Poética de la alegría
POÉTICA DE LA ALEGRÍA
feliz avanzo desnuda a través del polvo de la ciudad
perdiéndome entre vendedores ambulantes y cuerpos sudorosos
el tráfico cruel y el olor a pescado me enceguecen
por estos días me ausento de los muertos y gozo
o más bien bebo en su nombre
¡salud!
repito:
mi cuerpo hundido en aguardiente
¿no es acaso el perfil del escritor maldito?
pero yo no soy maldita sólo estoy
ligeramente
mal bendecida
nuestra retórica es más cínica que el agujero negruzco
que atraviesa nuestro cuerpo
sin compasión
pero ante todo avanzo feliz buscando inyectables
agujas salvadoras que no bajan de precio
mi sudor se pega con un cuerpo desconocido
¿es este el deseo?
¿o la escritura es el deseo?
mi hermana lava a mi madre
yo la peino y le alcanzo una bata nueva
¿es esta la ternura que de mí esperan?
ella vuelve al único estado posible:
la infancia
su infancia en una casona burguesa de magdalena
que ahora se derrumba como nuestros sueños
los ascensores el pase para familiares (obligado)
la cola para los pisos pares o impares
la visita de 4:30 a 6:30
¿y la cama? señorita? -¿cuándo?
un CÁNCER no es un caso de emergencia
es un tema para la literatura
y todo el alcohol que los poetas se puedan beber hasta escupirlo
el sudor que producen los ascensores repletos de desconocidos
me alegra
sobre todo en invierno
y ahora que encontré una aguja para pinchar el texto
pic pic
hacerlo trizas
estos son todos los lugares que he cruzado para encontrar la felicidad:
toda la avenida brasil con los ojos cerrados (no hay nada nuevo por ver)
la Plaza Bolognesi
el Paseo Colón
el Ovalo Grau
el Palacio de Justicia
la Plaza San Martín
no llego más allá porque mentiría
-al menos no hoy que avanzo desnuda
hoy estás en el Queirolo sola frente a un vaso de cerveza
y evocas a todos esos héroes y sus penurias de folletín
¿ellos hacen nuestra historia?
¿y ellas?
frente al vaso mi rostro se deforma
ese espejo improvisado es sincero y me lo bebo
con una media sonrisa
hasta el final
TESTIMONIO DE PARTE (victorialand)
¿Cómo hablar del no-yó sin dar un grito?
(Vallejo)
Me pregunto en qué momento mi nombre fue un puñal atravesado
por ocho letras
8 letras redondas con sus vocales y sus consonantes agitadas
mordiéndose en el yo
crispándose en el tú
Hoy te he visto envenenarte con confesiones pretenciosas y ser
el centro de
la Fiesta
Exhibirte con un vergonzoso baile cumbianchero delante de tus muertos
¿Acaso no me trajeron aquí
enseñándome
im-pú-di-ca-
mente
a desear todo lo que se vende?
No tengo sentimientos –dicen-
Más todo se agita en mi interior nerviosamente
Y cómo he sentido la duda jalonearme
pero
mis sentimientos eran vanos porque venían del fondo
y no los podías ver
No eras quiromántico –según decías-
(o quiropráctico)
y ante tus ojos la sumisión era una forma de Amor
¿No es este el tiempo de la razón ardiente?
Yo sé que los críticos piden de mí
la cursilería de andar con el corazón en la boca
Más Yo no puedo hacer eso
Yo solo corro tras heladeros o restaurantes de menú baratos
a través de las cuales sobrevive la incursión diaria de ser:
gorda / pequeña / imberbe / velluda / transparente
raquítica / potona / ojerosa…
En la cola de los bancos canto canciones de josé José
Y bordo imágenes futuristas en viejas casacas de yin
para espantar las deudas y la comida a deshora
Esto me hiere tremendamente
Y otra vez te preguntas en qué momento cada consonante
y cada i
y cada o
y cada a
empezaron a convertirse en letras muertas
letras impresas en pálidos recibos de luz agua y teléfono
Vocales descoloridas que alguna vez ardieron
a noir
o bleu
i rouge
Mi nombre es ahora un documento de barbarie
Atrincherado en su yo
Ronroneando insolente en su tú
Never more!
Never more!
-me digo-
Así sea.
