí vuestros dardos
Vengad en mí vuestras angustias
Vengad en mí vuestros fracasos
Yo soy invulnerable
He tomado mi sitio en el cielo como el silencio

Los siglos de la tierra me caen en los brazos
Yo soy amigos el viajero sin fin
Las alas de la enorme aventura
Batían entre inviernos y veranos
Mirad cómo suben estrellas en mi alma
Desde que he expulsado las serpientes del tiempo oscurecido

¿Cómo podremos entendernos?
Heme aquí de regreso de donde no se vuelve
Compasión de las olas y piedad de los astros
¡Cuánto tiempo perdido! Este es el hombre de las lejanías
El que daba vuelta las páginas de los muertos
Sin tiempo sin espacio sin corazón sin sangre
El que andaba de un lado para otro
Desesperado y solo en las tinieblas
Solo en el vacío
Como un perro que ladra hacia el fondo de un abismo

¡Oh vosotros! ¡Oh mis buenos amigos!
Los que habéis tocado mis manos
¿Qué habéis tocado?
Y vosotros que habéis escuchado mi voz
¿Qué habéis escuchado?
Y los que habéis contemplado mis ojos
¿Qué habéis contemplado?

Lo he perdido todo y todo lo he ganado
Y ni siquiera pido
La parte de la vida que me corresponde
Ni montañas de fuego ni mares cultivados
Es tanto más lo que he ganado que lo que he perdido
Así es el viaje al fin del mundo
Y ésta es la corona de sangre de la gran experiencia
La corona regalo de mi estrella
¿En dónde estuve en dónde estoy?

Los árboles lloran un pájaro canta inconsolable
Decid ¿quién es el muerto?
El viento me solloza
¡Qué inquietudes me has dado!
Algunas flores exclaman
¿Estás vivo aún?
¿Quién es el muerto entonces?
Las aguas gimen tristemente
¿Quién ha muerto en estas tierras?
Ahora sé lo que soy y lo que era
Conozco la distancia que va del hombre a la verdad
Conozco la palabra que aman los muertos
Este es el que ha llorado el mundo el que ha llorado resplandores

Las lágrimas se hinchan se dilatan
Y empiezan a girar sobre su eje
Heme aquí ante vosotros
Cómo podremos entendernos

Cómo saber lo que decimos
Hay tantos muertos que me llaman
Allí donde la tierra pierde su ruido
Allí donde me esperan mis queridos fantasmas
Mis queridos espectros
Miradme os amo tanto pero soy extranjero
¿Quién salió de su tierra
Sin saber el hondor de su aventura?
Al desplegar las alas
Él mismo no sabía qué vuelo era su vuelo

Vuestro tiempo y vuestro espacio
No son mi espacio ni mi tiempo
¿Quién es el extranjero? ¿Reconocéis su andar?
Es el que vuelve con un sabor de eternidad en la garganta
Con un olor de olvido en los cabellos
Con un sonar de venas misteriosas
Es éste que está llorando el universo
Que sobrepasó la muerte y el rumor de la selva secreta
Soy impalpable ahora como ciertas semillas
Que el viento mismo que las lleva no las siente
Oh Poesía nuestro reino empieza

Éste es aquel que durmió muchas veces
Allí donde hay que estar alerta
Donde las rocas prohíben la palabra
Allí donde se confunde la muerte con el canto del mar
Ahora vengo a saber que fui a buscar las llaves
He aquí las llaves
¿Quién las había perdido?
¿Cuánto tiempo ha que se perdieron?
Nadie encontró las llaves perdidas en el tiempo y en las brumas
¡Cuántos siglos perdidas!

Al fondo de las tumbas
Al fondo de los mares
Al fondo del murmullo de los vientos
Al fondo del silencio
He aquí los signos
¡Cuánto tiempo olvidados!
Pero entonces amigo ¿qué vas a decirnos?
¿Quién ha de comprenderte? ¿De dónde vienes?
¿En dónde estabas? ¿En qué alturas en qué profundidades?
Andaba por la Historia del brazo con la muerte

Oh hermano, nada voy a decirte
Cuando hayas tocado lo que nadie puede tocar
Más que el árbol te gustará callar

 

 

 

La poesía es un atentado celeste

 

Yo estoy ausente pero en el fondo de esta ausencia
Hay la espera de mí mismo
Y esta espera es otro modo de presencia
La espera de mi retorno
Yo estoy en otros objetos
Ando en viaje dando un poco de mi vida
A ciertos árboles y a ciertas piedras
Que me han esperado muchos años
Se cansaron de esperarme y se sentaron

Yo no estoy y estoy
Estoy ausente y estoy presente en estado de espera
Ellos querrían mi lenguaje para expresarse
Y yo querría el de ellos para expresarlos
He aquí el equívoco el atroz equívoco

Angustioso lamentable
Me voy adentrando en estas plantas
Voy dejando mis ropas
Se me van cayendo las carnes
Y mi esqueleto se va revistiendo de cortezas
Me estoy haciendo árbol

Cuántas veces me he ido convirtiendo en otras cosas…
Es doloroso y lleno de ternura

Podría dar un grito pero se espantaría la transubstanciación
Hay que guardar silencio Esperar en silencio

 

 

 

Monumento al mar

 

Paz sobre la constelación cantante de las aguas
Entrechocadas como los hombros de la multitud
Paz en el mar a las olas de buena voluntad
Paz sobre la lápida de los naufragios
Paz sobre los tambores del orgullo y las pupilas tenebrosas
Y si yo soy el traductor de las olas
Paz también sobre mí

