Semana Santa en la niebla
SEMANA SANTA EN LA NIEBLA
a Berta
“Habiendo muchos tentado a poner en orden la
historia de las cosas que entre nosotros han sido
ciertísimas.
Como nos lo enseñaron los que desde el principio
lo vieron por sus ojos, y fueron ministros de
la palabra;
Me ha parecido también a mí después de haber
entendido todas las cosas desde el principio con
diligencia, escribírtelas por orden, oh mi buen
Teófilo,
Para que conozcas la verdad de las cosas en las
cuales has sido enseñado. “
LUCAS, I. 1-4.
BARCOS HACIA JUDEA
Mastín amilanado por espadas y cruces,
helada sed de estrellas hace morder arenas
al caserío marino nutrido de ola y nube.
Su iglesia hecha de cera con peces y cadáveres
define un viejo mástil que en travesía macabra
proyecta sus faroles sobre la noche obscura.
¡Barquichuelos de nácar, hacia Judea navegan
palmeras, luna y torre coronadas de bruma!
CUARESMA DE TERRORES
MARÍTIMA cuaresma de lo metamorfosis
_¡oh suicidio asombrado de peces y de frutas!_
cuando crecen escamas al vientre de la noche cuan
mutilado de estrellas y preñado de brujas.
¡Pueril forma dolida del sueño cancelado
braceando a la deriva de la inútil sirena!
¡Cuánta cera desnuda buceaba candelabros
y Cristos, anegados en océanos de niebla!
AGNUS DEI
Voz húmeda clamando del mar o del lucero
despierta contorsiones en olas y anfibios.
El verbo humanizado florece en arcangélica
Verdad para la niebla de antiguos egoísmos.
Cordero sumergido, burbuja inmaculada,
Su forma tornasola cristales de prodigio.
Y, mientras la dorada paloma hace acrobacias,
La tentación acecha con uñas de enemigo.
PECADOS CAPITALES
VELÁMENES soberbios, deshilachando brisas,
despiertan la avaricia de la marina suma.
Pereza en las merluzas; orgullo en las corvinas;
y, en pulpos, tiburones y pelícanos, gula.
De la onda opalescente surge la curva dócil
que en senos tenebrosos oculta la lujuria.
¡Satán, Satán, aleja la glauca mariposa!
¡Venciste, helada forma! Delfines, aleluya!
LAS BODAS DE CANAAN
GOZA la tarde nupcias de estirpe salinera
donde céfiro y brisa trasegan arrebol.
Mas la encendida savia de la vida deja apenas
un vaivén de palmeras y una sed en clamor
Medusas y corales dipsómanos de néctar
festinan el prodigio. ¡Venid a ver! El Sol
“¡Verted__dice a las nubes__ la sangre de mis venas!”
Y, el mar (¡santo milagro!) trasmútase en licor.
LA PESCA MILAGROSA
VIEJO muelle zurcido de brumas y sirenas.
Visión húmeda. Verde vaivén de remo y quilla.
Torso de ola. Gaviotas silbando en el trapecio
de un canto marinero. Yodada hora salada
cuando el pelícano hunde puñales en la clara
pupila de la espuma. Brisa ágil. Brea. Hipocampos,
nostálgicos de friso. Tritones. Caracoles.
Mirad:¡Entre las redes ha caído la tarde!
ENDEMONIADAS
Posesas de la bruma con belfos de gemido
galopan ola y brisa remeciendo cordajes.
Huracanadas alas con rayos en el pico
desgreñan maldiciones, espumarajos, ayes.
Hunde el Sol luminosas agujas de prodigio
desalojando nieblas de filiación desleal;
y, anatematizado, deshecho el maleficio,
los fúlgidos demonios precipítanse al mar.
LA HIJA DE JAIRO
ESQUIRLAS afiebradas de aguacero, ululando,
desataron la muerte sobre yerba y hormiga.
Fusilada la rosa, decapitado el nardo,
¿que anegado colapso sufrió la Sensitiva?
Dolorosa de nichos y aterida de llanto,
su congelado espectro sueña savias de vida.
Oh Sol, tanto cadáver merecería un milagro…
¡Realízalo, dorada pupila matutina!
LA SIMIENTE
CANSANCIO del inútil ademán extendido
jaculatoriamente sobre humus y secano;
fatiga de la estéril simiente detenida
macerada y hollada por uña, cal o ave.
Pero ¡oh ubérrimo tacto, bucólica delicia
del fruto adolescente jugosamente flavo!
¡Dichosa complacencia, botánica lasciva
del hogareño goce dormido en cada tallo!
LA MUERTE DEL PROFETA
Profético de pájaros, remece tempestades
el árbol, dominado por mística soberbia;
mas, subrepticiamente, sofoca sus ramajes,
en fatales volutas, airosa madreselva.
Titán sobrecogido, va quedándose exangüe
bajo el nudo lascivo. Roído vena a vena,
deshecho finalmente, desplómase cobarde,
caída la soberbia cual truncada cabeza.
LA HIGUERA ESTÉRIL
Triste higuera maldita, mutilada de sexo
y ávida de plumajes, tu desgajado grito
levanta en banderola para gritar: “¡Estéril!
sí, yo, defraudadora del codiciado fruto!
