Alguien comprará lo que escriban, muchachos
Nuevas voces de la Argentina
Por Luis Benítez
“Alguien comprará lo que escriban, muchachos”
El poeta y novelista Alberto Cisnero está dotado de una destacable habilidad para atrapar, en las redes del lenguaje, aquellos sentidos de las cosas y de las interrelaciones humanas que nos competen a todos, lo sepamos o no. Por esa razón es tan fácil para el lector identificarse con mucho de lo que el poeta nos dice explícitamente o nos sugiere con rápida referencia, sin que el cabal contenido de este último recurso escape de ninguna manera a nuestra atención.
Cisnero lo consigue de un modo muy efectivo, alternando muy medidamente un vasto arsenal de procedimientos escriturales. Entre los que emplea se destaca la alternancia de construcciones de índole coloquial con referencias cultas, sin que estas últimas impongan su peso específico invadiendo la serie y desviando la dirección que le ha impuesto a sus versos el poeta.
Luis Benítez
Poemas de Alberto Cisnero
carver
carver en parís. y el río que presuroso
corre ante ellos. y más allá el sol
se hunde en el ocaso: no podrían
existir sin vos, le dice y desprende
la ceniza del cigarrillo; y que acaso
el mundo les deba una pensión
vitalicia a tantos perritos de entrecasa
que expresan ideas definitivas
con tono vacilante ante un público
que no existe más que en su imaginación
mientras se dirigen a la fama,
a las giras mundiales; alguien comprará
lo que escriban, muchachos
(luego farfullan y sonríen bajo
la llovizna helada); y supongamos,
sin mirar una vez hacia atrás, para no
volver nunca más, hablando a través
de volutas de humo mientras ocurre
la combustión de hebras y pulpa,
que fuesen más verdaderas
las palabras, más firme el recodo
de oscuridad y que nos bastase
con nuestras camperas de cuero,
nuestras drogas y nuestras arrugas,
incluso con el mal, aunque sin incitar
la piedad, no, a menos que la gracia
lograse captarnos; eso supone algo
que deberemos averiguar por nosotros
mismos, encontrar al fin un final feliz,
en lo posible por medios decentes
y dentro de cierta legalidad;
lo mejor sería responder eneo
a todo, y que todo cuanto digamos
estemos dispuestos a firmarlo después;
eneo mientras nuestros cuerpos
se mantengan en posición vertical,
ladeados los sombreros, ocultándonos
la cara, dormitando en la sombra
de los portales, inventando otros
personajes para contar sus historias.
con tinta o con sangre en las propias
manos: había una vez un hombre, etcétera;
con la secreta misión de alterar
la estructura del universo y lo que acontece
en nuestro sistema nervioso,
no alcanza con asumir el riesgo,
requiere valor, desconocer el punto
de vista de la crítica especializada
al respecto; y de los mercaderes,
banqueros y representantes del pueblo,
aventuras en el circuito del hampa;
y hoy un día tan feo y tan bello no
hemos visto; era acá, hace ya demasiados.
días, en el fracaso pero no en la derrota.
sabemos dónde estábamos, dónde
estaríamos, dónde estaremos esperando;
tal dato quizá conlleve algún signo,
aunque rante (1), o tal vez sólo se trata
de nuestra fantasía, el empapelado hecho
trizas de las paredes, sucio del hollín
de la chimenea, sus flores decoloradas
y armarios que nunca logramos cerrar
con llave; tantos vidrios rotos
en los ventanucos, tantas despedidas,
tantas ciudades de cuyos nombres
no guardamos ya el recuerdo; simulacros
convertidos en poemas por muchachas
de quienes suponíamos estar prendados,
proposiciones de casamiento y otras
menos deshonestas (soñando sueños
que siempre terminaron mal);
eran planes perfectos, sólo que habían
sido perpetrados de cualquier manera;
igual nunca bebimos como los demás
y tampoco logramos adaptarnos
como ellos; si alguien decía querernos,
agradecíamos, y luego extrañábamos
de lo meticuloso a lo burdo, como ancianos
melancólicos y resignados, como la lluvia
cuando cae, como quienes intentan
protegerse de algo; luego simplemente
rompíamos nuestra palabra, simplemente
nos alejábamos; también recordamos
verlas marcharse sin tornar a mirar
en nuestra dirección; ningún otro ademán,
renuencia o postrer saludo; y nada salvo
a su alrededor, salvo fotografías rasgadas
de dos desconocidos; habría de cobrar
sentido en algún momento la misma
luz de antaño sobre túmulos, puentes,
bulevares, aquella torre, aquel molino;
a unas palabras responderemos con otras,
o repetiremos frases extranjeras, antiguas
y perdidas; y sólo muchos años después,
abstraídos en un libro, con un libro sobre
las rodillas, alzando los ojos de un libro,
abriendo un libro, en el atardecer todavía
luminoso de abril, nuestras palabras
aludirán a que no nos estábamos
volviendo más jóvenes y a que creímos
haber recordado algo muy lejano,
que nos acompañaría siempre en la vida.
son las cambiantes hipótesis de la mente,
igual a ver mecerse las lilas en una tela.
no giran como la tierra; silencio, tres
veces silencio; se puede ir al carajo
el racionalismo porque esta noche estamos
alegres y con las luces apagadas; alegres
de que hayamos sobrevivido para encontrarnos,
a través de aeropuertos y callejones; y no
vamos a apartarnos del aguacero; callemos
y corra el tiempo, el tiempo siempre
puede más que la prisa.
