Silvina Vuckovic

La belleza de las imperfecciones

 

 

 

 

AUTONOMÍA

 

Lo que tarda en bajar la tinta no es algo

que pueda adivinarse, sorprende

el comienzo del trazo.

A una parte –la primera- es mejor renunciarla

volver sobre ella

la convierte en mancha.

La palabra se abre con su propia llave

salpica

si se fuerza; cede al calor. Y al final,

lo que se lee nos relata.

Lo mismo pasa

con el amor.

 

 

 

 

NEPAL

 

Dos mil cuerpos vacíos.

Montañas de escombros y partes.

Heridas en la tierra y sobre ella.

La fractura en la sucesión del tiempo,

Allá.

Por acá

¿qué son quince segundos?

 

 

 

 

LA BELLEZA DE LAS IMPERFECCIONES

 

“Niebla matinal sobre

una montaña sin nombre”

pone el maestro Matsuo Basho

una miga de pan en el pico de un pájaro sin alas

y soy los ojos en el buche que recibe.

Niebla matinal sobre una montaña,

sobre la deserción del amor

que soltó la miga.

Niebla en la matinal costumbre de mirarse

después de cada noche

cuando ya es casi tarde.

No tiene alas y además lo sabe

ese pájaro de aquel tiempo de aquel canto

No tiene alas

además lo sabe.

El cielo necesita la libertad del cielo.

Wabi sabi: la belleza de las imperfecciones

abre su pico cuando nadie canta.

Necesitar es una palabra

que a una montaña sin nombre

le sobra.

 

 

 

 

FRÍO

 

(Como arte no tiene antónimo,
tal vez esto también sea ars poética).

 

Una voz poética se sirve de su sangre

corriendo por venas de otros.

En una declinación arborescente, como derrame,

recoge sombras

las sombras son con luz

la luz es esférica y sin masa.

 

Una voz poética, entonces, es una suerte de pretensión cercada.

 

Y uno quiere decir frío muerte calle

y dice solo tres palabras.

 

 

 

 

NINGUNA

 

a George Stinney

 

Podría haber sido mi padre

pero no. No fue el mío ni de nadie, apenas

tuvo tiempo de ser hijo y hermano.

Hay algo muy extraño en pensar las cosas

cercenadas: un sabor que no llega a degustarse,

una canción que falta… todo termina pareciéndose

a la incertidumbre de la espera.

Hay algo tedioso en el intento

de pensar lo irreversible, es el tedio

de la energía del río que se pierde,

del puñetazo inútil.

 

George Stinney llegó a cumplir 14,

a cuidar una vaca con su hermana,

a hablar con dos niñas que pasaban por su campo

a escuchar, horas después, que habían desaparecido

a ofrecerse a buscarlas,

a saberlas –al rato- cadáveres tirados.

George Stinney fue condenado a muerte

por asesinato en primer grado o

por portación de negrura.

George Stinney confesó, bajó tortura,

aquello que no hizo.

Debieron sentarlo sobre un libro

para empatar su altura a su verdugo.

Antes de ser ejecutado,

George Stinney lloró.

Siete décadas después fue exonerado.

 

Ninguna silla debe ser eléctrica.

 

 

 

 

SALVOCONDUCTO

 

Dibujo un triángulo en la esquina de la hoja:

tres líneas que se tocan

y forman algo.

Cuando algo se forma, un mundo queda fuera.

Una forma y el resto, lo que resta.

Lo que es, explica lo que no es.

Pienso en el chico muerto a patadas

y en nuestro goce haciendo poesía en la laguna.

Dos líneas de un triángulo que no pueden tocarse

sino en la casa de la mente.

La realidad del poema es la tercera.

¿De qué otra manera

se cierra una forma

para no arrojarse a las llamas

del jardín?

 

 

 

 

VÍAS

 

Traicionar al lenguaje

como decir hablar

romper la inercia del silencio

desactivar la bomba.

Acuchillar la palabra y que drene

lo que está cerca de ser dicho

y no se dice.

 

Cerrar el paso

al tren arrollador del no poder

escribir la prisión del amor

su encierro en un puño,

el atajo a su fuga.

 

Traicionar al lenguaje para

tender el cuerpo sobre las vías

y escuchar los pájaros

antes del pitido.

 

 

 

 

RAPACIDAD

 

A los cuarenta, se refugia en un nido

y detiene su vuelo cinco meses.

Golpea el pico curvado hasta arrancarlo

espera el nuevo para desprender

de a una

las uñas flexibles que ya no apresan.

Con talones flamantes

se despluma.

El águila sabe que vivir

no es solo asunto de conservación.

 

Para estrenar un tiempo

hay que matar el juego

antes que muera.

 

 

 

 

DELTA

 

Impulsa la jangada.

Llovizna. El agua acucia

los remos y al cuerpo.

Va a la escuela

en la otra isla.

Todos vivimos en islas

con o sin tierra

con o sin agua.

 

 

 

 

INTRO       ENTER

 

La espera es un río con sus puentes rotos.

Hay una pila de vacío sin planchar.

Tanto vino en sagrarios.

 

Piel y hueso la luz de la casa.

La lágrima, un cristal

que se quiebra en el ojo.

 

Entre costillas de barro, el oprimido amor

-igual que la niñez perdida en el semáforo-

cuenta los días que le quedan de vida

para alcanzar

la liberación de lo encarnado.

 

Tras la copiosa lluvia, un pisotón descubre

las baldosas sueltas.

Si no llueve de arriba,

llueve de abajo.

 

Hay quien carga mosquetones

asegura cuerdas

y go on climbing esta montaña rusa.

Solo ese, esa

canta.

 

Silvina Vuckovic Es una poeta argentina nacida en Verónica, provincia de Buenos Aires, y reside desde 1994 en Mar del Plata. Es tesista de la Licenciatura e ... LEER MÁS DEL AUTOR