He aquí el molde lleno de trizaduras del destino
El molde de la venganza
Con sus frases iracundas despegándose de los labios
He aquí el molde lleno de gracia
Cuando eres dulce y estás allí hipnotizado por las estrellas

He aquí la muerte inagotable desde el principio del mundo
Porque un día nadie se paseará por el tiempo
Nadie a lo largo del tiempo empedrado de planetas difuntos

Este es el mar
El mar con sus olas propias
Con sus propios sentidos
El mar tratando de romper sus cadenas
Queriendo imitar la eternidad
Queriendo ser pulmón o neblina de pájaros en pena
O el jardín de los astros que pesan en el cielo
Sobre las tinieblas que arrastramos
O que acaso nos arrastran
Cuando vuelan de repente todas las palomas de la luna
Y se hace más oscuro que las encrucijadas de la muerte

El mar entra en la carroza de la noche
Y se aleja hacia el misterio de sus parajes profundos
Se oye apenas el ruido de las ruedas
Y el ala de los astros que penan en el cielo
Este es el mar
Saludando allá lejos la eternidad
Saludando a los astros olvidados
Y a las estrellas conocidas

Este es el mar que se despierta como el llanto de un niño
El mar abriendo los ojos

Y buscando el sol con sus pequeñas manos temblorosas
El mar empujando las olas
Sus olas que barajan los destinos

Levántate y saluda el amor de los hombres

Escucha nuestras risas y también nuestro llanto
Escucha los pasos de millones de esclavos
Escucha la protesta interminable
De esa angustia que se llama hombre
Escucha el dolor milenario de los pechos de carne
Y la esperanza que renace de sus propias cenizas cada día

También nosotros te escuchamos
Rumiando tantos astros atrapados en tus redes
Rumiando eternamente los siglos naufragados
También nosotros te escuchamos

Cuando te revuelcas en tu lecho de dolor
Cuando tus gladiadores se baten entre sí

Cuando tu cólera hace estallar los meridianos
O bien cuando te agitas como un gran mercado en fiesta
O bien cuando maldices a los hombres
O te haces el dormido
Tembloroso en tu gran telaraña esperando la presa

Lloras sin saber por qué lloras
Y nosotros lloramos creyendo saber por qué lloramos
Sufres sufres como sufren los hombres
Que oiga rechinar tus dientes en la noche
Y te revuelques en tu lecho
Que el insomnio no te deje calmar tus sufrimientos
Que los niños apedreen tus ventanas
Que te arranquen el pelo
Tose tose revienta en sangre tus pulmones
Que tus resortes enmohezcan
Y te veas pisoteado como césped de tumba

Pero soy vagabundo y tengo miedo que me oigas
Tengo miedo de tus venganzas
Olvida mis maldiciones y cantemos juntos esta noche
Hazte hombre te digo como yo a veces me hago mar
Olvida los presagios funestos
Olvida la explosión de mis praderas
Yo te tiendo las manos como flores
Hagamos las paces te digo
Tú eres el más poderoso
Que yo estreche tus manos en las mías
Y sea la paz entre nosotros

Junto a mi corazón te siento
Cuando oigo el gemir de tus violines
Cuando estás ahí tendido como el llanto de un niño
Cuando estás pensativo frente al cielo
Cuando estás dolorido en tus almohadas
Cuando te siento llorar detrás de mi ventana
Cuando lloramos sin razón como tú lloras

He aquí el mar
El mar donde viene a estrellarse el olor de las ciudades
Con su regazo lleno de barcas y peces y otras cosas alegres
Esas barcas que pescan a la orilla del cielo
Esos peces que escuchan cada rayo de luz
Esas algas con sueños seculares
Y esa ola que canta mejor que las otras

He aquí el mar
El mar que se estira y se aferra a sus orillas
El mar que envuelve las estrellas en sus olas
El mar con su piel martirizada
Y los sobresaltos de sus venas
Con sus días de paz y sus noches de histeria

Y al otro lado qué hay al otro lado
Qué escondes mar al otro lado
El comienzo de la vida largo como una serpiente
O el comienzo de la muerte más honda que tú mismo
Y más alta que todos los montes
Qué hay al otro lado
La milenaria voluntad de hacer una forma y un ritmo
O el torbellino eterno de pétalos tronchados

He ahí el mar
El mar abierto de par en par
He ahí el mar quebrado de repente
Para que el ojo vea el comienzo del mundo
He ahí el mar
De una ola a la otra hay el tiempo de la vida
De sus olas a mis ojos hay la distancia de la muerte

 

 

 

Éramos los elegidos del sol

 

Éramos los elegidos del sol
Y no nos dimos cuenta
Fuimos los elegidos de la más alta estrella
Y no supimos responder a su regalo
Angustia de impotencia
El agua nos amaba
La tierra nos amaba
Las selvas eran nuestras
El éxtasis era nuestro espacio propio
Tu mirada era el universo frente a frente
Tu belleza era el sonido del amanecer
La primavera amada por los árboles
Ahora somos una tristeza contagiosa
Una muerte antes de tiempo
El alma que no sabe en qué sitio se encuentra
El invierno en los huesos sin un relámpago
Y todo esto porque tú no supiste lo que es la eternidad
Ni comprendiste el alma de mi alma en su barco de tinieblas
En su trono de águila herida de infinito

 

 

 

Estrella hija de estrella

 

