Victoria Guerrero Peirano

Poética de la alegría

 

 

 

 

POÉTICA DE LA ALEGRÍA

 

feliz avanzo desnuda a través del polvo de la ciudad

perdiéndome entre vendedores ambulantes y cuerpos sudorosos

el tráfico cruel y el olor a pescado me enceguecen

 

por estos días me ausento de los muertos y gozo

o más bien bebo en su nombre

¡salud!

 

repito:

mi cuerpo hundido en aguardiente

¿no es acaso el perfil del escritor maldito?

 

pero yo no soy maldita sólo estoy

ligeramente

mal bendecida

 

nuestra retórica es más cínica que el agujero negruzco

que atraviesa nuestro cuerpo

sin compasión

pero ante todo avanzo feliz buscando inyectables

agujas salvadoras que no bajan de precio

 

mi sudor se pega con un cuerpo desconocido

¿es este el deseo?

¿o la escritura es el deseo?

 

mi hermana lava a mi madre

yo la peino y le alcanzo una bata nueva

¿es esta la ternura que de mí esperan?

ella vuelve al único estado posible:

la infancia

su infancia en una casona burguesa de magdalena

que ahora se derrumba como nuestros sueños

 

los ascensores el pase para familiares (obligado)

la cola para los pisos pares o impares

la visita de 4:30 a 6:30

¿y la cama? señorita? -¿cuándo?

un CÁNCER no es un caso de emergencia

es un tema para la literatura

y todo el alcohol que los poetas se puedan beber hasta escupirlo

 

el sudor que producen los ascensores repletos de desconocidos

me alegra

sobre todo en invierno

y ahora que encontré una aguja para pinchar el texto

pic pic

hacerlo trizas

 

estos son todos los lugares que he cruzado para encontrar la felicidad:

toda la avenida brasil con los ojos cerrados (no hay nada nuevo por ver)

la Plaza Bolognesi

el Paseo Colón

el Ovalo Grau

el Palacio de Justicia

la Plaza San Martín

no llego más allá porque mentiría

-al menos no hoy que avanzo desnuda

hoy estás en el Queirolo sola frente a un vaso de cerveza

y evocas a todos esos héroes y sus penurias de folletín

¿ellos hacen nuestra historia?

¿y ellas?

 

frente al vaso mi rostro se deforma

ese espejo improvisado es sincero y me lo bebo

con una media sonrisa

hasta el final

 

 

 

 

 

TESTIMONIO DE PARTE (victorialand)

 

¿Cómo hablar del no-yó sin dar un grito?
(Vallejo)

 

 

Me pregunto en qué momento mi nombre fue un puñal atravesado

por ocho letras

8 letras redondas con sus vocales y sus consonantes agitadas

mordiéndose en el yo

crispándose en el tú

 

Hoy te he visto envenenarte con confesiones pretenciosas y ser

el centro de

la Fiesta

 

Exhibirte con un vergonzoso baile cumbianchero delante de tus muertos

 

 

¿Acaso no me trajeron aquí

enseñándome

im-pú-di-ca-

mente

a desear todo lo que se vende?

 

No tengo sentimientos –dicen-

Más todo se agita en mi interior nerviosamente

Y cómo he sentido la duda jalonearme

 

pero

 

mis sentimientos eran vanos porque venían del fondo

y no los podías ver

 

No eras quiromántico –según decías-

(o quiropráctico)

y ante tus ojos la sumisión era una forma de Amor

 

¿No es este el tiempo de la razón ardiente?