¿Por qué signo de arenas doblégase mi débil
conciencia vegetal? ¡Oh cálido conjuro,
fortifica mi tallo, torna mi savia fértil
y dame la delicia del tierno tacto rubio!”
SU FORMA SOBRE EL AGUA
A la hora equidistante del pez amanecido
con la primera espuma de la mañana, flota,
como un presentimiento de bostezo salino,
su forma sin aristas, deshilachada, fofa.
Flota, digo, la niebla, crispada de ladridos,
amarrando en las jarcias elásticas gaviotas.
Y, al recoger el hombre su red, semidormido,
quizá tema al espectro que va sobre las olas.
SAMARITANA
Cigarras encendidas y melodías frutales
proclaman ondulantes acrobacias del agua
que, rica en lentejuelas y líquidos collares,
contorsiona abanicos en lascivias de danza.
Desabrochando sombras, romero Sol mitiga
sus sedes glugluteantes en geórgico beber.
Así, ambos, convenidos, mutuamente se brindan
ella, fresca, surgente; purísima luz, él.
EL HIJO PRÓDIGO
Lamiendo tierra, arena, raíces y bazofias,
tumbo a tumbo al origen precipítase el río.
Los oros del poniente despilfarró en cabriolas
de ondulante premura por liquidar su opimo
caudal de margaritas y alas de mariposa.
Vuelve enjuto, lodoso, pordiosero de estío,
Y, añorando caricias de paternales olas,
arrójase en el seno del Mar, arrepentido.
LÁZARO
¿Qué sombra atribulada de realidad extiende
pasaporte de huesos al sueño de la imagen?
Negada para estatuas de pánico, su flebe
presencia sumergida luce aire de cadáver.
Pero, no. Todo: el árbol —Callada angustia fértil—,
la muchedumbre de olas, el cántaro de greda,
—barajando cuchillas de inercia, vida y muerte–,
le gritan a la imagen, remeciéndola: ¡Crea!
EGO SUM LUX
Te conoce la savia cuya lágrima evoca
tu desnuda pupila de neón canicular.
Igualmente la ola, la semilla, la rosa
reconocen tu anuncio : VIDA, LUZ y VERDAD.
Pero, nada de mitos empolvados de sombra
con espectros azules y leproso rubor.
Milagros y auroras publicitarias sobran
cuando, identificado, resultas ser el Sol.
DEMONIOS Y ARCÁNGELES
Su cálido ocio antiguo despereza la plaza
nostálgica de bosques. Atónita se inclina
cuando bajo las palmas que la inocencia enarca
trotan siglos de sombra vestidos de oro y lila.
Por la florida senda la cándida alharaca
desgaja hondos reflejos de sana paganía.
La marejada mística revolcará en la playa
demonios con arcángeles, y con la muerte, vida.
VÍSPERAS DE LA AGONÍA
Fragancia de jardines y eucaristía de huertos
encienden un aromado retablo nazareno.
Vertida sobre mares, valles, montes y cielos,
la copa de la angustia reflejará el sendero
de cirios y rosales en muda caravana.
De la húmeda mejilla florecerán jazmines;
y, la cizaña aviesa, ya huérfana de savia,
levantará su hueste de endriagos anfibios.
ECCE HOMO
Prisionero entre nubes y barrotes de minio
derrumba su proceso crepuscular el Sol.
Su nebulosa cárcel es alfa de martirio
que estallará en seráficos éxtasis de color.
La florecida arteria despejará concilios
apartando tinieblas llagadas de arrebol;
brillarán tristemente sus últimos delirios,
y el toro de la noche mugirá de pavor.
MAGDALENA
La estrella vespertina, fatalmente risueña,
suspira ensimismada tras el mito solar,
ungiendo, mariposa, la traslúcida huella
con grito de cristales y pupila de sal,
Cuando, rumbo al helado sepulcro de las olas,
la sangre iluminada tiña celajes, ella
salpicará el tocado de las nubes piadosas
al deshacerse en lirios como una Magdalena.
CALVARIO
Desnuda luz, pupila con celajes de cirio,
va tiñendo de sangre la garganta del mar.
Deshabitadas sombras asesinan anfibios
y un coro de difuntos tritura ojos de sal.
Coronado de dientes y clavado de lirios
trisca en valle de espumas el cordero solar.
Y un derrumbe encendido rectifica el camino
que ungirá con esencias la palmera pascual.
VERÓNICA
Próximo al sacrificio, novillo acongojado,
sufre el mar deslumbrantes gaoneras de la Luna.
Sobre líquidos cuernos la nacarada capa
pasa, quita y repasa sin ofender espumas.
Clava el diestro luceros en el glauco mugido
que embiste proceloso . ¡La marejada atónita
derrama por la herida resplandeciente grito
que trunca la faena con magistral verónica!
RESURRECCIÓN
¡Gloria! ¡Gloria! ¡Aleluyas, maitines y hosannas
despiertan minuteros y gritos de alcanfor,
mientras loco revuelo de abanicos y de alas
desnuda olas y mástiles irónicos de alcohol!
¡ Clarineros del Alba, tocad cielo y montañas!
¡Dad paso a las cuadrigas de luz y de color!
¡Brisa, espuma, aleluya! ¡Loemos la mañana!
¡Toda vida renace cuando renace el Sol!