Había signos en el aire
Había presagios en el cielo
Tenía que brotar la gracia de repente
Con sus pasos de gloria
Con todos sus gérmenes sagrados
Con su aliento de vida o muerte

Venía la belleza de quién sabe dónde
Venía hacía mis ojos
Con su andar de planeta seguro de su tiempo…
Es la ley misteriosa que de pronto se encarna
Y se hace realidad en un instante

El azar se presenta
Con todas sus fuerzas invencibles
El azar con sus constelaciones desatadas
Que súbito se anudan
Para cumplir con un destino en las piedras lentas
El aire vibra de los sonidos de la vieja flauta
Una dulce amistad ha nacido en el mundo
Acaso un gran peligro se yergue de su noche

La voz de un hombre dice Estrella
Y tiembla como una estrella
El viento pasa y el azul amado
Deja caer su aroma
Para ungir las cabezas señaladas

Ahí viene sobre dos pies alados
Envuelta de música de nardos y de bosques
La gracia y la belleza
Entre los ruidos de las calles
Sobre sus pies alados
Aparece de pronto entre los hombres y las casas
Y todo cae en el vacío

Los ruidos, las casas y las calles
Como las ropas de una mujer que se desnuda
Sólo tú quedas en el mundo
Sólo tu cuerpo como una flor inmensa
Que llena de universo

¡Oh tierra cómo te has hecho bella en un instante!

Dos miradas se cruzan
Y canta un árbol nuevo
Dos manos se entrelazan
Dos anhelos se encuentran
Dos angustias se hablan en secreto
¿Por qué razón?
Solo los signos y el azar lo saben

Dos corazones reconocen un impulso ciego
Y el camino que se abre al infinito

Un hombre dice estrella
Y hay un temblor en los espacios
Un hombre dice Mar
Y las olas se agrandan satisfechas
Un hombre dice Selva
Y los árboles comprenden su deber milenario
Un hombre dice Viento
Y todo se agita hasta la muerte

Estrella yo no te pido tu destino
Ni exijo más aroma a la flor de la tarde
Yo quiero solo una amistad de anchas orillas
Un gran río profundo
Que embruje mi país
Y haga cantar las aguas dormiladas
Que siempre creen olvidar su vida

La calle del azar
El punto mismo
Donde se encuentran los designios

Los ojos se adivinan
Se entornan suaves
Saben que juntos van a mirar las cosas
Los labios se presienten
Palpitan como flores que empiezan la jornada
¿Son besos? ¿Son palabras?
¿Es un cambio de ideas a través de los años?
Por qué llegas tan tarde a mi jardín
Por qué no apresuraste la marcha en las tinieblas?
¿Con qué derecho el tiempo
Separa la flor del árbol que era suyo?
¿Por qué pone distancias en los años?
¿No sabes que este trozo de tierra te aguardaba
Cansado de cantar y de llamarte?

Yo te había elegido
Como la tierra el árbol de su gracia
Como el naufragio al barco más amado
Esto es grande y es triste
Porque no hay modo de cambiar los signos
Mi exaltación acaso te asustaba
Ella era real como las tempestades
Perdona lo que venga y es que ya ha nacido
No es culpa mía si el destino habla
Entre el cielo y la tierra
Hay algo grande que comienza
Tierra y cielo sienten temblar las rocas y las nubes
Cielo y tierra son cómplices del sueño
Y sus pájaros nacientes sin permiso

¿Serás mi estrella
Entre la vida y la muerte sorprendida?
Ven hacia mi más mía que mis huesos
Ven entre mirtos y mármoles profundos
¡Oh cuerpo del ritmo eterno!
¡Oh la amistad de músicas y cielos infinitos!
¡Oh belleza del mundo!
Permíteme acordarme de mí mismo

 

De Otros textos

Despertar de Octubre 1917

 

Redoblan los tambores de la sangre

Y el dolor de los tiempos se levanta con los puños erguidos

Toca a diana el clarín de los siglos

Sobre las tierras y los mares

Despertad proletarios sacudid las melenas de león

Como el ramaje iracundo de las olas

O como esa bandera que palpita en el cielo

Esa bandera color de corazón

 

Un mundo se derrumba y otro se yergue

Una procesión camina lenta hacia la muerte

Y otra marcha cantando hacia la vida

Una es el pasado que se esconde

La otra es la mañana que se despierta y que vibra

Como el ala del día

 

Los planetas renacen los ríos se detienen

Cambio toda mi vida por esa estrella nueva

Las flores dicen versos las colinas escuchan

Canto por vuestros puños los gritos de mi boca

Cambio vuestro sudor por mis palomas

 

Volved a las grutas funerarias

Enemigos del hombre y su destino

No queremos ver vuestros rostros de yeso

Ni oír vuestros pasos de lobo en el camino

Fantasma del pasado yo no fui tu pastor

Yo no aplaudí tus días ni conté tus diamantes

Yo no nutrí tus pájaros ni agrandé tus montañas

Cuida tus cabellos debajo de la tierra

Cuida tu carne que gusta a las raíces

Serás útil al fin en el silencio de la tumba

Tu sangre será savia

Tus brazos serán ramas

Y tus dedos perdidos serán frutas

 

Hombre eres hombre y no lo sabías

Tuya es la tierra y el cielo que dominas

Tuya la inmensa curva de los mares

Como es tuyo tu esfuerzo

Y el humo de tus fábricas escaleras del aire

Y el trigo de tus surcos amado por el viento

 

Hombre eres hombre y no lo sabías

Pero hoy los clarines rojos te lo dicen

Te lo gritan los árboles

Te lo cantan los mares

Despierta de tu sueño ya no eres más esclavo

Eres hombre sal de ti mismo sal de tus profundidades muéstrate al sol

Libera tus fuerzas despliega tus energías

Eres hombre eres hombre

 

 

 

Elegía a la muerte de Lenin

 

Más que el canto de la vida

más que la muerte misma

más que el dolor del recuerdo

más que la angustia del tiempo

es tu presencia en el alma del mundo.

