Creación de ruinas
[Fragmento de Construcción]
Esta es la imagen:
un hombre tropezando como ebrio
mientras camina huyendo
de quien ama
un hombre como un agujero negro
solo en perenne autoaniquilación
un hombre como isótopo de cesio
un hombre que parece arder
como un cometa que surcara el cosmos
y que es –como el cometa– roca y hielo
un hombre como un pólipo maligno
un hombre en crisis como un antiquark
un mineral a cero grados kelvin
amor
que de la misma forma que el mercurio
se enfría pronto al cesar el fuego
dolor
que de la misma forma que el plutonio
requiere cuando llega al rojo vivo
más de mil años para contraerse
De Construcción (2005)
Almendra
Tengo las manos llenas de almendras vacías, la lluvia
ha sido avara estos años. La muerte es larga. Lo he leído
en algún sitio y está en una canción de las peores. Pasa siempre
con la mejor inspiración, pero hablaba de las almendras
vacías. Son estuches, me digo, metafísicos. Decido no emplear
esta palabra, que tanto mal ha hecho a la poesía moderna
y posmoderna. Son cajas metafísicas. Sostienen mi vacío.
Pienso en mi ataúd como una caja colma de una sola almendra
amarga. Pantócrator por diluir. Ellos dicen que van a cambiar
las cosas, pero no lo hacen. Llegué al final de Internet
y me cegó la niebla. Una vez amé a una Beatriz,
me llevó al infierno y al paraíso, al mismo tiempo.
Las almendras no crecen si no llueve.
Ellas no dicen que van a cambiar las cosas,
sólo las cambian. Tuve que dotarme de sistema.
Leí todos los libros a mi alcance, pensaba tirado
en las esquinas de las calles, miraba a mis amigos
y ellos sabían que yo estaba en otra parte, retomando ideas
para inflarlas a golpes de sequía. No entendemos
qué haces, no entendemos por qué siempre estás pensando
(aquí muevo el café con lentitud extrema, simulando atención)
no entendemos que siempre estés leyendo
o escribiendo lo que lees o lo que piensas. No entendemos.
Cómo decirles: veo que las cajas de almendras de la vida
en las que estáis viviendo están vacías, y queda poco (doy un
pequeño sorbo). Dentro de nada se acabarán los plazos,
y lo que hayáis regado es cuanto os quedará en la mente.
Dos personas que van a abrazarse parecen dos a punto de agredirse.
Me distraen las imágenes. Cómo decirles: sólo pienso y leo
y adoro mujeres para multiplicar las dudas, sólo intento
llenar de confusión mi cerebro para tener tarea. Si entierras
una granada, te crecerá un arbusto de metralla. ¿Tarea?
¿Qué tarea? Esa que guardo para llenar las horas y los días y los años,
tarea para hacer durante esos siglos dentro de la almendra,
todos esos milenios de muerte por delante.
De Serie (2015)
Épica de los gases constructores
¿Por qué hay algo y no, más bien, la nada?
G. W. Leibniz
El universo expande sus dominios.
Pensemos la galaxia más lejana,
la que habita en el borde más remoto
de la aceleración sin freno.
Concéntrate en la estrella más al límite
de esa galaxia,
la estrella más distante del lugar
en el que comenzó el Big Bang.
Imagínate el borde de esa estrella,
esa aleación de hidrógeno y de helio,
esos pioneros gases nucleares
lanzados contra el muro del vacío,
que forman lo primero
que podrías llamar la realidad.
Hacia delante, nada. Todo es negro.
Megaparsecs de hueco por cubrir.
El borde de esa estrella
llena de ser lo que antes era nada,
en donde, por no haber, ni había tiempo.
Interpela con síes
al negror que responde con sus noes.
Arrójate al vacío, crea mundos,
convierte en ser la nada que te aguarda.
Así debiera ser la poesía,
así debiera ser
el último poema:
hacia delante, nada: todo en blanco
De Serie (2015)
El bosque súbito
Bajó
a la calle,
caminó recto,
esquivó dos coches,
cruzó la vía, la plaza
y la avenida a la carrera;
en una vía poco transitada
encontró un solar abandonado
y, en él, verdura, pasto, un árbol
resistente a la polución y al humo;
saltó la valla con cuidado, pisó la verde
hierba, regada aún de gotas de rocío;
rozó las bayas rojas del arbusto en flor,
se acercó al árbol, un roble, tocó su corteza
proverbial, levantó la vista y pudo ver el sol
filtrado entre las hojas, que iluminó su rostro,
y olió el verde frescor, la tierra humedecida;
al cerrar los ojos le invadieron sin equivocación
el gruñido de los animales hambrientos, los veneros
corriendo risco abajo, los ululares, píos y graznidos,
la tormenta negra, la lluvia derramándose en los lagos,
la berrea del ciervo, la murmurante población del bosque.
De Mecánica (2021)
Creación de ruinas
Pintar un cuadro con hongos,
líquenes y algas, cuajado
de bacterias de larga duración,
que al pudrirse ofrezca
colores no previstos con el tiempo.
Hacer esculturas con arenas innobles,
que se vayan desgastando con el aire
y con la luz, su cáscara
cayendo con los años a pedazos.
Escribir textos mediante mecanismos
fuera de época, extraños para el hoy,
incomprensibles para el futuro.
Pensar el Partenón arcaico
como edificio anodino, acaso feo,
funcional, demasiado regular,
perfeccionado hoy por la caída.
Ser valioso por la agonía,
por el resistir despedazado.
De Mecánica (2021)