(Tesero, Italia, 1946). Reside en Milán donde ha enseñado italiano en un instituto de idiomas. Ha traducido a Prévert, Valéry, Baudelaire, La Fontaine y Grimm. Colabora en Il Corriere della Sera y ha escrito varios libros de cuentos. Como poeta ha publicado: Teresino (1981), Il Signore d’oro (1986 y 1997), Poesie dando del Lei (1989), Il Signore degli spaventati (1992), Una quieta polvere (1996), Poesie. 1972-2002 (2002), Poesie di ghiaccio (2004) Poesie per un gatto (2007), Poesie della notte (2009), La gentilèssa (2009). Ha obtenido diversos premios, como el Montale, el Pen Club, el Premio Nazionale Alghero Donna di Letteratura e Giornalismo, el Camaiore, el Elsa Morante, el Cardarelli-Tarquinia. Como autora de cuentos ha recibido el Premio Rodari (1997) y el Premio Andersen (2000).
Una poesía que queda suspendida en el aire, tanta es la levedad y gracia de su dictado, pero también fuertemente arraigada en la realidad cotidiana. Entre estos dos polos oscila el universo de la autora, sin que falten repentinas inversiones, porque lo que se presenta como dulce, transparente, delicado, hiere de golpe como una cuchillada.
De la poesía de Vivian Lamarque se han ocupado los más destacados críticos y poetas italianos. Refiriéndose a su personalísimo mundo, Raboni nota en sus versos una sencillez «casi feroz», agregando que «escribe como si esto no tuviera nada que ver con la literatura». Se ha hablado también de «inteligencia del corazón» (Vittorio Sereni), de «crueldad amable» (Cordelli), de transparencia sólo aparente: «sus poemas no son lo que parecen» (Fortini).