Rómulo Bustos Aguirre

La cena meritoria

 

 

FRONTERIZOS (13)
Néstor Mendoza

 

La poesía de Rómulo Bustos Aguirre aparece prematuramente en mi panorama lector. Aquel joven de entonces de 18 años de edad, estudiante universitario, inexperto, ansioso, lee aquellos versos de libre y fluida pronunciación: naturales, anecdóticos e imperativos. Yo notaba algo distinto en aquella manera de decir, que a falta de adjetivo concreto la creía genuina, recién inventada. Han pasado muchos años de aquel acercamiento y hoy mis impresiones se remozan, su mantarraya mutilada y aún viva sigue moviéndose. Aprovecho estas líneas para centrarme en el libro íntegro —y no antología— más reciente del autor colombiano: Casa en el aire (Pre-Textos, 2017). Contados libros alcanzan una conveniente cita entre el poema y la teoría poética, la elaboración del verso y el relato de la práctica escritural. A decir verdad, muy pocos siguen el atributo horaciano del hallazgo y la acotación instructiva —instruccional—: aconsejar mientras se despliega un manejo apropiado de la creación. Esto tiene un mayor peso si se efectúa a partir de la sencillez mientras el autor se niega a recorrer las carreteras gastadas del propio oficio. En ese punto no hay temor a decir porque se tiene conciencia y se conocen las herramientas dispuestas en la mesa de trabajo. O quizás no se conocen todas las herramientas sino que se usan adecuadamente las pocas que se tengan al alcance. El autor crea una poética en cada poema, algunas más explícitas que otras. Para ello se vale del conocido decálogo, del texto bastante breve, de la estampa recreada, de la anécdota, del refrán, de las contestaciones y la descripción voyerista. Asombra gratamente cómo se armonizan elementos aparentemente opuestos entre sí; como, por ejemplo, en un solo texto aparecen la disquisición teórica, el sutil lenguaje escatológico, lo onírico, el giro burlesco, la inventiva. En ese empeño de formular poéticas, Bustos Aguirre no descarta ningún componente: lo aparentemente trivial se complejiza, con ironía se mueve y se abre a otras relecturas. Un juicio dado al vuelvo lo acercaría al antipoema, pero, para mi propio gusto y opinión, solo lo bordea, lo circunda y apenas se deja viciar.

 

 

 

ORACIÓN

 

Cuando hago la limpieza cotidiana, los oficios de la casa

hay un raro momento de quietud. Nada existe. Todo existe

Solo yo y la escoba que barre. Mis manos y el plato

recién lavado

el alimento y su lenta digestión

 

Callo. Estoy callando

Entonces mi silencio es más escucha

Hermano plato, hermana escoba

hermano trapo de trapear

hermana cáscara en el piso

hermana cucharilla

para endulzar el café de la mañana

 

Todo esto sucede, hasta que percibo que sucede

Entonces todo vuelve a ser como antes

Pero por un instante he existido

y la realidad ha sido real

 

 

 

 

POIESIS

 

Cada mañana

con las calladas maneras de la ostra

reconstruyes con esmero

tu pequeño dios

 

a la medida de tu ignorancia

a la perfecta altura de tu abismo

 

Ínfima o de forme, te dices

una perla bien puede merecer el esfuerzo

 

 

 

 

LA PIFIA

 

Mi hermano, mi desdichado hermano

ha visto a Dios

Para eso sólo bastó

alguna ligera pifia en la disposición de su ADN

sólo eso

Lo demás… lo sabrá Dios

 

Y yo que he gastado toda mi vida aguardando sus señales

rastreando su sombra

 

A la hora del juicio

compareceré, sin rastro alguno, para atestiguar por él

al milagro

para desmentirme

para atestiguar

que acaso la pifia habita en algún punto ciego de mi alma

 

Y no habrá nadie que atestigüe por mí

 

 

 

 

DEUS EX MACHINA

 

Talle esbelto

cintura ondulante, pechos alzados

Le pregunté cuántos cántaros de agua

había cargado de niña sobre su cabeza

cuántos viajes de la casa al pozo del pozo a la casa

para tener semejantes postrimerías

 

Ella no entendió del todo mi pregunta

y, riéndose, dijo que no

que nunca había acarreado agua

del pozo a la casa, de la casa al pozo

 

Pero, seguramente, me dije

muchas generaciones de mujeres de la familia antes de ella

lo hicieron por ella

Nalgas erectas, pechos alzados

como hechos para el vuelo

ergo

Dios existe

 

 

 

 

LA CENA MERITORIA

a Nelson Romero Guzmán

 

El día del juicio

comparecerán todos con sus escudillas

reclamando la porción de la cena que les ha sido prometida

 

Incluso los injustos

Que somos todos

 

Incluso los animales

Ellos que siempre fueron la cena

 

Acaso la infinita Misericordia

decida en ese momento darle al cervatillo la parte del león

Crear una forma meritoria del infierno

donde por el resto de la eternidad se invierta la etiqueta

y los comensales pasen a ocupar el centro de la mesa

el privilegiado lugar de los comidos

 

He aquí la justa furia del cordero

 

 

 

 

OM

 

Escucho el mugido de la vaca, su larga sílaba

cuando hace un alto mientras pasta y rumia

su porción de hierba

 

La dulce

La Iluminada vaca

Rómulo Bustos Aguirre (Santa Catalina de Alejandría, Colombia, 1954). Realizó estudios doctorales en Ciencias de las religiones en la Universidad Complutense d ... LEER MÁS DEL AUTOR