(De: “La sustancia en infracción”)
(1)Rante: argentinismo que significa descuidado, desaliñado y en general impropiamente llevado, así como se refiere a alguien vago y perezoso. Es aféresis de “atorrante”. (Nota de L.B.)
25-
pedíamos vino y carne asada, en liniers (2),
de pie, bajo la general paz (3). casi la única
serenidad feliz del día. muy cansados
o perdidos. perfectamente obreros del gremio
de la construcción. ¿cuánto hace de eso,
cuándo dejó de ser una excusa hermosa?
¿era nuestra misión en la tierra? padre
me pasó el brazo sobre los hombros,
como si tuviese que defenderme.
en la tarde de la que hablo lloviznaba.
(De: “Los dados de la muerte”)
(2)Liniers: uno de los 48 barrios de la ciudad de Buenos Aires, ubicado al oeste de la urbe y que limita con la Provincia de Buenos Aires. (Nota de L.B.)
(3)Avenida General Paz: autopista de 24,3 km de extensión en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que constituye en gran parte el límite entre la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires. (Nota de L.B.)
de su fin
cuando suspendas el tranco, con la
lentitud de un párpado, e indeciso
quede (o de su fin presago) otro
corto episodio de aquel sueño
geórgico, cumplido el frío de ese
primer invierno, roto o vendido
un jacinto, rodando hasta el polvo
se hunda y leve te sea la tierra.
(De: “Mil brillos apagados”)
volver
es la noche que profiero y titila
sobre mi cabeza simétricamente
la constelación; y en un mismo tono
de estupidez y regocijo increpo
al mar, oyendo su música intacta,
cosas finidas y compuestas por huesos
y sueños; y que no han de volver con el trémulo
albor o la espuma sucia de la marea.
(De: “Akullico”)
8-
son los tumultos del corazón
y detrás de todo aquello,
una isla, un redondo horizonte
de agua. el encanto de despertar
reside en la sorpresa; nos
volveremos a ver. los animales
que sufren se parecen.
(De: “Adiós y hasta pronto”)
9-
la vida en una frase. ya está bien. ninguna explica una vida.
con suerte se zurcen en casacas. ya lo entendí. la tradición
es reiterarse. llegar tarde a las lecturas. igual siempre se llega.
cortábamos el césped. era césped. vivíamos en un lugar violento
del conurbano. tenía la idea de que era improbable las aves
cantaran en algún momento del día. tenía puesto un sombrero.
no era una película. sólo cortábamos el césped. y planeábamos
qué carajo cenar. la clase de recuerdo que uno se lleva para
siempre. estoy lo suficientemente ebrio como para no mentir.
(De: “El movimiento obrero granizado”)
28-
anochece, sobre lo vivo y lo técnicamente vivo,
sobre la cualidad dadora de la sangre. albricias
a quien la detente, albricias para siempre pues
lo merecerá siempre. y aunque repugna
en su evidencia, no me exceptúo. sin otro fin
que el de estar vivo. gracia tanta, de rayos
negros, de menuda trama, una gota de tinta
en una gota de tinta, una luz marcesible y prieta
en su avidez. y nítidamente los verdes, los violetas
y los dorados. me basta con vos para contarlo
en la inquietud del juramento. cuando salí a matar
a moby dick me llamaste loco de mierda.
hice nada más que lo que me correspondía.
sólo me detuve para saludarte.
(De: “Ajab”)
25-
día tras día pensaba en vos. una larga noche
viajando en tren. dónde estarás a esta hora,
qué fue de vos. juntos amplificamos nuestros
corazones. nunca volví a verte y nunca esperé
que así fuera. vuelvo las hojas de vitela, el fondo
silencioso y frío de una octava real y no pierdo
de vista al astro que una vez nos vio abrazados
en el andén suburbial. habrá quien logre insignias
plantando árboles o tras firmar subvencionados
y pugnaces volúmenes; etopeyas. preferiría
que me golpearan. ¿mi credo, mi ocupación
productiva?: retener un día fugitivo, cierta calle,
indicar una fecha; obrar solo y para nadie.
(De: “Viral (2018)”, inédito)
11-
tu profundo devoto, tu taciturno actor
cortesano, tu perdedor sensual, tu proveedor
de droga, con entera simplicidad te toma
como testigo y confiesa ante vos: como la luz,
como el fuego, como nuestra más heroica
resignación, todos queremos ser hallados,
todos queremos que nos encuentren;
éste es mi vaso y lo apronto.
(De: “Todos queremos ser hallados)
28-
¿en serio te seguís drogando?
¿no tenés más inéditos? ¿por qué
decís que tu imaginación cejó?
entiendo; ¿leés teóricos francos
y devenís régulo prontamente?
un problema de mala digestión.
¿tu oficio vil y mecánico para
el tiempo del fin es dictar taller
quincenal de poesía y guion,
sin consecuencias textuales?
¿viajar en clase turista fue
tu mayor dificultad inmobiliaria?
no hablás de eso, ni de un libro,
el primero, porque te injuria,
quemaste cada ejemplar:
preverbal, dijo un redactor
del hampa literaria metropolitano.
¿disentís en que la clase media
ilustrada explica sus poemas
antes de recitarlos o franquearlos
porque todavía no los escribieron?
¿es sólo por deleite o vergüenza?
(De: “Clase 75”)