Yuri Pérez. Tango del ciego

 

Presentamos tres textos del destacado autor chileno.

 

 

 

Yuri Pérez

 

 

RECONCILIACIÓN SEGÚN SANTA JUANA

 

Yo le dije a la flaca

“No vayas a pasar al otro carro”

Se hizo la sorda muda, coja se hizo

Me instalé en la ventana para escupir su mejilla

Hasta que llegamos a Chillán

Hasta que llegamos a casa de ángeles de acrílico

 

Los viajeros me dejaron seco

 

La vecina del asiento trasero, la de acento chabacano

Me dio golpecitos en la estría

Para que levantara el ojo de la noche ruinosa

Sentí que la muerte me andaba insinuando sus clavos

 

-Desperté-

Ahí apareció la niña famélica y sucia

Del brazo de un amigo, de un amigo suyo

Que había conocido en casa de mis parientes

Estaba fea y dulce en la totalidad de la desgracia

Dijo

“No vayas a pasar al otro carro”

Fui sordo mudo, bestia, me las di de macho

Y compré boletos de ida al infierno

 

  

 

 

EL RECOGIDO

 

A mi perro lo encontré

En la peregrinación a la virgen de lo Vásquez

Lo traje a casa

Limpié su hocico

Le di a su cráneo forma de corazón

Lo puse sobre la colchoneta

Cerca de la perra Sofía

Una quiltra llamada a ser la nueva condesa

Le otorgué licencia sanguínea

Mis parientes comenzaron a odiarlo

Nunca estuvieron a la altura de tamaña desgracia

Mi perro estaba todo el tiempo montado sobre la Sofi

Debí meterlo al armario – ropero

Le arrojaba pollo asado y galletas

Él todo lo devolvía por la cerradura

Una noche dejé de visitarlo

Estuve a punto de ejecutar el óptimo suicidio

Él aullaba como demente

El tema estaba sobrepasando la decencia

Decidí llevarlo de viaje

Nos fuimos

En busca de la tierra prometida

El resto de la historia no tiene mayor significación

Vivimos una muerte que no puede morirse

Aquí está mi perro

Me lee poesía caótica cuando enfermo

Y no pregunta nada sobre Cristo

 

 

 

 

TANGO DEL CIEGO

 

Cuando este mundo se pudra

nuestra casa será un manicomio

Alberto preguntará sobre el ocaso de Lucrecia Borgia

Buscará en el espejo a su madre muerta

 

Acurrucado en la pared

morirá esperando que Dios agriete sus manos

 

El que enloqueció una noche de agosto

detrás de la cancha de baby fútbol

el mismo que mató al gato de la casa

vendrá a invitarme para destruir a Lucifer

 

Pedirá comida y vino

nosotros cogeremos sus dientes

para perdernos en el año bisiesto

donde los amantes flagelan su destino