Valeria Di Felice

Figuras del sueño

 

 

 

(Traducción al español de Emilio Coco)

 

 

 

 

EL TAXI NO RESERVADO

 

El taxi había llegado con antelación,

sin la reserva,

sabía que lo estaba esperando

para atravesar la ciudad.

 

Encontré sólo semáforos en amarillo

y algunos pasos de peatones vacíos

de bufandas y sombreros.

 

Al final de la carrera llegué

donde quería, sin saber

donde estaba.

 

El viaje era la señalización

que estaba buscando.

 

 

 

 

PARAGUAS CERRADOS

 

Esta mañana el charco es una fisura

del cielo recién lavado

y los paraguas cerrados se saludan

goteando sonrisas de arcoíris.

 

 

 

 

EL EDITOR

 

Le pregunté por qué lo era.

«No soy un editor», contestó.

«Ya no puedo enfocar

la tabla de las palabras.»

 

Entre las páginas ya no sentía

la voz invisible de quien lee,

aquel botón de oro que cierra

la chaqueta de la creación.

 

Era una manilla silenciosa en la puerta

su sonrisa colgando de los labios,

había dejado el futuro

por el tobogán de la desilusión.

 

 

 

 

LA HOSTIA Y LA CIUDAD

 

La ciudad aglomerada arrancó

los pernos del suelo,

hizo de ellos unas hostias de hierro

para su liturgia gris-cemento.

«Hagan esto en memoria de mí»

y las ingirió como un pozo seco.

 

A la posteridad sólo el ruido sordo de sus vigas.

 

 

 

 

EL RELOJ DE CUCO DE LA BELLEZA

 

La belleza estalló como el reloj de cuco

al mediodía, rompiendo la monotonía

de una habitación de miedos.

Salió cantando la hora exacta,

después de levantarse de la silla de la repetición.

 

 

 

 

FIGURAS DEL SUEÑO

 

Ahora que se acerca el manto de la tarde

las nubes se dispersan como deslumbramiento de metal

y allá a lo lejos más allá del yeso de nieve

baja la última espada del sol.

 

La primera luna se enciende en el cielo de hojalata

y cae detrás del cono de la colina.

 

Ahora duermo, bajo la chaira estrellada

que afila los deseos.

 

 

 

 

INSOMNIO

 

Los dedos son los botones descosidos

de la almohada, cuando dormir es imposible.

La mente, una calculadora puesta a cero

en el recuento infinito de los números impares.

Los pares se han agarrado a los cristales

de la araña.

El cero ha quedado encajado

entre los intersticios de fósforo

de las luciérnagas en verano,

soñando.

 

 

 

 

UN PUNTO INFINITO

 

La luz nos sobrecogió redonda en la calle

volviendo eléctricas nuestras centellas.

 

Nos sobrecogió también después,

cuando nos volvimos antorchas

persiguiendo el juego de las sombras.

 

Nos sobrecogió más allá del calor fósil

de nuestros alientos

cuando nos exiliaron

en un punto infinito.

 

 

 

 

LOS LIMPIAPARABRISAS

 

La playa esta tarde es un colchón de arena

y tus brazos son la cabecera dorada de la cama

mientras besas los limpiaparabrisas enloquecidos de mis ojos.

Valeria Di Felice (Nereto, Italia, 1984). Funda en 2010 la editorial Di Felice Edizioni. Ha publicado los siguientes libros de poesía: L’antiriva ... LEER MÁS DEL AUTOR