BAILE
Él fuma
Ella hace rodar sus anillos
Gottfried Benn
Viendo mi cadáver Este cadáver peruano
flotando río abajo
arrastrado
hacia sucios mares del desierto del Perú
recordé a mi abuela loca
y su extraño canto
el eco atravesado de su voz en paredes de adobe
ojos azules que me miran observan el corazón de una fruta descarnada
Sáenz Peña 450 Allí nació mi desatinado baile
En medio de una fiesta gótica chispeante de tonos chicha
Alumbrada por una iglesia limeña de mediana alcurnia
se celebraron las bodas de la Locura
Un anillo se hundió en el otro para pactar la nueva Alianza
Esposos & Esposas
recitaron el viejo poema del manicomio
un disco de vinilo siguió a otro
como mi madre siguió a la suya y yo a ella
Entonces Esposo
dame dos anillos viejos para entendernos
Ahora que conoces el pasado
Es tu turno de agitar el futuro
Los dados al centro de la mesa mugen su balada:
6 6
Lo dicho:
Un golpe de dados nunca abolirá el azar
1-02
Hoy le corté el pelo a mi hermana
Su cabello caía como grandes lágrimas sobre el zócalo frío
Lo barrí y lo tiré a la basura
Tanto pelo muerto cubría mis sueños
Soñé un día con el pelo muerto Otra vez unía sus hebras
Cada una se juntaba y me demandaba respuestas a mi triste hazaña
Yo permanecía muda-quieta
El pelo muerto insistía: ¿Estás allí? ¿Por qué me mutilaste?
Recogía el cabello y el rostro de mi hermana aparecía flotando a la distancia
¿Por qué arrojaste mis cabellos a la bolsa de basura?
La cabellera me exigía alimento también agua abundante agua
Pero mis manos estaban cosidas No podía dar de beber
Mis piernas no daban un brinco No podía buscar
Y mis senos estaban secos No podía dar de lactar
Yo estaba más tiesa que aquel pelo muerto que corté
O yo estaba más muerta o quizá ya había muerto y no lo sabía
Mi hermana sintió piedad de mí de mi silencio
Calmó a la cabellera
Le habló con voz dulce como si fuera una hija pequeña
Le exigió que descansara que durmiera en mi sueño
En suma que no jodiera
Después de todo qué es una madre si no dice estas cosas
Yo he de aprender por ella lo que hace una madre
Yo he de imitar a mi hermana para poder ser su madre
¿Soy la madre o imito a la madre?
Quizá solo ejerzo la maternidad como un remedo casi un chiste
Pues no tengo ningún hijo que legitime mi condición de parturienta
¿Qué hacer?
Todo lo que escribo se reduce a dos o tres palabras
Madre Hija Hermana
Es una trilogía no prevista por el Psicoanálisis
Mi hermana-hija
Mi hija-hermana
Aparece en mis sueños
Es real y me mira con ojos lastimeros:
¿Por qué botaste mis cabellos al tacho de basura?
EL CICLISTA
para el que sueña
para los ciclistas de corazón
Para el que cierra los ojos a través de la mañana
Solo un sueño una magnífica luz
ha sido dispuesta para él el soñador el juntaalmas
Aquel que se sumerge en la locura bienhechora y se eleva pedaleando
en su hermosa bicicleta
roja
Yo soy una ciclista mediocre
–he de reconocerlo–
Me angustia pensar en la soledad de los traseúntes
En el oblicuo resplandor de la mañana
Y en los miles de automóviles que apenas rozan el pavimento
Ah mi vieja bicicleta roja
comprada un domingo en la Feria del Mauer Park
Hace más de quince años podría haber pedaleado
por uno u otro lado del Muro
y mi sueño se soñaría distinto
Para mi guía berlinés soy un permanente fastidio
Él va siempre delante mío como un Príncipe indiferente
manejando su enorme bicicleta azul
–azul como los ojos de mi abuela–
No puede entender mi extraña ensoñación ni mi angustia
Ha adquirido la confianza del que lleva kilómetros de pedaleo constante
Hoy que voy montada en bicicleta
Recuerdo el color de sus ojos
Su ingreso en la locura Su permanente exilio
Cierro los ojos como cuando era niña
Suelto el timón Lo dejo a la deriva
Caer a tierra es siempre una posibilidad del ridículo o la Muerte
Quizá cierta locura materna
me humaniza entre tanto cadáver que junté en mi adolescencia
Mi centro: La pequeña Lu se ríe de mí
Sabe que tengo miedo
Y goza y hace fiesta cuando ve la fotografía
“Es una bicicleta para niños”—dice
Y nos reímos juntas
Y berlín ya no es más Berlin ni sus perfectas ciclovías
Ni sus cientos de museos en honor a la Muerte
Hoy es Lima y en Lima no se montan bicicletas tan seguido
porque te las roban o te atropellan en cualquier esquina
Y no existen museos para honrar a los cadáveres
de mis diez, de mis quince, de mis veinte años
Mas este poema lo escribí para el que todavía sueña
Para el que atraviesa las fronteras feliz e indocumentado
Para todo aquel que se rebela contra los asesinos del mundo
Para el ciclista que escribe un poema en cada vuelta de pedal