Tú, hombre de alto clima

Tú, corazón de fuegos dominados

al entrar en la tumba

fuiste como un sol de repente en el invierno

fuiste como un verano en la muerte

contigo la muerte se hace más grande que la vida.

Los siglos reculan ante tu tumba

selvas y ríos vienen en peregrinación

y los países se arrodillan

las ciudades desfilan como banderas

y como quioscos de música

las aldeas más lejanas son coronas ardientes

el sol distribuye flores en los caminos para tu fiesta.

Que es la fiesta del hombre

las olas saltan unas sobre otras para llegar primero

a traerte el saludo de sus comarcas remotas

el ruido de los mares

se confunde en el canto de las multitudes

tu muerte crea un nuevo aniversario

más grande que el aniversario de una montaña.

Has vencido, has vencido

una fecha tan profunda como ésta

no han labrado los hombres

has abierto las puertas de la nueva era

tu estatura se levanta

como un cañonazo que parte en dos la historia humana.

Un hombre ha pasado por la tierra

y ha dejado cálida la tierra para muchos siglos

contigo la muerte se hace más grande que la vida.

Tú eres la nobleza del hombre

en ti empieza un nuevo linaje universal

y así como tu vida era la vida de la vida

tu muerte será la muerte de la muerte.

Un hombre ha derrumbado las montañas

al fondo de los siglos se oyen los pasos de millones

de esclavos

se van alejando sobre el tiempo y el tiempo retumba

de eco en eco

no hay más distancia de una tribu a otra

tu voz de semilla que traen los vientos venerables

tu voz Lenin cambia la raza humana

y hace una sola tierra de tantas tierras hostiles

tú eres la forma de los siglos que vienen

tú eres el Sosías del futuro

el bramido del odio vuelto canto de amor

obedeciendo los impulsos de la tierra

gritaste a las conciencias que no sentían el gran ritmo.

Tu clarín no permite que haya disidentes

sombras que se caen del hombre y se dejan morir

sobre las rutas

un hombre ha pasado por la tierra

y ha dejado su corazón ardiendo entre los hombres.

Tú eres la imagen de los siglos que vienen

y ésa es la voz del sembrador

y los hombres levantan sus martillos

y los martillos se quedan suspensos en el aire

levantan sus hoces y las hoces se quedan en la luz

todos oyen, todos oímos

ese latir de tu corazón más allá de la muerte

ese latir de tu corazón que te vuelve a nosotros

y te hace presente.

Podrías decir desde la muerte

estrellas yo puse en marcha a los hombres.

Eres el ruido de una aurora que se levanta

eres el ruido de todo un mundo que trabaja

de todo un mundo que canta

eres el ruido de un astro victorioso recorriendo el espacio.

Qué lenguaje es ese que golpea a las rocas de la orilla

qué alimento es ese que ondea los trigales infinitos

qué palabras son esas que iluminan la noche

y ese latir más allá de la muerte.

Hemos recogido tus palabras

para que todo sea humano y verdadero

para hacer hombre al hombre

y cuando tu voz haya resonado en todo el mundo

los tristes los siervos los ilotas

desaparecerán en las profundas madrigueras

y saldrán hombres por todos los caminos

qué lenguaje es ese que mata el hambre y apaga la sed

qué palabras son esas que visten de calor.

Saltan las cadenas y con ellas salta el hombre.

Murieron los últimos esclavos los últimos mendigos

que tenían todas las lejanías de la tierra en sus manos

tendidas

y se oye ese latir de tu corazón más allá de la muerte.

El hombre que hace gemir el yunque

el hombre que hace llorar la piedra

el hombre que lanza las semillas cerradas a los surcos

el hombre que levanta casas

el hombre que construye puentes

y el que escucha el canto de los pájaros

y el que cuenta las estrellas sentado en medio de la noche

el hombre que fabrica instrumentos y máquinas

el hombre que cambia la manera de las cosas

y las formas de la tierra

el hombre que amasa el pan y tiene olor a levadura

en la mirada

el hombre que conduce rebaños de montaña en montaña

el hombre que guía caravanas en los desiertos más largos

de su propia memoria.

Todos oyen

ese latir de tu corazón más allá de la muerte.

El hombre que piensa, el hombre que canta

el hombre solitario como la campanada de la una

las muchedumbres que se mueren lentamente

todos oyen tu corazón más allá de la muerte

tu corazón repicando adentro del sepulcro

contigo la muerte se hace más grande que la vida

los siglos reculan ante tu tumba

selvas y ríos vienen en peregrinación

y los países se arrodillan.

Desde hoy nuestro deber es defenderte de ser dios.

 

 

 

Hermanos

 

Hombre de mi lengua y de todas las lenguas

El hombre siempre desgraciado

El que honra al cielo y trabaja la tierra

Se acuesta y se levanta

Y habla y ríe y llora

Domestica caballos y diversos metales

Se cubre el cuerpo con ropajes

Construye casas y caminos

Estudia las estrellas

Funda naciones y especula ideas

Va y viene, viene y va

Y no sabe nada

Todo lo ignora

Hombre de corazón siempre angustiado.

