Tonino Guerra

Al final del pueblo

 

 

 

(Versión al español de Stefano Strazzabosco)

 

 

 

Los gansos de la Pancha

 

Cuando aún me sacaba bolitas de la nariz

y le jalaba la cola a mi gato,

yo estaba chico, pero tan chico todavía

que a primera vista nadie me veía.

 

Y un día que me sentí ya grande

chequé el ambiente y ¡zas! crucé la puerta:

– Ahora sí me voy, me voy hacia mi suerte

me vale todo el mundo, y ¡basta con las órdenes!

 

Salido de mi casa, ¡los gansos me gustaron!

Me eché a correr tras ellos, con ganas de espantarlos;

y de repente ellos, aleteando fuerte, me vienen justo en cima…

Y ¿qué podía yo hacer? yo, pues, lloré.

 

 

 

Al final del pueblo

 

¡Qué cosa allá en los cielos!

Lluvia que cae con nieve.

El viento arrastra arriba

del mar un papel amarillo

pegado a un hueso de durazno.

 

La tempestad que viene

se va a llevar a todos.

 

Pero al final del pueblo

hay un hombre en una cama

quien sin abrir los ojos

toma en la oscuridad,

no quiere despertarse.

 

 

 

El fin del mundo

 

Las ruedas de las carretas

se pararon,

las pipas de terracota

se quemaron la tarde

que velábamos entre los pajares;

las paredes están viejas

las grietas bajan

como los rayos.

El clavo del reloj solar

precipitó.

 

 

 

El gato sobre el chabacano

 

Él era un loco

que pretendía ser un animal

entre las ramas del chabacano.

 

Su pobre padre era el hombre más bueno que hubiese

en la casa se abrazaba a los roperos

para cerrar los cajones con su rodilla.

 

Y le decía: – Anda, Luisito, bájate;

escucha a tu papito –

Pero el loco se agazapaba entre las ramas

y toda la noche maullaba como un gato.

 

 

 

La muerte

 

A mí la muerte, pues

me hace morir de miedo

se dejan muchas cosas

que no se vuelve a ver:

amigos, familia,

los árboles del Paseo con sus olores,

la gente que encontraste

solamente una vez.

 

Quisiera morirme en invierno, cuando llueve

tan fuerte que anochece temprano,

y afuera los zapatos se ensucian por el lodo

y la gente se junta en los cafés

alrededor de la estufa.

 

 

 

La huerta

 

Ésta es nuestra huerta: un pedacito de tierra

cerrado por un muro

en donde están sepultados los huesos de los gatos muertos,

y el abuelo lo cuida

con sus tarros de semillas y de frijoles secos

y su palita con el mango largo

que repone detrás de la casa.

 

En el verano hay un poco de todo:

maduran también los chícharos

y berenjenas negras junto a la lechuga.

En el invierno hay sólo coliflores

con sus hojas plagadas de hoyos

y el abuelo se queda mirando en la ventana

porque disfruta el calor.

 

 

 

Los dos escarabajos

 

Dos escarabajos se encuentran

y se miden con la mirada;

se besan por delante,

se besan por atrás,

y se van.

 

Después se regresan

y se abrazan;

se dan una mano, dos, tres,

se miran la panza,

se la rascan,

se hacen cosquillas,

y se van.

 

Después se regresan,

se rompen un brazo, dos, tres,

se clavan las garritas en las orejas

se aturden,

se abren sus panzas

y se las chupan, despacio y con los ojos cerrados.

 

Pasa por ahí un tercer bicho;

los besa por delante

los besa por atrás

y se los come.

 

 

 

Los ladrillos

 

Mi abuelo hacía los ladrillos

mi padre hacía los ladrillos

yo hago ladrillos también:

¡ay, los ladrillos! Pero no tengo mi casa.

 

Hice la nueva iglesia del Sufragio

hice las casas más bonitas del pueblo

hice las torres, los puentes y los balcones

y la gran villa del patrón, bien ubicada

pero no tengo mi casa.

 

 

 

Si ganamos nosotros

 

Si ganamos nosotros voy a ir a tu casa:

voy a hacerte recordar lo que me hiciste

te voy a morder la cabeza y por doquiera.

 

Pero si ganamos nosotros acabaré

teniendo mucho por hacer,

y ojalá tú no me andes jodiendo

con que te deje en paz en nombre de tus hijos;

y si me ves, por azar, detrás de tu casa

no te pongas a temblar ocultándote con las cortinas,

que sólo vinimos a medir la calle.

 

 

 

El agua

 

El agua en el vaso

el agua en el canal

el agua en el río

y la vez que también yo toqué en el hombro

el agua del mar.

 

 

 

Pregunta

 

No es que tenga ganas

de compararme a nadie,

pero cuando me caí de la bicicleta

me lastimé las costillas,

las manos y los pies.

 

Y ahí viene mi pregunta:

¿Quién soy yo?

Y mis heridas, ¿se parecen

a las del Señor?

O sea, ¿podría yo aprovechar

el don que me tocó?

¿Podría yo hacer milagros?

¿Podría vender virgencitas, por ahí?

 

 

 

Mi nombre

 

Si Uds. me garantizan que pondrán

mi nombre en mayúsculas en la portada del periódico

vaya si no me chingo hasta a mi madre.

 

 

 

La tos

 

Mi casa está tan arriba

que se escucha la tos de Dios.

 

 

 

El aire

 

El aire es esa cosa ligera

que queda alrededor de tu cabeza

y se torna más clara cuando tú te ríes.

 

 

-De Los bueyes (1972)

Tonino Guerra (Santarcangelo di Romagna, Italia, 1920 - 2012; su apellido se lea como si fuera Güerra) publicó su primer libro de poesía en dialecto ro ... LEER MÁS DEL AUTOR