
Tres años antes de su viaje a París, Vicente Huidobro, el joven ilusionista y visionario, el loco racional de la tragicomedia ontológica, leyó su manifiesto Non Serviam en el Ateneo de Santiago de Chile, en 1914. Se convirtió así, de inmediato, en el precursor hispanoamericano de las ideas estéticas que habrían se surgir con la vanguardia europea, puesto que el poeta y teórico Pierre Reverdy utilizará conceptos semejantes a los del fundador del Creacionismo, pero sólo en 1918.