CONTEMPLACIÓN
el ojo de una rata me observa
su único ojo rojo me mira
y yo miro la oquedad de su ojo izquierdo
por ese hoyo tal vez se pudiesen entrever
otros mares de arena otras orillas
como la primera orilla de la que partí:
en el ojo de fuego de mi madre
entonces todo volvería a arder
el agua el ojo el fuego
y mi cuerpo se diluiría en arroyuelos y ríos sin fin
pero esa oquedad no existe
sólo mi miedo y el ojo solitario de la rata
que ejerce su dominio sobre mis ojos
que son dos ojos pequeños y miopes
por los cuales ella me observa:
ahogar los abrazos en una parada de autobús
reposar la cabeza sobre el ombligo de mi esposo
ahora el viento es suave
y las hojas suben al cielo
desde donde una pequeña ave de rapiña
desafía al sol
y nos contempla
LA CIUDAD DEL RECICLAJE
(por estos días)
con el corazón hecho trizas atravieso un puente
una superficie metálica incapaz de corromperse
abajo
se asoma un río inmenso
gélido
un hermoso espejo azul que cobija a sus muertos:
tres punks
un profesor universitario
una mujer desconocida (siempre lo somos
flotan sobre sus aguas
yo les llamo mis ofelias postmodernas en la ciudad del reciclaje
(do not recycling is illegal –dijo la dueña de casa
y enseguida me puse a separar las astillas de mi corazón)
nadie diría que esos cuerpos me atraen
y sin embargo
una parte de mí se inclina hacia ese lado
desde donde se mira el vacío como recuerdo de una infancia feliz
las aguas me esperan
y me acobardo
tiro del otro lado
no menos incierto
por donde las luces de los autos se devoran
unas tras otras
unas tras otras
y mi cuerpo quedaría engullido tragado por ellas
una desnudez de espanto
―me digo
y otra vez
me acobardo
al otro lado del puente (el principio o el fin poco importa)
un río menos brillante cruza bajo mis pies
el rímac se eleva sobre mi memoria como lo que es:
un lecho oscuro que opaca nuestra miseria
y sin embargo
ese lecho de barro hostil tal vez alguna vez fue bueno
y meció entre sus garras tiernas
a mis abuelos
a mi padre
a mi madre
a mi hermana
a la pequeña luz maría
o a mí
sudaca cuya sombra se refleja en un hermoso río pálido
dispuesto a quebrarse a la primera bocanada de luz
o al chillido de otro cuerpo (el splash de la muerte)
─como todos estos─
heridos de inocencia
en la ciudad del reciclaje
cuyos puentes jamás se quiebran
UN ARTE DE LA POBREZA
Mientras afuera la rana canta
Emily me dicta un Arte
Un arte de la pobreza
Una de sus reglas es ser Nadie
Alejarse del frío derroche y la adulación
No es fácil ser Nadie
Toda la vida nos enseñan a ser Alguien
Pronto las generaciones jóvenes vienen y nos arrasan
Y pasamos a ser Algo
Y luego Nada
Un arte de la pobreza
Requiere aprender a ser Nadie
Ser austero en un mundo de vanidades
Mientras afuera viejos hombres sabios
Y chicas listas
Pretenden seducirme
Emily me dicta un Arte
Un arte de la pobreza
Yo solo me siento y copio sus palabras.
MANTEL
Mi madre tejió un mantel
A croché
En ese tiempo yo no sabía nada
Lo llevaba a todos lados
Me asombraba que tejiera en la oscuridad de un cine
Pero ella lo hacía
Y al día siguiente no sobraba ni faltaba una sola pastilla
Así era mi madre en aquellos tiempos
Una mujer extraña
Trabajaba de día y los fines de semana tejía
Me llevaba al teatro
Yo no la entendía en ese entonces
Las madres de mis amigas permanecían en casa
Cocinaban Las recogían de la escuela Les preparaban la lonchera
Cuando el mantel estuvo terminado
Lo puso en la mesa
Era magnífico
Pero yo en ese tiempo no lo entendí
Era complicado
Me perdía entre sus puntos
Me enredaba en su delicada trama
Veía a mi madre a través de esos anteojos de hilo
Pero ella seguía siendo diferente a las otras:
Trabajaba de día
Bordaba los fines de semana
Y no soportaba demasiado estar en casa
Yo nunca la entendí
Quizá no supe lo suficiente
Tampoco ella me enseñó
Pensó que era demasiado para mí –o muy poco
Ahora mi madre dice que no puede hacer nada con sus manos
El mantel permanece guardado entre los estantes
Yo me llené de diplomas
Y no sé bordar
DEJO LA PALABRA LA OLVIDO
Ensarto hilos rojos negros azules fucsias verdes
Harta ya de los Concursos Públicos para Plazas docentes
Empecé a bordar cada prenda de mi ropero
Arreglé mis títulos doctorales y los guardé junto a la estantería de libros
Para que no se sintieran menos
CV a foja “0”
Lo archivo
lo fondeo
El mercado quiere profesionales en tiempo récord
Títulos y másters,
etc. a granel
Pero las costureras somos para siempre
Muchas veces he pensado en lanzarme por la ventana
Pero me pongo a escribir o a cortar papel
y se me olvida