La belleza de las imperfecciones
AUTONOMÍA
Lo que tarda en bajar la tinta no es algo
que pueda adivinarse, sorprende
el comienzo del trazo.
A una parte –la primera- es mejor renunciarla
volver sobre ella
la convierte en mancha.
La palabra se abre con su propia llave
salpica
si se fuerza; cede al calor. Y al final,
lo que se lee nos relata.
Lo mismo pasa
con el amor.
NEPAL
Dos mil cuerpos vacíos.
Montañas de escombros y partes.
Heridas en la tierra y sobre ella.
La fractura en la sucesión del tiempo,
Allá.
Por acá
¿qué son quince segundos?
LA BELLEZA DE LAS IMPERFECCIONES
“Niebla matinal sobre
una montaña sin nombre”
pone el maestro Matsuo Basho
una miga de pan en el pico de un pájaro sin alas
y soy los ojos en el buche que recibe.
Niebla matinal sobre una montaña,
sobre la deserción del amor
que soltó la miga.
Niebla en la matinal costumbre de mirarse
después de cada noche
cuando ya es casi tarde.
No tiene alas y además lo sabe
ese pájaro de aquel tiempo de aquel canto
No tiene alas
además lo sabe.
El cielo necesita la libertad del cielo.
Wabi sabi: la belleza de las imperfecciones
abre su pico cuando nadie canta.
Necesitar es una palabra
que a una montaña sin nombre
le sobra.
FRÍO
(Como arte no tiene antónimo,
tal vez esto también sea ars poética).
Una voz poética se sirve de su sangre
corriendo por venas de otros.
En una declinación arborescente, como derrame,
recoge sombras
las sombras son con luz
la luz es esférica y sin masa.
Una voz poética, entonces, es una suerte de pretensión cercada.
Y uno quiere decir frío muerte calle
y dice solo tres palabras.
NINGUNA
a George Stinney
Podría haber sido mi padre
pero no. No fue el mío ni de nadie, apenas
tuvo tiempo de ser hijo y hermano.
Hay algo muy extraño en pensar las cosas
cercenadas: un sabor que no llega a degustarse,
una canción que falta… todo termina pareciéndose
a la incertidumbre de la espera.
Hay algo tedioso en el intento
de pensar lo irreversible, es el tedio
de la energía del río que se pierde,
del puñetazo inútil.
George Stinney llegó a cumplir 14,
a cuidar una vaca con su hermana,
a hablar con dos niñas que pasaban por su campo
a escuchar, horas después, que habían desaparecido
a ofrecerse a buscarlas,
a saberlas –al rato- cadáveres tirados.
George Stinney fue condenado a muerte
por asesinato en primer grado o
por portación de negrura.
George Stinney confesó, bajó tortura,
aquello que no hizo.
Debieron sentarlo sobre un libro
para empatar su altura a su verdugo.
Antes de ser ejecutado,
George Stinney lloró.
Siete décadas después fue exonerado.
Ninguna silla debe ser eléctrica.
SALVOCONDUCTO
Dibujo un triángulo en la esquina de la hoja:
tres líneas que se tocan
y forman algo.
Cuando algo se forma, un mundo queda fuera.
Una forma y el resto, lo que resta.
Lo que es, explica lo que no es.
Pienso en el chico muerto a patadas
y en nuestro goce haciendo poesía en la laguna.
Dos líneas de un triángulo que no pueden tocarse
sino en la casa de la mente.
La realidad del poema es la tercera.
¿De qué otra manera
se cierra una forma
para no arrojarse a las llamas
del jardín?
VÍAS
Traicionar al lenguaje
como decir hablar
romper la inercia del silencio
desactivar la bomba.
Acuchillar la palabra y que drene
lo que está cerca de ser dicho
y no se dice.
Cerrar el paso
al tren arrollador del no poder
escribir la prisión del amor
su encierro en un puño,
el atajo a su fuga.
Traicionar al lenguaje para
tender el cuerpo sobre las vías
y escuchar los pájaros
antes del pitido.
RAPACIDAD
A los cuarenta, se refugia en un nido
y detiene su vuelo cinco meses.
Golpea el pico curvado hasta arrancarlo
espera el nuevo para desprender
de a una
las uñas flexibles que ya no apresan.
Con talones flamantes
se despluma.
El águila sabe que vivir
no es solo asunto de conservación.
Para estrenar un tiempo
hay que matar el juego
antes que muera.
DELTA
Impulsa la jangada.
Llovizna. El agua acucia
los remos y al cuerpo.
Va a la escuela
en la otra isla.
Todos vivimos en islas
con o sin tierra
con o sin agua.
INTRO ENTER
La espera es un río con sus puentes rotos.
Hay una pila de vacío sin planchar.
Tanto vino en sagrarios.
Piel y hueso la luz de la casa.
La lágrima, un cristal
que se quiebra en el ojo.
Entre costillas de barro, el oprimido amor
-igual que la niñez perdida en el semáforo-
cuenta los días que le quedan de vida
para alcanzar
la liberación de lo encarnado.
Tras la copiosa lluvia, un pisotón descubre
las baldosas sueltas.
Si no llueve de arriba,
llueve de abajo.
Hay quien carga mosquetones
asegura cuerdas
y go on climbing esta montaña rusa.
Solo ese, esa
canta.