Ocho poemas en la quinta del sordo
GOYA
LA QUINTA DEL SORDO
18 robots SWORDS, 18 soldados cibernéticos,
entran este abril en acción. Máquinas de matar autónomas.
Neutralizan al enemigo con una
super ametralladora.
El periódico no da detalles. Pero pronto gatearán
por todas las páginas Web.
Otra dolorosa pintura negra para la Quinta del Sordo,
el hábitat de nuestro ser.
Asmodeas, Aquelarres, interactivos algoritmos
de Fusilamientos del Dos de Mayo y descargas de mamelucos
desde Lasca y Perperikón hasta YONIVERSO,
la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo
de Sevilla.
El átomo humano. Un programa que evoluciona por sí mismo,
desintegrándose a asesino y asesinado.
Duelo a garrotazos interior.
El sueño de la razón produce monstruos.
¿Y el sueño en la razón?
CORAL
COMO EL UNICORNIO EN EL BOSQUE
Siempre ese progreso. Progreso, progreso, progreso.
Hacia las partículas elementales, hacia el control
total y absoluto,
hacia los programas autodesarrollables, hacia el código paralelo,
que /como me escribís/ está inserto en todo gen…
¿De quién entonces es este Gen Nuestro?
¿Qué es lo que recuerdan el agua, el aire, el vacío, el plasma,
la Gran Explosión y la Oscuridad Interior? ¿Qué
recuerda todo y nosotros
olvidamos?
Entre libros, ordenadores, dibujos rupestres,
herramientas de la vida y de la muerte,
pirámides, dólmenes, arrabales,
el rugir, Mozart, Bach, el silencio,
Leonardo da Vinci y la ceguera, Miguel Ángel, El Juicio
Final, el miedo, la fe, Dostoievski, el paraíso y el infierno, el Bosco,
lo inalcanzable, la destrucción y Goya,
la vida, la traición, Shakespeare,
los sueños, los molinos de viento, Botev, la soledad,
el caos, los niños, el bien y el mal, Cervantes,
el pájaro carpintero, los dragones y la lombriz, y Buda
te estalla la cabeza. Qué esfuerzo
a recordar.
¿A recordar? ¿El principio y el porvenir? ¿A Max Born, Tutankamón,
Safo, Marie Curie, Aquiles o Héctor, John
Atanasoff, Marina Tzvetaieva, Einstein, Dante, el Rey
Sol, Gógol, Rimbaud, Debelianov, Casandra, Euclides,
Galileo, Lorca, Goethe? Recordar…
Recordar. No, no el pasado,
ni el hoy, ni mañana… Recordar simplemente
lo innombrado.
Como el unicornio en el bosque de la memoria y los memoriales
me adentro.
Los periódicos de mañana
notifican que según los últimos datos
el Sol no es una estrella excepcional,
única ¿por ahora?, ¿para siempre?
en el Universo.
¿Entonces?
Me paro en medio de la habitación, en medio del verso.
En medio de la niñez y la maternidad. En medio del prado verdoso
que un hada madrina convirtió en pasto.
En medio de la ciencia que corre a transformarme en un mecanismo
preciso y fácil de reprogramar. En medio de mi especie
que espera que esto se cumpla.
Me paro.
Bajo estrella sin norte,
mirada sin tregua.
¿Qué recuerda todo y nosotros
olvidamos?
¿Nosotros?
CONCEPCIÓN INMACULADA
Hemos descifrado la Biblia.
Hemos llegado al Principio.
Se ha escrito el verbo.
Empieza el Génesis de la Autorreproducción.
Fabricación controlada y cómoda
en vez de esta incierta, dolorosa
Creación.
Y ¿qué creará? el Hijo no-Único,
diseñado a medida
mía y de este mundo,
sin incógnitas gestado,
huérfano de más allá
en los vertederos de la inmortalidad.
* * *
Se acrecienta lo que no está
a la vista.
Casi se puede afirmar
que el misterio tenía una descripción total
y un nombre
alternativo. Pero
¿cómo era?
Un paisaje febril en la calima
del ser.
* * *
¿Cuántas voces son necesarias
para no entender el mundo?
¿Cuántas voces inflamadas?
¿Cuántas cuerdas vocales rotas?
¿Cuántas palabras prefabricadas?
Para no entender.
Quedarse perplejo o indolente.
Salir del cuarto de estar.
Salir.
* * *
Abatidos subjuntivos, sílabas alucinadas
bajo la herrumbre de las miradas.
La luz esférica metaboliza los campos,
enormes moléculas de cromosomas de promiscuo
destino.
Y cualquier palabra será equívoca,
sólo signo de mi estupor
en el aire errático
del Universo sin forma ni cantidad.
* * *
Abrir la fuente de la ventana,
irme con lo lejano,
soltar lo querido.
Como los árboles abren sus puños
en primavera
y dejan volar invisibles savias verdes
ingrávidas
en el cielo perpetuo.
ANTEPRIMAVERA
No sé yo misma esta noche
lo lejos que me hallo. Impronunciados brotes parten
la piel del frío
con filo blanquecino de ternura.
Y reconozco todo mío en la lejanía que viene
sin estremecerme. Sin apartar ni un instante la mirada.
No busco ya en otra parte alguien para hablarle.
Podrá caer una mañana cualquiera.
A mí me basta con sentir la uña
del pájaro inaudible
agarrada a la intemperie
y lo ignoto.