Teoría de la llama
DISTINTO
El pájaro que tiene sólo un ala,
la naranja cuadrada,
el árbol tenso
que tiene las raíces para arriba
y el caballo que galopa para atrás,
sólo ellos me entienden.
Mis hermanos.
Mis diferentes semejantes que amo.
Y un día,
distinto,
sin pareja,
con ellos cavaré un hoyo muy negro
donde meterme con mi sombra a cuestas.
IDENTIDAD
Vivo en ciega Poesía
desterrado,
Ausente de mí mismo
a una distancia
que puede ser de amor
—llaga insondable—
o absorta muerte diaria
repetida.
POÉTICA POSIBLE
Yo nací con el símbolo errante de todas las gaviotas.
Con los pies andariegos y sueltos;
con la sed de la miel del camino,
con las manos queriendo ser alas
y los ojos buscando horizontes…
ELEGÍA
Sangre pura con miel en las axilas
Jean Aristiguieta
¡Oh soledad completa de tu axila!
Dulce tibieza de vellón tan suave
en donde nace —en un espasmo absorto —
tu desnudez más Intima. Y la llama
tan pálida que hiere tus pupilas
con esa lividez que es de otro mundo:
un mundo en donde —acaso— ya no existen
sino tus finas cejas perseguidas
por un viento de aroma —yodo y sangre—
en el país extraño de tu rostro.
ARITMÉTICA
Me decían los chicos de la escuela
-Aprende la aritmética.
-David, estudia la aritmética…
-Tú no sabes aritmética. ¡Eres un tonto!
Me gritaba mi padre diariamente:
-Estudia la aritmética,
¡aprende la aritmética!…
Si no sabes la tabla de sumar,
no irás al cine el domingo,
ni al carrusel, ni al foot-ball…
Hay que saber que dos y dos son cuatro
para poder vivir.
Me rogaba mi madre, entristecida:
-Aprende la aritmética,
estudia la aritmética:
si no sabes restar y dividir
no tendrás un futuro,
ni dinero, ni casa, ni amigos, ni coche…
Y no aprendí las tablas de aritmética.
Ni he logrado el futuro, ni el coche, ni el amigo;
pero he tomado todos los dones de la Vida,
gozándolos intensa y plenamente.
ESTUDIO PARA NARCISO
A Paul Valéry
El agua violeta entre tus manos
Y la tarde… Y sus piras infinitas
quemando de amaranto tus cabellos
Tranquilo tú, desnudo de ti mismo,
para admirar el fondo de tu estanque
tu adormecida sed y tu cintura
de nácar —si se quiere— o de durazno
Tu sexo de naranjo sin estío.
Tu sangre ebria de sol. Y tu mirada
de áspid, de triángulo sin sombra
Tu pulso. Tu estatura de verano.
Y el mar en verdes cópulas de espuma
Debiera hacerte dique si eres río.
Debiera hacerte red inconmovible,
para el perfil etéreo de tu aliento
Debiera no quebrarte el alba pura.
pero tu voz se torna mi silencio.
Y muero en ti. Y mueren mis gaviotas
Y el mar —desde tus labios imposibles—
me nombra en ti, me asedia
con cítaras y abismos y misterios.
Y caigo yo vencido. Y tú vencido,
sin lámparas, sin diques, sin barreras
Y pierden paz mi alma y mi sendero
Y Dios, de bruces, ante ti, se rinde.
TEORÍA DE LA LLAMA
Ya no soy más
el hijo de mis padres,
sobrino de mis tías,
nieto de mi abuela;
el ciudadano
que portaba la cédula
número 1317284,
que −en pie− cantaba un himno nacional
y que firmó: David Ledesma
sobre cartas
y cheques
y canciones.
He muerto en mí para resucitarme.
Un nuevo ser me viste.
Ya no puedo decir que soy un hombre
ni que vivo en tal parte,
ni que amo,
ni que soy. Ya no soy.
Me transfiguro
en una entera llama de Poesía
que arde,
crepita
y ruge
desde adentro.
Puedo tener un rostro como un viento,
un hueso como un río,
una muerte como una canción.
Mi ser no es esta costra.
No soy yo.
Ni es mi familia.
Ni es mi pueblo. Ni
es siquiera mi nombre.
Es un espacio luminoso y puro.
Un punto indefinido.
Intangible.
Inasible.
Indescriptible.
Una partícula
de fuerza,
de combate
que me nutre con sus tremendas brasas.
Ahora puedo morir,
puedo vivir también,
sobre mi cuerpo pueden caer piedras,
puede, bajo mis plantas hundirse el suelo:
y no caeré,
ni sufriré dolor.
La Llama me alimenta.
Me sostiene.
Estoy enteramente poseído
de una fuerza que es magia
y armonía.
No busco las palabras hermosas,
ni quiero los sentimientos nobles;
no busco ni siquiera el tono melodioso de la voz,
no busco nada,
mi voz es parte de la Llama,
es un instrumento al servicio de la Llama.
Y este fuego letal,
sagrado,
inexplicable,
me nutre y me posee.
Y ardo
nada más.
Tocado estoy de Gracia y de Misterio.