Acaso Acoso
Por Omar Castillo
Cuando llegamos a la obra poética de Saúl Yurkievich nos encontramos con una escritura realizada en los límites de las convenciones de lo entendido como poesía, con una escritura hecha con palabras que parecen reventar los ecos de sus agujeros y bordes significantes. En sus poemas, las suyas son palabras dadas al asombro más que al mantenimiento de frases portadoras de sentimientos y de lugares domesticados por lo habitual. Una muestra de esto es el poema “Ruido de fondo” de su libro Acaso Acoso (1982), donde el poeta arroja sus palabras como si estas fueran meteoros donde viaja la memoria hacia una página próxima a la quemazón solar. Así nos informa que la suya es una escritura fundada en la consumación. Por ello la intensidad de sus palabras busca arrastrarnos en un enjambre que se disemina en la página como si chocara contra el vacío del tiempo, propiciando un pentagrama donde se fraguan los versos del poeta en un “grito pelado” hasta “la viva voz”. En sus significados, su escritura se consuma y resurge, es fuego y es nítida ceniza. Ese es el riesgo, el reto que nos propone. Cuánto nos dona su escritura. Cuánto nos sustrae.
Sus poemas insisten, escarban en las vetas del lenguaje en una búsqueda que le permite al poeta deconstruir los moldes convencionales de la escritura tal como usualmente es estilada. Así, sus poemas aparecen renovados en su estructura, irrumpiendo como realidad creándose en el suceder de las palabras que los soportan, en la amplia red metafórica que los amplifica, en los ritmos visuales donde se refleja su decir, en las atmósferas expansivas donde queda consignada la otredad de la realidad. El poema “Ruido de fondo” es una nítida y ofuscante muestra de su hacer, de su perpetrar poético, de su capacidad para producir el desconcierto suficiente que le permita al lector otras maneras de aprehender esos imaginarios cognoscitivos donde se curte la realidad.
Si en la poética de José Lezama Lima las imágenes que surten sus metáforas se presentan como una configuración verbal en sucesiones fulgurantes, en la poética de Saúl Yurkievich las imágenes se representan por la sucesión de las palabras, por el roce e intersecciones que establecen unas con otras, creando los cauces por donde impactan sus acepciones, sus insinuaciones. Así sus poemas nos inician en desconocidas sensaciones, despojándonos de los lugares que rigen nuestras rutinas, permitiéndonos a través de las palabras propuestas por el poeta, encontrarnos en una danza escrita y cuyos ritmos producen una música que no para de crearse en sus significados.
polvo de estrellas
desastres de astros
el mundo es un raro borde
contable cantable
entre dos torbellinos
cresta
entre despeñaderos
bolilla en equilibrio
movediza
punta de lápiz
quebradiza
en el comienzo del verbo está el desastre
predecesor y sucesorio
Saúl Yurkievich es un creador cuyos poemas hacen brechas en el habla que nos hostiga con sus lugares manidos por la costumbre, lugares impuestos como costras sobre lo inédito de la realidad, de la otredad. Brechas para las que se requiere de la disposición y del atrevimiento del lector. En sus poemas, como en sus ensayos sobre algunos de los poetas que con sus obras contribuyeron para la fundación de la moderna poesía hispanoamericana, la realidad es aprehendida por el poder de la palabra. Entonces, un ritornelo como “el desorden precede al orden / y sólo aquél es real” que aparece en el poema “Ruido de fondo”, igual a una “nube quemante”, no es otra cosa que el filo de un rayo señalando una consumada “lengua viva ensordecida por los clamores insensatos”. Una lengua con la cual “fraguar un universo contra el fragor de las fraguas”, tal es el reto que nos propone: el poema como un lugar para la vivencia de la consumación. Vivencia de la realidad en la palabra y a través de la palabra.
En el ensayo “El incomprensible rescate”, de su libro La movediza modernidad (1996), nos dice Saúl Yurkievich, auscultando el poema “El encuentro”, de Lezama Lima, que:
Como suele ocurrir en la poesía de Lezama Lima, el único eje que puede conectar tamaña disparidad es el más amplio: el universo. Tal es el propósito del poeta: remitirnos por continua anexión de lo disímil, por radical desemejanza a la unidad trascendental, al ser universal, a la conciliación suprema, suprasensorial y supraempírica.
Esta observación no es difícil relacionarla con la poética implícita en el poema “Ruido de fondo”, del propio Yurkievich. Pues las relaciones y las posibles divergencias entre las obras de estos poetas, nos dejan ante unos frescos donde se dice del acontecer humano, cuya vastedad resulta extraña en el continuo de sus conexiones y extravíos, por la ubicua libido de los imaginarios escriturales propuestos y por el universo concitado por cada uno de ellos.