Ted Hughes. Salmo del tigre

 

Presentamos tres textos claves del gran poeta inglés en la traducción al español de Juan Tovar.

 

 

 

 

Ted Hughes

 

 

Salmo del tigre

El tigre mata hambriento. Las ametralladoras
Hablan, hablan, hablan de un lado a otro de su
Acrópolis.
El tigre
Mata expertamente, con mano anestésica
Las ametralladoras
Siguen discutiendo en el cielo
Donde los números no tienen oídos, donde no hay sangre.
El tigre
Mata frugalmente, tras atenta inspección del mapa.
Las ametralladoras menean la cabeza,
Siguen chachareando estadísticas.
El tigre mata por relámpago:
Dios de su propia salvación.
Las ametralladoras
Proclaman el Absoluto según Morse
En un código de estampidos y agujeros que contrae
las frentes de los hombres
El tigre
Mata con bellos colores en el rostro,
Como una flor pintada en un estandarte.
Las ametralladoras
No están interesadas.
Ríen. No están interesadas. Hablan y
Sus lenguas arden azules como almas, auroleadas de cenizas,
Perforando la ilusión.
El tigre
Mata y lame a su víctima de pies a cabeza.
Las ametralladoras
Dejan una costra de sangre colgada de los clavos
En un huerto de fierros viejos.
El tigre
Mata
Con la fuerza de cinco tigres, mata exaltado.
Las ametralladoras
Se permiten sarcasmos. Eliminan el error
Mediante la dialéctica de acá para allá
Y demostrada la tesis se callan.
El tigre
Mata como la caída de un risco, unitendonado con la tierra,
Himalayas bajo el párpado, Ganges bajo la piel –

No mata.

No mata. El tigre bendice con sus colmillos.
El tigre no mata sino que abre una senda
Ni de la Vida ni de la Muerte:
El tigre dentro del tigre:
El Tigre de la Tierra.
¡Oh Tigre!
¡Oh Hermano de la Sierpe!
¡Oh Bestia en Flor!

 

 

 

Senectud se levanta

Agita sus brasas y cenizas, sus palos quemados

Un ojo cubierto de polvo, a medio fundir y sólido
otra vez
Pondera
Ideas que se derrumban
Al primer roce de la atención

La luz en la ventana, tan cuadrada y tan misma
Tan bien-fuerte como siempre, el marco de la ventana
Un andamio en el espacio, donde los ojos se apoyen
Sosteniendo el cuerpo, conformado a su vieja tarea
Haciendo leves movimientos en aire gris
Pasmado del borroso accidente
De haber vivido, el daño real, fatal
Bajo la amnesia

Algo trata de salvarse – busca
Defensas – pero las palabras evaden
Igual que moscas con sus propias nociones

Senectud se viste despacio
Bajo el peso mortal de su dosis de noche
Se sienta en la orilla de la cama

Junta sus pedazos
Se faja flojamente la camisa

Junta las nubes de gas estelar

Se apoya en la puerta, resollando
Cruje hacia el baño

 

 

 

Discurso desde la sombra

No tus ojos, sino lo que disfrazan

No tu piel, justo con esa textura y luz
Sino aquello que la usa por cosmético

No tu nariz – ser o no ser hermosa
Sino aquello para lo cual espía

No tu boca, no tus labios, no sus ajustes
Sino el hacedor del tubo digestivo

No tus pechos
Porque son diversión y aplazamiento

No tus partes sexuales, tus recompensas ofrecidas
Cuya naturaleza es la de una flor
Técnicamente peligrosa

No las redes de tu voz, tu donaire, tu compás
Tu droga de un millón de microseñales

Sino el propósito.

La piedra sobrenatural en el sol.

El ojo fiero
Del halcón, tras su capucha

Domado y hecho
A sus propias mixtificaciones

Y a los dedos de los hombres.