Epitafio para un hombre que vive
LA FLECHA ESTÁ EN EL AIRE
Apuntó contra el blanco indicado
y de pronto fue oscuro
se entrecruzaron vientos
hubo piedras deshechas
y árboles arrastrados por el suelo.
Oyó plegarias, demandas de perdón
voces gritando
que la ruta hacia el blanco no era esa
que Gesler estaría siempre
poniendo la manzana sobre el niño.
Disparó.
La flecha está en el aire todavía.
MONÓLOGO
Cada palabra es una clave
y una explica la otra
y todas juntas
no alcanzan a decir
lo que yo quiero.
Soledad, por ejemplo
es como un hueco enorme
o una piedra cayendo en el vacío
o el dolor en el pecho
cuando niño te quedas en la calle
sin conocer a nadie
o viene el padre y parte
y entonces la ternura
se convierte en lágrimas
en odio, en largo desconsuelo
y hasta te hiere el aire
y caminar no basta
y dormir es morir pero te duermes.
Soledad no es el acto de estar solo
es buscar en los otros tu estatura
tu dimensión exacta
o más bien repartirte
formar un ancho coro de ti mismo
y luego no encontrarte en los que pasan.
Qué soledad la del que pide a gritos
a golpe de ternura en medio de la gente
que la risa sea risa
y que el odio sea odio
que la mano apriete fraternal
o clave su cuchillo
y que el hombre sea hombre
por encima de todas las miserias
Cada palabra es una clave
y una explica la otra
y todas juntas
no alcanzan a decir
lo que yo quiero.
LA LUZ EN EL CRISTAL
Es bueno que pienses en la razón
de los que te acompañan
pero no olvides que es la razón
de los que te acompañan
y no siempre la razón que necesitas.
Cada cristal mueve la luz que tiene
y no todos los caminos te conducen a casa.
Saber oír es el primer ejercicio para andar
pero el aire está lleno de sonidos
y Ulises no se salva porque se amarre al mástil
Ítaca también está en lo más intrincado de sí mismo.
Respeta la verdad de los que van contigo
pero respeta, sobre todo, tu verdad
porque ella es de algún modo
la verdad de los que van contigo.
No olvides que tú quieres a aquellos
que te ayudan a quererte
y que ellos también piensan lo mismo
si no de que sirve el sacrificio.
No rechaces la mano que te apoya
ni desdeñes la mano que te empuja
de ambas manos se compone el cuerpo
y solo con las dos podrás conocer el misterio del abrazo.
LA INCONDICIONALIDAD ES UN OFICIO
No olvides nunca que en la piedra está el hierro
y que la muerte es de metal.
La chispa y la madera son contrarios
de donde nace el fuego
y la ceniza
y cierto mito alado que es el hombre.
Si mandas, el leal será el sostén que necesitas.
No confíes jamás en quien te anuncia
sin condición su entrega.
Nunca el leal limpiará con su lengua tu camino
ni aplaudirá tu soberbia o tus errores
pero sabrá morir contigo
EPITAFIO PARA UN HOMBRE QUE VIVE
Yo conocí este hombre
supe de sus hazañas y sus miedos
recorrí junto a él diversas geografías
y lo vi renunciar a la mujer que amaba
sin saber que era yo quien la perdía.
Muchas veces nos esperó la muerte
en idénticos cruces de caminos
con su inútil oficio.
Los dos vimos la guerra cara a cara
y fuimos vencedores
pero en distintos puntos cardinales.
El tiempo fue dejando sus medallas
cicatrizando las roturas
estableciendo sus fronteras.
¿Dónde está el hombre que nació conmigo
qué ha sido de su incurable risa
de su odio mortal a los traidores
de su enfermizo asco a las miserias
que siempre nos corroen
el rostro y la palabra?
Yo estoy donde él decía que era el único sitio
y espero que aparezca
que vuelva a entrar gritando
su rabiosa esperanza
su simple humanidad de hombre que cree.
No lo busquen.
Si acaso se demora o no regresa
es que perdió en la paz todas sus guerras.