Hipótesis tardías
Hipótesis tardías
Si mi casa estuviera hecha con palabras
no me calcinaría el silencio,
la humedad y las grietas
no serían más que metáforas del frío
que se alimenta con mis huesos.
Si mi morada fuera un poema
tendría una fuente en la mitad del patio
y las monedas oxidadas
por la memoria de tantos deseos perdidos
no hablarían en los bolsillos del hambre.
Si la argamasa de los muros
estuviera hecha de aliento incontenible,
si las vocales llenaran las horas
con ese humo que no asfixia,
sería difícil desprenderse del fuego,
alejarse cuando el crepitar se hace canto
y la luz sube por la garganta:
no mediarían en la atmósfera
los vocablos de la muerte,
no podría, como ahora,
olvidar la manera de respirar.
Hondura innombrable
Me extravío en la contemplación de la sed
y pronuncio las grietas del deseo
con una lengua desconocida y ebria.
El dolor es ahora una nebulosa en la garganta,
una fluctuación salobre,
un fervor palpitante que se agita en la sangre
al pulsar las raíces de la ausencia.
¿Cómo es posible que el amor
fuera un navío fletado hacia la muerte?
¿En qué ruta mi boca se apartó
de los besos que un ángel húmedo había depositado?
¿Qué indicio terrible me arrastró
hasta el fondo del océano?
En la mar de las tribulaciones
habita un nombre que ya no existe,
el cadáver de un beso abandonado en la orilla,
un naufragio íntimo
perfumado con las fosforescencias del silencio.
¿En qué instante me dejé seducir
por las profundidades?
¿Qué designio me condenó a ser una criatura abisal?
¿Qué verdad pavorosa se oculta
entre las multitudes de algas?
Me extravío enjaulada en una cárcel de agua y sal,
en la hondura innombrable
donde sólo fulgura la saciedad del vacío,
donde llorar es una labor inútil y redundante,
donde el amor es una embarcación
que se hunde entre la pesadumbre.
Cartografía
Trazo el poema y su desnudez me aterra.
El fervor con que se aferra al papel
es el mismo de la sangre en tránsito.
Cada palabra es una iluminación
que antecede a la niebla,
un paso certero hacia el abismo.
Y esa verdad de tinta que se enreda en los ojos,
ese mapa de horas a punto de extinguirse
se convierte en la memoria inútil de tu tiempo.
La sombra es ahora un pájaro del que no puedes huir.
Toda la música de lo escrito arde en tus venas
y te condena a tu propia destrucción.
Embargo
He quedado endeudada
con todo el mundo
Vienen a mi habitación
a ver mis pertenencias
y me llevan a mí misma
–que soy lo único que tengo–
Ahora ya no tengo nada
Tanto por ciento
He bajado en las encuestas de mi vida.
Las estadísticas indican
un mínimo porcentaje de alegría
y un alto índice de miedo
que me dejan
peligrosamente
al margen de toda competencia
y ciento por ciento a favor de la muerte.
Espera
Al poema se le agota el tiempo para escribirse. El poeta se está durmiendo sobre la página.
Que el poema venga y se acomode para que el poeta descanse. Que el poema no tiene toda la
vida para ser escrito. Que el poeta no tiene toda la muerte para esperar.
Derecho de petición
Vivir es una estafa. Nos depositan en el interior del vientre y suponen que para llegar sanos
y salvos a la muerte pagaremos el precio del dolor de caminar, de aprender a hablar y a orinar,
e incluso, que caeremos en la ridiculez del amor. Vivir es una estafa. Que me devuelvan la muerte.