Un sol de despedida
Luz de noche
La noche
en su vagón de tiempo
carga los últimos sueños
mientras
buscamos abrir
el laberinto
para encontrar
luz
en las palabras.
Allí
uno entrega
de ofrenda
su sombra.
Extiende las manos
mira
cuesta abajo
rodar las palabras.
Con todo su abismo
la noche
debería
consumir nuestro dolor.
El rito comenzará
cuando las prendas
se suelten
las piedras se abran
se retire el puñal.
Memorias
Mis preguntas
ya no llegan a tu puerto
son olas
derrumbando esta memoria.
Me repito
desde cuál de los silencios
dejaré de esperarte
Fui tallando tu nombre
con vidrio y polvo
ahora desde estas manos
contemplo mis heridas
cortadas por tu tiempo.
Quisiera
dejar de elevarte
en mis segundos
pero las hormigas
rondan
nuestros recuerdos.
En esta cabeza
copa
de frutas maduras
tu latido
es vorágine
de nuestras palabras
van en caída.
Se derraman
nuestras memorias.
Si dejo de esperar
la mañana
pintada por tus labios
podré ausentarme
dejando un espacio caliente
desde dónde
empiecen a devorarse
las aves del pasado.
Solo así
llegaré puntual
a nuestro entierro.
Un sol de despedida
El sol
está seco
50 céntimos
de su luz
caen sobre mi tierra.
Sentí su calor
quise sembrarlo
en mi jardín
pues llega
el brazo del invierno
y las hierbas
empiezan a enfriar
mi piel.
Miro el sol
gotea
parecido
a mi ropa
mojada nuestra historia.
mi tacto no entiende
como su luz
no puede ser
un ave suspendida
Hoy
desde los céntimos
de esta mirada
veo un sol ahogándose
seré
la que deba
continuar con el sacrificio
exprimir
desde la izquierda
todo lo que se debe secar
lo que ya no arde
y esperar
desnuda
el abrazo del invierno.
En el sur de la nostalgia
todos los huesos
en bálsamos de tristeza.
En el sur de la nostalgia
se reciben cuerpos
heridos por el fusil del tiempo.
Las siluetas
no se esconden
llevan en alto
el apellido
de sus derrotas
aquí
en el sur de la nostalgia
la lluvia
proyecta todo llanto.
Se abren
los botones
de la reminiscencia
corren los segundos
sobre el filo del recuerdo
aquí somos
venas abiertas
y almas livianas
a las caídas.
Aquí
respetamos
al fuego del silencio
altar donde dejamos
las promesas
que nos hicieron.
Marta
La infancia
marca latidos
en la memoria
Un reloj de arena
es nuestra mirada
el dolor cronometra
con 10.357 granos
la caída.
Nos repartieron
la sombra
sin decirnos
que llevaría nuestra forma.
Desde los dedos
de la sombra
creamos la boca
del cocodrilo
sobre la pared
del sueño.
No sabíamos jugar
con nuestra voz
por eso
esta infancia no tiene sonidos.
Cuando aprendí
a preguntar
devanaron en el camino
mi sombra.
Crecí
con la mitad
de mi reflejo
a tu espera
encendí las palabras
de cada estación.
Aprendí a costurar
un ojal para el sol
de nuestros días.
Y no encontré tu sombra
solo granos del recuerdo.
En las escondidas dijiste
grita para salvarme
Grito Marta
solo caen piedras
sobre tu nombre.
Habitación blanca
Hoy despertó
llena de sal
La habitación.
Gárgaras de la noche
derramaron
en su puerta
la esperanza.
La habitación
llena de inviernos
sus paredes
Mi hueso
es su espejo.
Apago en cada rodilla
la espera
Si los días no son nuevos
me digo en el espejo
cuando busco
la estación
menos herida
para coserla
en mis ojos.
Pido una hoguera
y se calienta
el dolor en mi garganta.
Pido un canto
Y llega el aleteo
a golpear la mañana
con su verdad de maíz
cada pájaro
ronda la habitación
para llevarse en puñados
lo que resta
de memoria.
Esplendor
El sol
de Montevideo
ingresó por la ventana 506
no es una suite
ni el Cervantes
tiene que saber
que la 205 dejó de iluminar
desde que tejimos
nuestras palabras.
Invertimos el hambre
para desayunar
sin subir al sexto piso
y descubrimos
en los claveles bajos
del deseo
pimienta para el mañana.
Cuando nos entregaron
sábanas nuevas
la piel
relajó el día
en el aceite de sus horas.
La siesta llegó
para arrullar en tus cejas
los versos circulares
Y el anochecer
los hizo volar
desde tu voz.
Ahora
cuento los minutos
de mis palabras
cuando asoma el recuerdo
de tu sonrisa llena
pajarito.
Ya retoma la madrugada
y cada ala de dobla
como hojas
que parten su estación.
Petrone
tenía razón
cuando miraba desde la suite
un pedazo de cielo, casi inútil
si el sol
es un aro de olvidos
que arde hoy su desamparo
en la 506
se caen
láminas de nuestra memoria
cuando el hotel
cierra sus persianas
y ésta mirada
intenta sujetar el duelo
de otra puerta condenada.
-Poeta invitada al XXVII Encuentro de Poetas Iberoamericanos de Salamanca.