Raquel Gaio

Siempre estamos perforando el tiempo

 

 

 

 

[DIBUJO EN LA LUZ LO QUE ABANDONO]

 

dibujo en la luz lo que abandono

polvo y promesa de un rostro

ardo en la circuncisión del espanto

el sitio cavernoso del lenguaje

 

rezo por la lucidez, esta altura deslumbrante

para el pájaro mudo que despliega gestos

 

pero ya lo sé, todo es bochornoso

 

corté las alas indefinidamente

recojo las salidas y las catástrofes.

incorporo la piedra, el ejercicio de boca

 

niego la rebelión, el nacimiento

levanto mi mano herida en oración

 

rezo por un dios sin rasgos distintivos

 

 

 

[HABITAR LA PROPIA SALIVA DE MANERA DIFERENTE]

 

habitar la propia saliva de manera diferente: ser una flor carnívora en tu voz

no negar el cruce, no desmembrar el síntoma, quizás cegarlo

soy silenciosa, llevo la ascendencia de un pequeño tumor

 

siempre estoy de expedición

persigo la duración de la casa a través de su hollín

el manuscrito que envuelve su músculo

mi cuerpo como fachada

la gran sombra proyectada sobre la palabra migración.

 

 

 

[BORDAR UN RECUERDO CARIÑOSO]

 

– bordar un recuerdo cariñoso para un cuerpo que ha perdido su nombre

– imaginar las primeras edades desapareciendo en la nuca, en la profundidad de los omoplatos, ver su propio deslizamiento

– una imagen cruzando la boca, tu sangre domesticando esa imagen, los huesos en constante retirada, la protección como una especie de discernimiento del fuego

– vivir desde la condición de lo frágil

– sembrar todo lo que tarda en secarse: la altura de tu nombre, la violencia de tu cuerpo en mi imagen, el trabajo de la orfandad

– cuidar el terror que soy, forjar nuevos espesores.

 

 

 

[LEE CON TU FALSA GRANDEZA]

 

lee con tu falsa grandeza el peligro que soy

la llanura que llevo alrededor de mi cintura

el ojo ancho y sediento de lo inacabado

la vena danzante que me rodea

el baile de los moretones

el cuerpo elástico y fugaz

 

escribo el paisaje hinchado de una mujer

llevo nuestros cuerpos a través de nuestras distancias

 

migro de cuerpo a cuerpo

tomando tu cuerpo en el mío

respirando tu voz y mi hijo

yo mujer caballo mujer exiliada

mujer que provoca su propia sombra

mujer devoradora de sí misma

 

 

 

[YO QUE TAMBIÉN SOY VIGILIA]

 

yo que también soy vigilia y sé arruinar un nombre

yo que como un animal me planto delante del tiempo

y preparo mi división:

una mujer que gravita sobre su propio pecho

y que tiene las manos hinchadas del padre

una mujer con su secreto expuesto

una mujer frontera de sí misma

cuyas manos son un simulacro de sombra y refugio

 

RAQUEL GAIO O cabelo como uma entidade indomesticável, 3

 

[SOY UN MAMÍFERO EMPAPADO DE DESEO]

 

soy un mamífero empapado de deseo

un río que no deja de fluir

una cama hinchada con tantos porvenires

tengo el cuerpo suavizado por la mutilación de los días

y un pájaro que discute en la oscuridad de mis muslos

conozco el fracaso de la palabra deseo

de la enorme guillotina del siglo xix que nos acompaña

– no hay tiempo justo para cada cuerpo

lo que ves aquí

en este cuerpo que no deja de despertar,

es solo una ruina futura

– cartografía de días inevitables

no tengas miedo, porque tu ruina

tan oscura pero obvia

también estará conmigo

evaporando toda la caída de nuestro deseo.

 

 

 

[TRAJO UN HEMISFERIO]

 

trajo un hemisferio

que se queda bajo la lengua

derivas inmaculadas, oraciones huérfanas de templos

–una mandíbula que confunde los idiomas–

 

no pasa nada dentro del hueso

parece ser el único que se salva

nacido con renunciaciones

 

estoy perdiendo la humedad a lo largo de los años

me estoy intacta

me convirtiendo en una impronunciable.

 

 

 

[TENGO BONDAD EN MI CABELLO]

 

tengo bondad en mi cabello

que me humilla

cruzo la esperanza toda como una débil

tal vez como alguien sin nombre

 

abro la palabra secreto y me lastimo

como si fuera una cura

una oración suspendida que habita en cada gesto

 

sé que también soy el tendón desgastado en tu cama

el ramo de flores que crece en tu boca entreabierta.

 

 

RAQUEL GAIO O cabelo como uma entidade indomesticável, 2

 

[HABLO CON EL PIE MUTILADO DE MI PADRE]

 

hablo con el pie mutilado de mi padre

con la pierna que falta de mi abuela

con los ojos viejos que no conocí

 

– con el agua reposado en mi especie

 

¿cómo deshabituar el ojo de la madre?

¿cómo inaugurarlo para la gran avalancha?

 

habrá en el ancho del nacimiento

¿un momento de desuello?

 

inevitable es la caída bruta, la cara rígida de dios

la sombra que camina por dentro

la expedición depredadora de toda genealogía.

 

 

 

[ME ACUESTO EN UNA ROCA]

 

me acuesto en una roca

pero tu voz ya no brota en esta tierra peregrina

engulle las manos buscando la usurpación de la presencia

– gesto inesperado

estar rodeada de tanto piso, inscrita en una caligrafía poco traducida

ser un arbusto comestible, ser cómplice de la sangre que surge de los días

estoy herida dentro de tu boca

nuestros nombres tienen el cuerpo de los acantilados.

 

 

 

[SIEMPRE ESTAMOS PERFORANDO EL TIEMPO]

 

siempre estamos perforando el tiempo

tenemos abismos que destrozan los antebrazos

y una cicatrización forjada en la lengua de los días

siempre creamos las mismas mazmorras

y ninguna procesión nos salva

nuestro idioma es mordido por la desmemoria

y nuestra vigilia es suministrada por el error

dios habla un lenguaje indescifrable

pero siempre estamos traduciendo

como pozo, caballo o nosotros mismos.

 

 

 

[NO VES PERO EN EL DESIERTO]

 

no ves pero en el desierto

hay un charco en desequilibrio, una vieja oración, inestable

el grito de un niño, el código preciso de la invocación

la penumbra que reside en las distancias

tener un desierto que no se cierre, ennegrecer el calvario

la tibia, el calor de una geografía,

los nombres que viven en el abandono

ser su misma inmigrante la promesa definitiva

la posterioridad fallida

guardar en su regazo la propia eliminación.

 

Raquel Gaio El poema nos pasa como una sombra que busca su cuerpo correspondiente en lugares los más remotos e impredecibles. Es como una línea invisi ... LEER MÁS DEL AUTOR