 

El hombre de estas comarcas y de todas

El que lanza semillas

El que cría animales para la venta

El que toca instrumentos musicales

El que ambiciona popularidades

El guerrero que cuenta sus heridas

Y narra cosas de sangre

El que bebe vinos de fuerza y sueña bocas tibias

El que busca mujeres

Y escucha sus palabras sensibles

El que se sienta a mirar los árboles

O a oír los grandes ríos

El que gusta salpicarse en la lluvia

El que quiere conocer secretos y razones

El que quiere tener muchos hijos

 

El que bautiza las regiones

Y las cosas que se emplean

El que dirige las yuntas talladas en barro espeso

El que abraza a su novia debajo de un eucaliptus

El que galopa en su caballo de vivas crines

El que lanza profecías sobre una roca

El que guía rebaños

El que devora libros

El que se baja de un coche lustroso y golpea a la puerta

del palacio

El que se aleja cantando

Va y viene. Se calma y se emociona

Se levanta, se acuesta

Habla, llora, ríe, ríe, llora, habla

Y no sabe nada

No sabe nada

Si se detiene un instante y se contempla el alma

Se ahoga de soledad, solloza de pobreza

Se siente cosa de desierto.

 

 

 

Mis palabras

 

Le llamaron loco y el poeta respondió:

al escribir ya sabía que mis palabras no eran para vosotros.

Mi espíritu ha presentido el advenimiento de la luz.

La claridad sonora que ha de envolverme se acerca ya.

Mi carne, abolida por la fuerza de mi alma, siente los estertores de la agonía y tiembla como una llama próxima a extinguirse.

Todo esto os lo debo a vosotros, oh fructífero silencio, oh meditación fecundadora, que en mi cerebro habéis padecido una larga paciencia de huevecillo.

El misterio siempre tuvo para mí la cariñosa invitación de las puertas abiertas que parecen decirnos: pase usted primero.

Por eso no podéis entenderme.

Ya no hay puertas cerradas para mi espíritu, porque ya poseo la suave tristeza llena de bondad de los profundos.

 

 

 

 

 

De Manifiestos

El creacionismo

El creacionismo no es una escuela que yo haya querido imponer a alguien; el creacionismo es una teoría estética general que empecé a elaborar hacia 1912, y cuyos tanteos y primeros pasos los hallaréis en mis libros y artículos escritos mucho antes de mi primer viaje a París.

En el número 5 de la revista chilena Musa Joven, yo decía:

El reinado de la literatura terminó. El siglo veinte verá nacer el reinado de la poesía en el verdadero sentido de la palabra, es decir, en el de creación, como la llamaron los griegos, aunque jamás lograron realizar su definición.

Más tarde, hacia 1913 ó 1914, yo repetía casi igual cosa en una pequeña entrevista aparecida en la revista Ideales, entrevista que encabezaba mis poemas. También en mi libro Pasando y pasando, aparecido en diciembre de 1913, digo, en la página 270, que lo único que debe interesar a los poetas es el “acto de la creación”, y oponía a cada instante este acto de creación a los comentarios y a la poesía alrededor de. La cosa creada contra la cosa cantada.

En mi poema “Adán”, que escribí durante las vacaciones de 1914 y que fue publicado en 1916, encontraréis estas frases de Emerson en el Prefacio, donde se habla de la constitución del poema:

Un pensamiento tan vivo que, como el espíritu de una planta o de un animal, tiene una arquitectura propia, adorna la naturaleza con una cosa nueva.

Pero fue en el Ateneo de Buenos Aires, en una conferencia que di en junio de 1916, donde expuse plenamente la teoría. Fue allí donde se me bautizó como creacionista por haber dicho en mi conferencia que la primera condición del poeta es crear; la segunda, crear, y la tercera, crear.

Recuerdo que el profesor argentino José Ingenieros, que era uno de los asistentes, me dijo durante la comida a que me invitó con algunos amigos después de la conferencia: “Su sueño de una poesía inventada en cada una de sus partes por los poetas me parece irrealizable, aunque usted lo haya expuesto en forma muy clara e incluso muy científica”.

Casi la misma opinión la tienen otros filósofos en Alemania y dondequiera yo haya explicado las mismas teorías. “Es hermoso, pero irrealizable”.

¿Y por qué habrá de ser irrealizable?

Respondo ahora con las mismas frases con que acabé mi conferencia dada ante el grupo de Estudios Filosóficos y Científicos del doctor Allendy, en París, en enero de 1922:

Si el hombre ha sometido para sí a los tres reinos de la naturaleza, el reino mineral, el vegetal y el animal, ¿por qué razón no podría agregar a los reinos del universo su propio reino, el reino de sus creaciones?

El hombre ya ha inventado toda una fauna nueva que anda, vuela, nada, y llena la tierra, el espacio y los mares con sus galopes desenfrenados, con sus gritos y sus gemidos.

Lo realizado en la mecánica también se ha hecho en la poesía. Os diré qué entiendo por poema creado. Es un poema en el que cada parte constitutiva, y todo el conjunto, muestra un hecho nuevo, independiente del mundo externo, desligado de cualquiera otra realidad que no sea la propia, pues toma su puesto en el mundo como un fenómeno singular, aparte y distinto de los demás fenómenos.

Dicho poema es algo que no puede existir sino en la cabeza del poeta. Y no es hermoso porque recuerde algo, no es hermoso porque nos recuerde cosas vistas, a su vez hermosas, ni porque describa hermosas cosas que podamos llegar a ver. Es hermoso en sí y no admite términos de comparación. Y tampoco puede concebírselo fuera del libro.

