Yves Bonnefoy

Todavía juntos  / Ensemble encore

 

(Traducción al español de Pablo Queralt)

 

 

Todavía juntos

Copa de la confianza,
en forma de arcilla de los grandes vocablos,
nosotros sabemos bien
que esta forma es informe, pero qué importa
amar nos prueba más. Yo había elegido
en la ilusión feliz de un primer día,
una piedra de safre. Oh mi amigo
mantengamos su hermoso nombre.
Tomo tu mano, este ritmo de la muñeca,
que es el río.

 

*

 

Y nuestras manos se buscan, se encuentran, se aman,
hemos dado forma a una nueva vida,
la copa solo nace de nuestras palmas
se rozan, se chocan, se superponen
en esta arcilla, el deseo, en el amor, ese voto.

 

*

 

Y entonces, en el hueco de arcilla, estos ojos nuevos,
esto fue, nosotros lo percibimos,
el mismo brillo que tuvimos,
que nos hubiera gustado ver bien temprano antes del amanecer,
debajo de la cima todavía indistinta
de nuestras montañas bajas: y aquellos aprestos
silenciosos como el metal candente
de la inmensa dulzura que será el alba!
un árbol después otro árbol parecido
todavía negro, todavía crudo con esos signos
que ellos parecen dibujar en el fondo de la bruma
que un Dios indulgente concibió,
si perfecta era ella,
esta tierra para conciliar espíritu y vida.
Los anillos que nosotros no acariciamos en nuestros dedos
ese lugar es,
evidencia sin prueba, suficiente.

 

*

 

Esta era la realidad, en que nos desvanecíamos,
el error de esperar compartir
un día, su bajo empuje, invencible?
Esta pendiente azul hacia debajo de nuestro camino,
la barrera del silencio de la madera de nuestro umbral,
altos son los humos. Visible es el ser,
y el ser es quien reúne. O usted y usted,
vida nacida de nuestra vida,
me tiendes tus manos, que se juntan,
tus dedos son a la vez lo uno y lo múltiple,
tus palmas son el cielo y sus estrellas.
Eres también quien tiene el gran libro,
no eres quien lo hace nacer y eleva
páginas cargadas de signos, de su abismo
que es aquello que espera su nombre.

 

*

 

Yo recuerdo.
La noche había sido la tormenta hermosa
después, los cuerpos en desorden
la aquiescencia cómplice del sueño.
El día que el niño entró en la habitación.
La mañana, esto fue
la comprensión real de los frutos vistos en el sueño,
apaciguar la sed. Y que la luz
puede inmovilizarse, es la felicidad.
Yo recuerdo. Es este mi recuerdo?
O es la imaginación? Fácilmente transitable
la frontera incierta entre todo y nada.

 

*

 

La osa mayor

Es que hace frío?
Yo no sé, sí, puede ser.
Es por eso que me tienes junto a ti?
Sí, no temas.
No me dejes estoy tan asustado!
Qué te hace pensar que te quiero dejar?
No, pero dónde estás? Dónde estamos?
Yo no sé. En el cielo.
Estás seguro? Mis pies se hunden en el agua.
Es el agua del cielo.
Yo escucho voces. Gritos.
Voces? Yo también, tengo miedo.
Mira a la izquierda! El color!
Sujétame, sujétame bien.
Y esa gente en la ruta! es noche de fiesta?
No, es la manada, inmensa.
No, son niños. Nada más que niños. Yo tengo miedo.
Agárrate bien a mi cuello. Hablemos entonces!
Qué es esto, el fuego?
Yo no sé. Lo mismo que esas estrellas, puede ser.
Me pregunto por qué el cielo está tan cerca en la noche.
Yo, no me pregunto más nada. Yo observo. No, ni siquiera.
Entremos en esta habitación. Pero esto es agua!
Vamos a chapotear. Vamos a gritar. Se entenderá todo.
Tú, sí. Yo, yo me adelanto. Yo no volveré más.
Oh, no me dejes más. Las estrellas brillan, el cielo se mueve.

 

*

 

La sala, el jardín

I

Esta pieza cerrada.
Desde antes del tiempo. Los muebles, el sueño.
Se hablan en voz baja. La luz
tiende una mano a través de los cristales.
De un azul extinto, el vaso
sobre la mesa despierta.

Pintor, tú eres el único que teniendo recuerdos,
puede entrar hoy aquí.
Tú sabes quien ha ordenado en lo eterno,
el desorden de los trapos, recubriéndolos
de telas donde se desvanecen las imágenes.