 

Yo sé que los críticos piden de mí

la cursilería de andar con el corazón en la boca

 

Más Yo no puedo hacer eso

 

Yo solo corro tras heladeros o restaurantes de menú baratos

a través de las cuales sobrevive la incursión diaria de ser:

gorda / pequeña / imberbe / velluda / transparente

raquítica / potona / ojerosa…

En la cola de los bancos canto canciones de josé José

Y bordo imágenes futuristas en viejas casacas de yin

para espantar las deudas y la comida a deshora

 

Esto me hiere tremendamente

 

Y otra vez te preguntas en qué momento cada consonante

y cada i

y cada o

y cada a

empezaron a convertirse en letras muertas

letras impresas en pálidos recibos de luz agua y teléfono

 

Vocales descoloridas que alguna vez ardieron

a noir

o bleu

i rouge

 

Mi nombre es ahora un documento de barbarie

Atrincherado en su yo

Ronroneando insolente en su tú

 

Never more!

Never more!

-me digo-

 

Así sea.

 

 

 

 

 

BAILE

 

Él fuma
Ella hace rodar sus anillos
Gottfried Benn

 

 

Viendo mi cadáver       Este cadáver peruano

              flotando río abajo

arrastrado

hacia sucios mares del desierto del Perú

 

recordé a mi abuela loca

y su extraño canto

el eco atravesado de su voz en paredes de adobe

ojos azules que me miran observan el corazón de una fruta  descarnada

 

Sáenz Peña 450            Allí nació mi desatinado baile

 

En medio de una fiesta gótica chispeante de tonos chicha

Alumbrada por una iglesia limeña de mediana alcurnia

se celebraron las bodas de la Locura

 

 

Un anillo se hundió en el otro para pactar la nueva Alianza

Esposos & Esposas

recitaron el viejo poema del manicomio

 

un disco de vinilo siguió a otro

como mi madre siguió a la suya y yo a ella

 

Entonces Esposo

dame dos anillos viejos para entendernos

 

 

Ahora que conoces el pasado

Es tu turno de agitar el futuro

 

Los dados al centro de la mesa mugen su balada:

 

6     6

 

Lo dicho:

 

Un golpe de dados nunca abolirá el azar

 

 

 

 

 

1-02

 

Hoy le corté el pelo a mi hermana

Su cabello caía como grandes lágrimas sobre el zócalo frío

Lo barrí y lo tiré a la basura

Tanto pelo muerto cubría mis sueños

Soñé un día con el pelo muerto                      Otra vez unía sus hebras

Cada una se juntaba y me demandaba respuestas a mi triste hazaña

Yo permanecía muda-quieta

El pelo muerto insistía: ¿Estás allí? ¿Por qué me mutilaste?

Recogía el cabello y el rostro de mi hermana aparecía flotando a la distancia

¿Por qué arrojaste mis cabellos a la bolsa de basura?

 

La cabellera me exigía alimento también agua abundante agua

 

Pero mis manos estaban cosidas                    No podía dar de beber

Mis piernas no daban un brinco                     No podía buscar

Y mis senos estaban secos                             No podía dar de lactar

Yo estaba más tiesa que aquel pelo muerto que corté

O yo estaba más muerta o quizá ya había muerto y no lo sabía

 

Mi hermana sintió piedad de mí de mi silencio

Calmó a la cabellera

Le habló con voz dulce como si fuera una hija pequeña

Le exigió que descansara        que durmiera en mi sueño

En suma          que no jodiera

Después de todo qué es una madre si no dice estas cosas

 

Yo he de aprender por ella lo que hace una madre

Yo he de imitar a mi hermana para poder ser su madre

 

¿Soy la madre o imito a la madre?

Quizá solo ejerzo la maternidad como un remedo casi un chiste

Pues no tengo ningún hijo que legitime mi condición de parturienta

 

¿Qué hacer?

Todo lo que escribo se reduce a dos o tres palabras

Madre Hija Hermana

Es una trilogía no prevista por el Psicoanálisis

 

Mi hermana-hija

Mi hija-hermana

Aparece en mis sueños

Es real y me mira con ojos lastimeros:

 

¿Por qué botaste mis cabellos al tacho de basura?