Nada se le parece en el mundo externo; hace real lo que no existe, es decir, se hace realidad a sí mismo. Crea lo maravilloso y le da vida propia. Crea situaciones extraordinarias que jamás podrán existir en el mundo objetivo, por lo que habrán de existir en el poema para que existan en alguna parte.

Cuando escribo: “El pájaro anida en el arcoíris”, os presento un hecho nuevo, algo que jamás habéis visto, que jamás veréis, y que sin embargo os gustaría mucho ver.

Un poeta debe decir aquellas cosas que nunca se dirían sin él.

Los poemas creados adquieren proporciones cosmogónicas; os dan a cada instante el verdadero sublime, este sublime del que los textos nos presentan ejemplos tan poco convincentes. Y no se trata del sublime excitante y grandioso, sino de un sublime sin pretensión, sin terror, que no desea agobiar ni aplastar al lector: un sublime de bolsillo.

El poema creacionista se compone de imágenes creadas, de situaciones creadas, de conceptos creados; no escatima ningún elemento de la poesía tradicional, salvo que en él dichos elementos son íntegramente inventados, sin preocuparse en absoluto de la realidad ni de la veracidad anteriores al acto de realización.

Así, cuando escribo:

El océano se deshace

Agitado por el viento de los pescadores que silban

presento una descripción creada; cuando digo: “Los lingotes de la tempestad”, os presento una imagen pura creada, y cuando os digo: “Ella era tan hermosa que no podía hablar”, o bien: “La noche está de sombrero”, os presento un concepto creado.

En TristanTzara encuentro poemas admirables que están muy cerca de la más estricta concepción creacionista. Aunque en él la creación es generalmente más formal que fundamental. Pero el hombre que ha escrito los siguientes versos es, sin la sombra de una duda, un poeta:

En porcelaine la chansonpensée, je mis fatigué — la chanson des reines l’arbrecréve de la nourriturecomme une lampe.

 Je pleurevouloir se lever plus Itatit que le jet d’eauserpentaaucielcar ilne existe plus la gravité terrestre à l’ecóle et dans le cerveau.

Quand le poisson rame

le discoursdulac

quandiljoue la gamme

la promenade des dames, etc.(1)

A veces, Francis Piccabia nos abre en sus poemas ventanas sobre lo insospechado, probándonos que no sólo es pintor:

Enchaíné sur l’avenir de l’horloge

des récreations

dans un empiremissel;

 

Le jourépuiséd’uncourtinstant

parcimonieux

échappe á la sagacité du lecteur

d’esprit.

 

Les jeunesfemmescompagnes du fleuve

logiqueviennentcomme une tache sur l’eau

pourgagner un monstreenfumé

d’amisaimables

dansl’ordre du suicide enragé.

 

Emporter une histoirepourdeux

á forcé de jote dans la chevelure

des syllabes(2).

También Georges RibémontDessaignes tiene versos que nos sacan de lo habitual:

Regarder par la prunelle de samaltresse

afín de voir a l’intérieur(3).

Y Paul Eluard nos hace a menudo temblar como un surtidor que nos golpeara la espina dorsal:

Il y a des femmesdont les yeuxsontcomme des morceaux de sucre

Il y a des femmes graves comme les mouvements de Tamourqu’onnesurprendpas,

d’autres, comme le del a la veilleduvent.

 

Le soirtraínatt des hirondelles. Les hibous

partageaient le soleil et pesaient sur la terre(4).

Los dos poetas creacionistas españoles, Juan Larrea y Gerardo Diego, han dado sendas pruebas de su talento. Cuando Gerardo Diego escribe:

Al silbar tu cabeza se desinfla

o bien:

La lluvia tiembla como un cordero

o esto otro:

Una paloma despega del cielo

nos da una sensación poética muy pura. Igual cosa sucede con Juan Larrea cuando dice:

Un pájaro cambia el tiempo

o bien:

Lechos de ladrillos entre los sonidos

y aún esto otro:

Tu recuerdo se aleja según la dirección del viento.

Ambos poetas han probado a los españoles escépticos hasta qué grado de emoción puede llegar lo inhabitual, demostrando todo lo que de serio contiene la teoría creacionista. Nunca han hecho burlarse (como aquellos pobres ultraístas) a las personas de espíritu realmente superior.

Si para los poetas creacionistas lo que importa es presentar un hecho nuevo, la poesía creacionista se hace traducible y universal, pues los hechos nuevos permanecen idénticos en todas las lenguas.

Es difícil y hasta imposible traducir una poesía en la que domina la importancia de otros elementos. No podéis traducir la música de las palabras, los ritmos de los versos que varían de una lengua a otra; pero cuando la importancia del poema reside ante todo en el objeto creado, aquél no pierde en la traducción nada de su valor esencial. De este modo, si digo en francés:

La nuitvient des ijeuxd’autrui

o si digo en español:

La noche viene de los ojos ajenos

o en inglés:

Night comes from others eyes

el efecto es siempre el mismo y los detalles lingüísticos secundarios. La poesía creacionista adquiere proporciones internacionales, pasa a ser la Poesía, y se hace accesible a todos los pueblos y razas, como la pintura, la música o la escultura.

*

Hay en el hombre una dualidad que se manifiesta en todos sus actos, dos corrientes paralelas en las que se engendran todos los fenómenos de la vida.

