Ni aquí ni allá
(Versión al español de María Del Castillo Sucerquia*)
Breda
he hablado de Breda
de las citas en Tramore Strand
y cómo aprendimos a amar por encima del límite de la marea
cómo yacía náufrago sobre
su cuerpo
en las cálidas noches
de aquel primer verano de pecado
mortal
*
pasaron los días
pero las olas todavía acarician Tramore Strand
y en las arenas de la memoria
aún veo la huella que dejamos
Ni aquí ni allá
entre naciones, entre deseos
entre el cálido resplandor de la memoria
y las frías brasas del aquí y ahora
entre instantáneas de Kodak en corte arrugado
de excursiones empapadas de lluvia
a Tramore Strand
y nítidas imágenes digitales
de un lugar que no es Ballybricken Square
navego en un océano de indecisión
converso entre el aquí y el ahora
y un entonces de tenue recuerdo sepia
no hay balsa, ni marea o corriente
que transporte mi yo cambiante
que vuelva a sus inicios o soporte el peso
de este inquietante y plomizo miedo
que conoció una vez el mundo
tantas veces he cambiado
entre su ser de hierba verde
para celebrar mi regreso con ceilidhs y céad mile fáiltes
en el camino de verano
que tomé hace mucho tiempo
a Dumore East
Una Vereda en el condado de Waterford
hazme un corte profundo
abre mis eclipsadas venas
el flujo sanguíneo tendrá el sabor de
los ríos que me trajeron de África
ahora, soy un hombre de madera
en la pared de una cueva
un cajón de relucientes imágenes que
mientras se derrite el hielo
se va a deleitarse con el futuro
volverás a encontrarme en un pantano en Dinamarca
nota los torques de cuero
mi vida sacrificada
la artesanía de oro que me rodea el cuello
no olvides mi naturaleza robusta
el cabello que me viste el cráneo sonriente
la tonalidad jengibre como el paté
de mis hermanos y hermanas en las islas occidentales
aunque ese reinado haya terminado
el mundo recuerda el hacha salvaje
mi cornuda cabeza y vikinga lengua
al igual que los Sussex Downs conocen mis pequeños pecados
los helechos de Pen Pumlumon Fawr, mi necesidad de soledad
pero sólo el Celta dentro de mí sabe
la marcha del alba
el dolor de la conquista
la pérdida de la lengua
el verde sabor del hambre
las balsas de ataúdes
la muerte de héroes
el doble yugo de la religión
*
si bien la tienda mía está asentada
con firmeza, en una costa inglesa
una vereda del condado de Waterford me conoce mejor
la rosa rugosa, la barba de viejo
el olor a madreselva
el aceitoso resplandor de la florecida aulaga
los caminos recorridos, los cambios
las acumuladas memorias y los sacrificios
sólo aquí se conoce mi futuro
se entienden mis necesidades sí
aquí, entre las fucsias que danzan
en una vereda en el condado de Waterford
Carrigeen Lane
volví a hablar con ella hoy
conjurada en una veraniega flor de saúco
y una cordial promesa en la alta y acogedora
trocha sobre Saltdean
me sentí un dubitativo hechicero, sorprendido de nuevo
por hallar a mis resucitados muertos
esperándome en ese preciso y florecido lugar
donde ella apareció cuando me perdí
la última vez
buscó un lugar conocido y habitual
un rostro conocido y habitual para guiarme
entonces, conversamos de nuevo
evocó los dorados y viejos días
y los no tan dorados y viejos tiempos
de vientres quejumbrosos
de garrapatas en la merienda
cuando se encondía debajo de las escaleras
ante el llamado del arrendador
después, la mirada cómplice, la sonrisa nostálgica
una voz sueva y sabia:
me gusta aquí porque me recuerda a Carrigeen Lane
donde yo y tu papá solíamos recoger
moras en los días soleados de antes
los dos sonreímos
sus ojos se humedecieron entre recuerdos
los míos se mojaron por lo que no dije
por todo lo que no podía decir
y no tuve tiempo de decir
antes de que el sueño acabara
y ella desapareciera otra vez en el pasado
de vuelta a la tumba de la que había resucitado
para sentarnos a hablar y llorar
por lo que no cambiaría
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*(Poeta, agente literario y traductora)
Barranquilla, Colombia – 17 de noviembre del 2020
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