 

 

 

 

 

EL CICLISTA

 

para el que sueña
para  los ciclistas de corazón

 

Para el que cierra los ojos a través de la mañana

Solo un sueño  una magnífica luz

ha sido dispuesta para él  el soñador  el juntaalmas

Aquel que se sumerge en la locura bienhechora y se eleva pedaleando

en su hermosa bicicleta

roja

 

Yo soy una ciclista mediocre

–he de reconocerlo–

Me angustia pensar en la soledad de los traseúntes

En el oblicuo resplandor de la mañana

Y en los miles de automóviles que apenas rozan el pavimento

 

Ah mi vieja bicicleta roja

comprada un domingo en la Feria del Mauer Park

Hace más de quince años podría haber pedaleado

por uno u otro lado del Muro

y mi sueño se soñaría distinto

 

Para mi guía berlinés soy un permanente fastidio

Él va siempre delante mío como un Príncipe indiferente

manejando su enorme bicicleta azul

–azul como los ojos de mi abuela–

No puede entender mi extraña ensoñación ni mi angustia

Ha adquirido la confianza del que lleva kilómetros de pedaleo constante

 

Hoy que voy montada en bicicleta

Recuerdo el color de sus ojos

Su ingreso en la locura   Su permanente exilio

 

Cierro los ojos como cuando era niña

Suelto el timón           Lo dejo a la deriva

Caer a tierra es siempre una posibilidad del ridículo o la Muerte

Quizá cierta locura materna

me humaniza entre tanto cadáver que junté en mi adolescencia

 

Mi centro: La pequeña Lu se ríe de mí

Sabe que tengo miedo

Y goza y hace fiesta cuando ve la fotografía

“Es una bicicleta para niños”—dice

 

Y nos reímos juntas

Y berlín ya no es más Berlin ni sus perfectas ciclovías

Ni sus cientos de museos en honor a la Muerte

Hoy es Lima y en Lima no se montan bicicletas tan seguido

porque te las roban o te atropellan en cualquier esquina

Y no existen museos para honrar a los cadáveres

de mis diez, de mis quince, de mis veinte años

 

Mas este poema lo escribí para el que todavía sueña

Para el que atraviesa las fronteras feliz e indocumentado

Para todo aquel que se rebela contra los asesinos del mundo

 

Para el ciclista que escribe un poema en cada vuelta de pedal

 

 

 

 

 

CONTEMPLACIÓN

 

el ojo de una rata me observa

su único ojo rojo me mira

y yo miro la oquedad de su ojo izquierdo

por ese hoyo tal vez se pudiesen entrever

otros mares de arena   otras orillas

como la primera orilla de la que partí:

en el ojo de fuego de mi madre

entonces todo volvería a arder

el agua            el ojo              el fuego

y mi cuerpo se diluiría en arroyuelos y ríos sin fin

pero esa oquedad no existe

sólo mi miedo y el ojo solitario de la rata

que ejerce su dominio sobre mis ojos

que son dos ojos pequeños y miopes

por los cuales ella me observa:

ahogar los abrazos en una parada de autobús

reposar la cabeza sobre el ombligo de mi esposo

 

ahora el viento es suave

y las hojas suben al cielo

desde donde una pequeña ave de rapiña

desafía al sol

y nos contempla

 

 

 

 

 

LA CIUDAD DEL RECICLAJE
(por estos días)

 

con el corazón hecho trizas atravieso un puente

una superficie metálica incapaz de corromperse

abajo

se asoma un río inmenso

gélido

un hermoso espejo azul que cobija a sus muertos:

tres punks

un profesor universitario

una mujer desconocida (siempre lo somos

 

flotan sobre sus aguas

yo les llamo mis ofelias postmodernas en la ciudad del reciclaje

(do not recycling is illegal –dijo la dueña de casa

y enseguida me puse a separar las astillas de mi corazón)