Todo ser humano es un hermafrodita frustrado. Tenemos un principio o una fuerza de expansión, que es femenina, y una fuerza de concentración, que es masculina.

En ciertos hombres domina una en detrimento de la otra. En muy pocos aparecen ambas en perfecto equilibrio.

En el fondo, es en esto donde hallaremos soluciones para el eterno problema de románticos y clásicos.

Todo sigue en el hombre a esta ley de dualidad. Y si llevamos en nosotros una fuerza centrífuga, también tenemos una fuerza centrípeta.

Poseemos vías centrípetas, vías que nos traen como antenas los hechos que ocurren a sus alrededores (audición, visión, sensibilidad general), y poseemos vías centrífugas, que semejan aparatos de emisiones y nos sirven para emitir nuestras ondas, para proyectar el mundo subjetivo en el mundo objetivo (escritura, palabra, movimiento).

El poeta, como todos los hombres, tiene dos personalidades, que no son, hablando con propiedad, dos personalidades, sino por el contrario la personalidad en singular, la única verdadera.

La personalidad total se compone de tres cuartos de personalidad innata y de un cuarto de personalidad adquirida.

La personalidad innata es la que Bergson llama yo fundamental; la otra es el yo superficial.

También Condillac distinguía entre un yo pensante y un yo autómata.

En el creacionismo proclamamos la personalidad total.

Nada de parcelas de poetas.

El infinito entero en el poeta, el poeta íntegro en el instante de proyectarse.

La obra de arte tiene como cuna estos dos elementos, que también constituyen una dualidad paralela: la sensibilidad, que es el elemento afectivo, y la imaginación, que es el elemento intelectual.

En el dictado automático, la sensibilidad ocupa mayor espacio que la imaginación, pues el elemento afectivo se halla mucho menos vigilado que el otro.

En la poesía creada, la imaginación arrasa con la simple sensibilidad.

*

Nada me afirmó más en mis teorías que la crítica violenta, que los comentarios burlescos de mis poemas, sobre todo los hechos a mi libro La gruta del silencio, publicado en 1913. Todos los críticos sufrían una crisis nerviosa precisamente ante los versos que me gustaban, y sin saber tal vez por qué.

Nadie adivinará nunca cuánto me hizo pensar este hecho sin importancia. Sin proponérselo, los críticos me ayudaron mucho en mi trabajo al recortar con tijeras precisas versos o imágenes como las siguientes:

En mi cerebro hay alguien que viene de lejos,

o bien:

Las horas que caen silenciosas como gotas de agua por un vidrio.

La alcoba se durmió en el espejo.

El estanque entonado.

Una tarde me aproximé hacia la orilla del libro.

¿Sabéis qué poetas citaba yo en la primera página de ese libro? Rimbaud y Mallarmé. ¿Y sabéis qué citaba de Rimbaud?

Y a veces he visto lo que el hombre ha creído ver.

Después que apareció mi libro La gruta del silencio di también gran importancia al subconsciente y hasta a cierta especie de sonambulismo. Entregué a la revista Ideales un poema que se titulaba “Vaguedad subconsciente” y anuncié ese mismo año un libro escrito íntegramente en aquel estilo, titulado Los espejos sonámbulos (5).

Pero éste fue un paréntesis de pocos meses. Pronto sentí que perdía tierra y caía, seguramente por reacción, por una reacción violenta, casi miedosa, en ese horrible panteísmo mezcla de hindú y de noruego, en esa poesía de buey rumiante y de abuela satisfecha. Felizmente esta caída duró poco y al cabo de algunas semanas retomé mi antiguo camino con mucho más entusiasmo y conocimiento que antes.

Luego vino el período de las confidencias a los amigos y de las sonrisas equívocas de los unos y compasivas de los otros. Las burlas irracionales, la atmósfera irrespirable que iban a obligarme a dejar mis montañas nativas y a buscar climas más favorables para los cateadores de minas.

A fines de 1916 caía en París, en el ambiente de la revista Sic. Yo apenas conocía la lengua, pero pronto me di cuenta de que se trataba de un ambiente muy futurista y no hay que olvidar que dos años antes, en mi libro Pasando y pasando, yo había atacado al futurismo como algo demasiado viejo, en el preciso instante en que todos voceaban el advenimiento de algo completamente nuevo.

Yo buscaba por todas partes esta poesía creada, sin relación con el mundo externo, y, cuando a veces creí hallarla, pronto me daba cuenta de que era sólo mi falta de conocimiento de la lengua lo que me hacía verla allí donde faltaba en absoluto o sólo se hallaba en pequeños fragmentos, como en mis libros más viejos de 1913 y 1915.

¿Habéis notado la fuerza especial, el ambiente casi creador que rodea a las poesías escritas en una lengua que comenzáis a balbucear?

Encontráis maravillosos poemas que un año después os harán sonreír.

En el medio de Apollinaire se hallaban, aparte de él, que era un poeta indiscutible, varios investigadores serios; desgraciadamente gran parte de ellos carecía del fuego sagrado, pues nada es más falso que creer que las dotes se hallan tiradas por las calles. Las verdaderas dotes de poeta son de lo más escaso que existe. Y no le doy aquí al vocablo poeta el sentido íntimo que tiene para mí, sino su sentido habitual, pues para mí nunca ha habido un solo poeta en toda la historia de nuestro planeta.

Hoy afirmo rotundamente, tal como lo hice diez años atrás en el Ateneo de Buenos Aires: “Nunca se ha compuesto un solo poema en el mundo, sólo se han hecho algunos vagos ensayos de componer un poema. La poesía está por nacer en nuestro globo. Y su nacimiento será un suceso que revolucionará a los hombres como el más formidable terremoto”. A veces me pregunto si no pasará desapercibido.

