Cenizas sagradas
(Traducción al español de Matti Rossi)
UNA CASA NEGRA COMO CARBÓN DE PIEDRA
Una casa negra como carbón de piedra,
envenenada hasta el corazón por hollín y polvo de carbón,
una ventana
turbia
como un ojo enfermo
y en ella:
cara de niño, un muchacho pequeño,
con la mirada huraña clavada en la vida,
pasmado -comprendiendo nada.
Su cara pálida se grabó en mis entrañas.
el terror me sacudió: los hombres, ¿qué somos?
¿adónde vamos? ¿qué hemos hecho?
NO SOY BASTANTE PRESUMIDO
No soy bastante presumido
para llamar a esto un poema.
Cantos, duros cantos
si no tienes voz que los cante,
escúpelos como carajos
(blasfemo en nombre de la belleza, afirmo yo
Por la vieja costumbre de artista).
De la informidad naciente
brota la expresión.
Si buscas flores en mí,
te equivocas:
soy solo la semilla.
CENIZAS SAGRADAS
Veo las cenizas sagradas
En la cara de los que han sufrido.
Las veo en las revoluciones
reducidas a nada
en las pirámides derrumbadas, hechas arena
en los soles que ardieron y se apagaron.
Las veo y viendo siento:
Así es, así, tendremos que seguir:
ardiendo,
desde la pena infernal
hasta las cenizas puras.
NIÑO EN EL JARDÍN
Un niño en el jardín,
una maravilla:
Animal, animalito,
flor, florcita.
Como un gato sonríe a los claveles
y frota su cabeza
contra el tallo gigante del girasol,
pensando, tal vez: el sol es bueno
el color de la hierba es verde.
Tal vez sabe: ¡voy creciendo!
SÓLO LA ARDILLA SABE
Sólo la ardilla
sabe
de la alegría de un día de otoño.
Un viento friolento arrulla
el cadáver del estío
y sin embargo adivina:
nacerá el niño.
Cómo resuena el bajo oscuro de la tormenta cantando
su canto firme
en el himno nupcial de la vida:
da igual
si existe uno
o se apagó ayer.