Estoy aquí en la sombra declinante de los años
(Traducción al español de Emilio Coco)
Tú no me reproches
por este disfraz de ornitólogo
si ingenuo pajarero echo redes
para capturar fantasmas,
poniendo entre paréntesis otra historia
con otras muertes.
Poniendo lápidas
donde había una vez vuelos y gritos,
cuando todos ya habían olvidado
los nombres de la especie y los más no entendían los moldes
de Linneo en lengua lunar.
Estoy aquí en la sombra declinante de los años
y leo en los periódicos que está por llegar
el cometa Halley.
Pocos lo ven dos veces, hay
quien nace después de su paso y muere
antes de su vuelta.
Su cuerno apunta
a un futuro que se precipita pronto
en salas de memorias.
Volvía a zambullirse en su
espaciada y larga oscuridad
y la infancia de los padres se desvanecía
en los débiles contrastes de una película muda.
Los pájaros y las cigarras
no recuerdan nada de las estrellas:
para picos y élitros
el tiempo es una borra de primaveras muertas.
La huida indescifrable de estaciones terrestres
se fija en arrugas humanas.
Cuando muchacho seguí a Gordon Pym
hasta el embudo blanco que lo traga.
Ahora está todo conocido, todo
ya escrito. Sólo el cielo permanece cerrado
en sus siete sigilos.
JANO BIFRONTE
Él no ha separado nunca
el presente del pasado.
Porque detrás de su cara
no hay nuca sino otra cara más.
Sigue sin volverse el largo vuelo
del halcón peregrino desde la aurora
hasta el poniente que se oscurece, donde
hará su nido
entre despeñaderos o rocas.
No existe para él desprendimiento
entre el antes y el después, sale de sus dos bocas
un solo grito vigilante.
BERCEUSE
Y hecha la hermosa costura en los párpados,
¡duerme, mi niño, duerme!
Ni una gota de sangre te ha salido
de las pestañas. Estrellas enormes
flotan por el aire, tu manita
cuelga de la cama. ¡Cómo te asemejas
al pequeño rey de los Cimerios
que duerme en la orilla del Mar Negro!
Y ahora que tienes la hermosa costura en los párpados,
duerme, mi niño, vuela
por etéreos reinos donde es débil el pensamiento.
Tu sueño es un polluelo en su cáscara.
Yo soy un paso y te rozo aquí cerca,
yo soy el ramito del calicanto
en su jarro y ansío
el aire frío de invierno de tu letargo.
Que los otros se larguen,
yo incubaré tu sueño en su huevo.
Emplearé látigos de zarzas con que lastimar
el lomo de los perros callejeros
que vagan alrededor de tu sepulcro.
RIÑA
Seco con el pañuelo
la sangre que me cae
por el labio.
No te oigo. Soy sordo, sí,
soy sordo. Ve tú
que eres tan listo
y recupera los cables
del ocaso
ahora que la noche desciende.
Me echas en cara la sombra
como si fuera yo
quien la sembrara.
FUERAN MIS VERSOS
Fueran mis versos lo que la nieve
es para los niños cuando se despiertan
y miran desde el cristal pasmados el leve
polvo caído de lejanos mundos.
Fueran mis versos lo que el agua
de mayo es para los manzanos de hoja reluciente
lo que el viento es para los pinos (un látigo
verde que restalla sobre la selva y el pasto).
Lo que para los peces coleantes es el goloso
cebo, para el zorzal común
la trampa insidiosa hecha con el cedazo
de casa todavía sucio de harina.
Capaces de capturar, capaces de herir,
capaces de guardar un signo secreto,
un misterio de origen en el alegre
torbellino de las cosas que fermenta la masa.
Fueran mis versos lo que las estrellas
son para la noche cuando estallan en el cielo
como anchos rododendros en el tallo
de un suspiro que vela en las ventanas.
Fueran mis versos de buena hechura
pero nutridos de humana realidad.
Fueran mis versos como la libertad
aire de la lucha y pan del descanso.
ANAPESTOS PARA UN BÚHO
Búho, búho, ¿dónde estás escondido,
tú que haces vibrar de tristeza
la noche taciturna sobre la cual la luna
se asoma con sus cuernos de plata?
No se entiende si estás aquí cerca
o si viene de lejos tu verso débil
(a no ser que el sonido de tu voz
no salga del fondo del Erebo).
Hermano de pájaros nocturnos
cuando cantas en la noche honda
tú nos recuerdas lo eterno y las cosas últimas,
nada de malos presagios, como se cree.
Parece más bien una ronca nana,
tu gemido entre las sombras.
Entonces, venga, cerremos los ojos y la cama
se vuelva la cuna donde por fin
el gran sueño venga a aferrarnos.