Dejemos, pues, bien establecido que cada vez que yo hablo de poeta sólo empleo esta palabra para darme a entender, como estirando un elástico para poder aplicarla a quienes se hallan más cerca de la importancia que a ella le asigno.

En la época de la revista Nord-Sud, de la que fui uno de los fundadores, todos teníamos más o menos la misma orientación en nuestras búsquedas, pero en el fondo estábamos bastante lejos unos de otros.

Mientras otros hacían buhardas ovaladas, yo hacía horizontes cuadrados. He aquí la diferencia expresada en dos palabras. Como todas las buhardas son ovaladas, la poesía sigue siendo realista. Como los horizontes no son cuadrados, el autor muestra algo creado por él.

Cuando apareció Horizoncarré, he aquí cómo expliqué dicho título en una carta al crítico y amigo Thomas Chazal:

Horizonte cuadrado. Un hecho nuevo inventado por mí, creado por mí, que no podría existir sin mí. Deseo, mi querido amigo, englobar en este título toda mi estética, la que usted conoce desde hace algún tiempo.

Este título explica la base de mi teoría poética. Ha condensado en sí la esencia de mis principios.

  1. Humanizar las cosas. Todo lo que pasa a través del organismo del poeta debe coger la mayor cantidad de su calor. Aquí algo vasto, enorme, como el horizonte, se humaniza, se hace íntimo, filial gracias al adjetivo CUADRADO. El infinito anida en nuestro corazón.
  2. Lo vago se precisa. Al cerrar las ventanas de nuestra alma, lo que podía escapar y gasificarse, deshilacharse, queda encerrado y se solidifica.
  3. Lo abstracto se hace concreto y lo concreto abstracto. Es decir, el equilibrio perfecto, pues si lo abstracto tendiera más hacia lo abstracto, se desharía en sus manos o se filtraría por entre sus dedos. Y si usted concretiza aún más lo concreto, éste le servirá para beber vino o amoblar su casa, pero jamás para amoblar su alma.
  4. Lo que es demasiado poético para ser creado se transforma en algo creado al cambiar su valor usual, ya que si el horizonte era poético en sí, si el horizonte era poesía en la vida, al calificársele de cuadrado acaba siendo poesía en el arte. De poesía muerta pasa a ser poesía viva.

Las pocas palabras que explican mi concepto de la poesía, en la primera página del libro del que hablamos, os dirán qué quería hacer en aquellos poemas. Decía:

Crear un poema sacando de la vida sus motivos y transformándolos para darles una vida nueva e independiente.

Nada de anecdótico ni de descriptivo. La emoción debe nacer de la sola virtud creadora.

Hacer un poema como la naturaleza hace un árbol.

En el fondo, era exactamente mi concepción de antes de mi llegada a París: la de aquel acto de creación pura que hallaréis, como una verdadera obsesión, en cualquier parte de mi obra a partir de 1912. Y aún sigue siendo mi concepción de la poesía. El poema creado en todas sus partes, como un objeto nuevo.

Debo repetir aquí el axioma que presenté en mi conferencia del Ateneo de Madrid, en 1921, y últimamente en París, en mi conferencia de la Sorbona, axioma que resume mis principios estéticos: “El Arte es una cosa y la Naturaleza otra. Yo amo mucho el Arte y mucho la Naturaleza. Y si aceptáis las representaciones que un hombre hace de la Naturaleza, ello prueba que no amáis ni la Naturaleza ni el Arte”.

En dos palabras y para terminar: los creacionistas han sido los primeros poetas que han aportado al arte el poema inventado en todas sus partes por el autor.

He aquí, en estas páginas acerca del creacionismo, mi testamento poético. Lo lego a los poetas del mañana, a los que serán los primeros de esta nueva especie animal, el poeta, de esta nueva especie que habrá de nacer pronto, según creo. Hay signos en el cielo.

Los casi-poetas de hoy son muy interesantes, pero su interés no me interesa.

El viento vuelve mi flauta hacia el porvenir.

 

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(1) En porcelana la canción pensada, estoy fatigado — la canción de las reinas elárbol revienta de alimento como una lámpara.

Lloro querer alzarse más alto que el juego de agua serpiente en el cielo, pues ya no existe la gravedad terrestre en la escuela y en el cerebro.

Cuando el pez rema / el discurso del lago / cuando toca el diapasón / el paseo de las damas, etc.

(2) Encadenado sobre el porvenir del reloj / diversiones / en un imperio misal; // El día acotado por un corto instante / parsimonioso / escapa a la sagacidad del lector / fino // Las jóvenes mujeres compañeras del río / lógico llegan como una mancha sobre el agua / para ganar un monstruo ahumado / de amigos amables / en la orden del suicida enrabiado. // Llevar una historia para dos /a fuerza de alegría en la cabellera / de las sílabas.

(3) Mirar por la pupila de su amante / para ver qué hay dentro.

(4) Hay mujeres cuyos ojos son como pedazos de azúcar / hay mujeres serias como los movimientos del amor que uno no sorprende, / otras como el cielo en vísperas de viento. // La tarde arrastraba golondrinas. Los búhos / dividían el sol y pesaban sobre la tierra.

(5) Podéis verlo anunciado en la lista de Obras del autor de mi librito: El espejo de agua, publicado en 1916, en Buenos Aires.