nadie diría que esos cuerpos me atraen

y sin embargo

una parte de mí se inclina hacia ese lado

desde donde se mira el vacío como recuerdo de una infancia feliz

las aguas me esperan

y me acobardo

tiro del otro lado

no menos incierto

por donde las luces de los autos se devoran

unas tras otras

unas tras otras

y mi cuerpo quedaría engullido tragado por ellas

una desnudez de espanto

―me digo

y otra vez

me acobardo

al otro lado del puente (el principio o el fin poco importa)

un río menos brillante cruza bajo mis pies

el rímac se eleva sobre mi memoria como lo que es:

un lecho oscuro que opaca nuestra miseria

y sin embargo

ese lecho de barro hostil tal vez alguna vez fue bueno

y meció entre sus garras tiernas

a mis abuelos

a mi padre

a mi madre

a mi hermana

a la pequeña luz maría

o a mí

sudaca cuya sombra se refleja en un hermoso río pálido

dispuesto a quebrarse a la primera bocanada de luz

o  al chillido de otro cuerpo (el splash de la muerte)

─como todos estos─

heridos de inocencia

en la ciudad del reciclaje

cuyos puentes jamás se quiebran

 

 

 

 

 

UN ARTE DE LA POBREZA

 

Mientras afuera la rana canta

Emily me dicta un Arte

Un arte de la pobreza

Una de sus reglas es ser Nadie

Alejarse del frío derroche y la adulación

No es fácil ser Nadie

Toda la vida nos enseñan a ser Alguien

Pronto las generaciones jóvenes vienen y nos arrasan

Y pasamos a ser Algo

Y luego Nada

Un arte de la pobreza

Requiere aprender a ser Nadie

Ser austero en un mundo de vanidades

Mientras afuera viejos hombres sabios

Y chicas listas

Pretenden seducirme

Emily me dicta un Arte

Un arte de la pobreza

Yo solo me siento y copio sus palabras.

 

 

 

 

 

MANTEL

 

Mi madre tejió un mantel

A croché

En ese tiempo yo no sabía nada

Lo llevaba a todos lados

Me asombraba que tejiera en la oscuridad de un cine

Pero ella lo hacía

Y al día siguiente no sobraba ni faltaba una sola pastilla

Así era mi madre en aquellos tiempos

Una mujer extraña

Trabajaba de día y los fines de semana tejía

Me llevaba al teatro

Yo no la entendía en ese entonces

Las madres de mis amigas permanecían en casa

Cocinaban Las recogían de la escuela Les preparaban la lonchera

Cuando el mantel estuvo terminado

Lo puso en la mesa

Era magnífico

Pero yo en ese tiempo no lo entendí

Era complicado

Me perdía entre sus puntos

Me enredaba en su delicada trama

Veía a mi madre a través de esos anteojos de hilo

Pero ella seguía siendo diferente a las otras:

Trabajaba de día

Bordaba los fines de semana

Y no soportaba demasiado estar en casa

Yo nunca la entendí

Quizá no supe lo suficiente

Tampoco ella me enseñó

Pensó que era demasiado para mí –o muy poco

Ahora mi madre dice que no puede hacer nada con sus manos

El mantel permanece guardado entre los estantes

Yo me llené de diplomas

Y no sé bordar

 

 

 

 

 

DEJO LA PALABRA  LA OLVIDO

 

Ensarto hilos rojos negros azules fucsias verdes

 

Harta ya de los Concursos Públicos para Plazas docentes

Empecé a bordar cada prenda de mi ropero

Arreglé mis títulos doctorales y los guardé junto a la estantería de libros

Para que no se sintieran menos

 

CV a foja “0”

 

Lo archivo

lo fondeo

 

El mercado quiere profesionales en tiempo récord

Títulos y másters,

etc. a granel

Pero las costureras somos para siempre

Muchas veces he pensado en lanzarme por la ventana

Pero me pongo a escribir o a cortar papel

y se me olvida

Victoria Guerrero Peirano (Lima, Perú, 1971). Es poeta e investigadora. Doctora en Literatura por la Universidad de Boston y máster en Estudios de Género. Ha publ ... LEER MÁS DEL AUTOR