

Presentamos tres textos claves de la célebre autora española.
Sofía Casanova
El búho
Del juvenil ramaje de la huerta
las palomas su vuelo han levantado,
un búho en el pinar se ha recatado
ciego, que ya el crepúsculo despierta.
El caballejo con mirada alerta
para la noria, el cuco se ha callado,
una gata se esconde en el tejado
y un can aúlla tras cerrada puerta.
Silencio. Pasa un hombre lentamente
baja la testa, el capuchón caído
cual si buscara en torno algo perdido.
Y el búho se lanzó del hombre enfrente
el disco de sus ojos encendido…
Y está la luna de la noche ausente.
Ante Cristo rojo
Adonde quiera que la planta pongas
la tierra se abrirá,
y las chispas del antro inextinguible
tus pies abrasarán.
En donde poses la nublada frente
de víboras el nido encontrarás,
que a tu cuello, tus manos y tu pecho
se enroscarán.
Si en los bosques te ocultas perseguido,
un rayo la arboleda incendiará
y las llamas, buscándote enemigas,
tus ojos cegarán.
La hembra que te sigue, abandonándote,
a la traición te herirá.
y los míseros hijos que tuvisteis
tu sangre beberán.
El fallo va a cumplirse inexorable,
la maldición perpetua de Jehová…
Polvo del polvo tórnese tu cuerpo;
entre tu alma en la negra eternidad.
Cúmplase la sentencia inexorable,
devora el fuego hermano de Satán…
Cúmplese la sentencia cada día;
los malos mueren ¡y persiste el mal!
Anhelo
Seguid la carretera que tendida
entre prados está
como inmenso reptil de fina escama
parado a descansar,
y una plaza, antesala de una aldea,
por fin encontraréis
donde la vieja iglesia está orgullosa
de su misma vejez.
Y allí donde agrupadas las acacias
al declinar el sol
parecen los guardianes que se estrechan
para velar mejor;
allí donde las brumas misteriosas
flotan entre la luz;
donde corta el escueto campanario
el horizonte azul;
allí donde las negras cordilleras
parecen a mi afán
negras perlas formando de los valles
el sombrío collar,
está la pobre aldea que idolatro
porque en ella nací,
cuando el otoño descolora impío
de la selva el matiz.
Mi hogar perdido en la olvidada aldea
contemplad con amor
y en su iglesia rezad, que allí he rezado
mi primera oración.
¡Mi aldea! Quiero verla, quiero sola
sus playas recorrer
y aspirar en sus auras nueva vida,
la vida de la fe.
¡Llevadme, por favor! Busco armonías
que solo encuentro allí,
secreto de sus noches y sus olas
que cantan al gemir.
Quiero, Galicia, en tu adorado seno
mi tristeza cantar,
tú, que vives, cual yo, desventurada,
tú me comprenderás.
Quiero en tus soledades dar al mundo
mi postrimer adiós…
y en tu iglesia rezar entre mis lágrimas
mi postrera oración.