Relámpago y otros textos
RAYO
Parte el cedro.
Flecha
Tigre
Lanza
Eléctrico golpe que inflama.
Desploma en ardores
su sino de arma fulgente.
Furia arrancada a los dioses.
Mirada de airados designios.
Ruge, troza.
Abrasa el choque de su marcha.
RELÁMPAGO
Rasga el vientre
de incólume bestia aérea.
Fragores que rugen.
Estrépito marca con furia su rastro de fuego.
Estraga los pliegues.
Fractura el instante
eterniza el segundo en que estalla.
Azota la puerta al salir.
VAPOR
Exhala oclusivas pendientes.
Ondula.
Despliega su oficio
a aquél que contempla, cerrados los ojos,
con piel, con pestañas,
con yemas febriles,
con poros absortos al fuego
el soplo que ardiente
conduce sentidos al orbe convexo
al paso silente
del fuego interior.
FÓSFORO
Fósforo estalla.
Sustento.
Exhibe su chispa en heroico flash-back que despunta.
Conífero mártir gruñente.
Se vuelca en conflicto
traspasa la euforia
termina su vida:
susurros en off.
LLAMA
Lento ulular de los sones.
Ménades pulsan su danza.
Lánguido asciende el aliento
al lacio abandono del ritmo.
Flexiona el extremo, entrega
el talle luciente al ritual.
Flota, imagen bruñida
en sutil vasallaje al suspiro.
El fasto que aviva su forma
irrumpe con prendas que preñan
de rumba el impulso
y prisma prolijo
enciende el resuello
de bastos confines.
Se agita en fragores.
Inunda en delirio su voz.
FUEGO
Bestia que inflama aposentos internos.
Cruel y diversa,
bella y terrible.
Seduce en estruendos,
inflama el impío territorio.
Su coce aviva secretos.
Perfecta premisa de augurios
es templo y calcina en su trono.
Embiste e inmola
sus patas trituran legiones
sus alas arrasan comarcas
sus rabos escriben con marcas de sangre.
Sus fauces horadan al que ose
luchar contra él.
CENIZA
No sueña: respira. Nocturna de frágil cimiento, untoso abandono a la cifra.
Sutil soledad al acecho:
¿Serán los arribos del ave que siendo gusano resuena al cabo de días sus flamas?
¿Será degustar el arrobo de frágil memoria, humores de fuegos lejanos?
¿O aguarda que viudas y ancianos cubran la frente en sus lutos?
Respira y espera.
Espira e inhala.
Silencio que arropa memorias, deshechos, arcanos.
Consume su aliento en renuncia letal al latido.
VERANO
Se esparcen mieles densas por su cuerpo.
Derrama adormecidas infusiones,
espesa la sangre lentamente para luego aletargar a los mortales.
Pasta en los sudores que alienta,
bebe de la sed que explora pieles,
deambula por cordura enardecida.
Es sabio y cruel.
Goza el descaro, la impaciencia, el terror.
Ceba ira
seducciones
luego engulle a los caídos en sus garras.
Es ánfora de aceite donde escalda a los endebles,
Lengua que pasea su sequedad entre los pliegues,
golpe de vapor insospechado,
clamor que graba el aire de candelas al marcharse.
Al cabo de los ciclos volverá.
MALGRAT
Bulle la epidermis como lenta bulle, por internos tramos, la zozobra.
Lejano el cuerpo de otras costas donde el mar es cálido y la arena frágil llama entre las yemas.
Lejano el lengüetazo de los cielos.
Sin embargo, la piel es atizada
y los sentidos
-cardos que atenazan la impaciencia-
emanan con su estela el argumento.
Dejarse embestir por esa fría caricia que inflama.
El cuerpo es una hoguera que escuece entresijos donde mora.
A pesar del vértigo que emana
de ese fiero ojo áureo.
A pesar de su presencia turbadora.
A pesar del viento.
A pesar del frío.
Malgrat el mar.