Entra,
alienta el silencio que tú eres,
entra con este rojo vinoso, este ocre amarillo
este azul de otros años,
haz que ellos tomen de la mano la luz
que los guían! Ellos le muestran algunas flores
con oro de hojas secas.
Tiene en su dedo como su memoria este anillo.

Tú vas a permanecer allí, hasta esta noche.
Es más, pinta, que devuelva vida,
es dar existencia, así impalpable,
casi invisible, esta mano que en la oscuridad
toma la tuya.

 

II

Y habiendo vivido, allá
cuando tú vuelves a salir, que sea tu trabajo
mirar el cielo por encima de los árboles,
desde las hojas, verde oscuro. Desde este banco
en donde el color se mezcla,
y el azul oscuro acerca un poco de rosa.

Se trata de la vida y de la muerte.
Y de uno que venía, graciosamente,
a cierta hora de la noche para leer,
una hora, en este cómodo sillón, antes
que cese el derecho a no inquietarse
por el paso del tiempo.

Una hora, casi una hora. Es como si
cualquier cosa pueda ser un guante,
estaba caído de rodillas. Y sin
soñarlo para verlo, como si con una
mano, ella había buscado distraídamente,
en el fresco de la hierba.

Lo más cercano
lo más próximo. Lo más retirado
en el pasado encantado el instante presente.
Esto se sabe en el color, donde nada cesa.

 

III

Esa noche, la luz
anidó en el sueño y esa mañana
eso fue un mundo, y hacia la noche
lo mismo ese vestido atenuado con un poco de rosa,
esa mirada que le pide a un jardín
que todavía demore un poco al tiempo.

Pintura, sillón vacío, libro que quedó abierto.
Bajo las primeras gotas, amplias, calidas,
el color se ilumina. Ella recoge
es un guante, alguna cosa sobre la hierba crecida.

La hierba de tu jardín, pintor, mi amigo.
Ella también crece? Su verde inmenso
recubre el mundo del que tú huyes?
Sí, pero, mira un animal ha dormido aquí,
la hierba esta aplastada, ha dejado un hueco
es como un signo, el signo es más
que lo que se fue, que la vida
que pasa, que la canción en la ruta
la tardanza de la noche.

Detectado el pincel en la sombra
de esta hierba da a conocer con nosotros
el ser simple de un signo:
este sueño, no, este oro,
haciendo de aquello que fue lo que quedó.

 

*

 

Un café

Ese hombre y esa mujer,
su largo silencio inquieta la luz,
el viento sobre sus manos, que están inmóviles.
Pintor, anima sus dedos
con un poco de color claro. Que sea
ya como un resto de día en la noche que cae.

Y uno, luego,
se moverá y temblará. La mesa
es el ángulo, justo debajo de las ventanas
por las cuales son visibles los altos
del cielo de la noche.

Esos cristales? No un prisma. Y su rayo
que busca en la penumbra
de la habitación.
Aquí nada más que el mundo. Allá, afuera el exterior,
la esperanza que vuelve
fatigada por su larga jornada,
por cualquier lugar de la ciudad.

Ah, mis amigos
pasen, todo es un río. Como aprender
a vivir, es decir a morir? Un poco de tiempo
para eso cuando el café esta cerrado.
Tantos malentendidos! Pero sobre el lienzo
que parece inacabado, estos vasos vacíos
pero que brillan, un poco. Esto puede ser el anillo,
de dos vidas que se fusionan.

 

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Pablo Queralt. Es médico y poeta. Curador del Ciclo de Poesía en la Biblioteca de San Isidro y del Festival de Poesía de San Isidro . Fue colaborador del suplemento cultural del diario El pregón de Jujuy y diario Punto uno de Salta. Publicó los libros de poesía: Cansancio de lo escrito, La flecha de Agustín,  Un seductor mañana, Primer paso, Reescritos infinitos, Pueblo de agua, Pájaros en palabras, Crack, Escribí mi nombre, Poema de la nieve, 89 golpes y un whisky, El padre, Late, Pavarotti, Jazz, Perfume animal, Cocineros, Coca, Laleblan, Aves del paraíso, La piscina, Ser y ser visto, Nací en el cine, Ópera y Raros sentidos. Hizo la traducción de Ensemble encore, último libro de poemas del poeta francés Yves Bonnefoy y de Perambulans in noctem. También de El hombre con sudores nocturnos del poeta inglés Thom Gunn.

 

 

Yves Bonnefoy (Francia, 1923-2016). Poeta, narrador, traductor de Shakespeare y ensayista de arte. Publicó, entre otros títulos: Del movimiento y la ... LEER MÁS DEL AUTOR