Raúl Zurita. Los nuevos pueblos

 

Presentamos algunos textos del reconocido poeta y Premio Reina Sofía pertenecientes a La vida nueva.

 

 

 

Raúl Zurita

 

 

EL ASCENSO DEL PACÍFICO

Se encumbró entonces el océano
y nuestras pupilas miraban el portento
sin todavía creerlo
Escuchamos de nuevo las rompientes, las
infinidades de islas
subiendo igual que estrellas sobre el cielo
Allí está el Pacífico hombre, allí, encima,
de nuestras cabezas
y no lo crees y tus ojos lloran
y no puedes entenderlo y tus ojos lloran
todos los que amamos son el mar
Todo lo que amamos es el mar
América es un mar con otro nombre.

 

 

 

GUÁRDAME EN TI

Amor mío: guárdame entonces en ti
en los torrentes más secretos
que tus ríos levantan
y cuando ya de nosotros
sólo quede algo como una orilla
tenme también en ti
guárdame en ti como la interrogación
de las aguas que se marchan
Y luego: cuando las grandes aves se
derrumben y las nubes nos indiquen
que la vida se nos fue entre los dedos
guárdame todavía en ti
en la brizna de aire que aún ocupe tu voz
dura y remota
como los cauces glaciares
en que la primavera desciende.

 

 

 

INSCRIPCIÓN 178

Te hablan ahora las rompientes de tu vida
Te cuentan de las falsas Ítacas,
del naufragio en costas remotas
de tu cansancio doblándote hacia las olas
Te dicen que más allá está el final
de la tierra
que allí el mar se derrumba, que tu mar
amado se derrumba y que los barcos
nunca han vuelto
Te hablan en tu propia noche los temores

Que suenen entonces como algo que se
despierta en estos poemas
como algo que está en ti,
como algo que cruce el mar y se despierta.

 

 

 

LA SINFÓNICA DE LAS AGUAS

Llegaron entonces los ríos: los ríos del
sueño, cielo y vientos primero, los de la
vida después. En notas empezaron a hablar
entre ellos, en silencios las cosas de la
intimidad, en pausas las del entendimiento
y en acordes todo. Así fue el encuentro,
la comprensión, el sonido. Fue mente, opus
y música su llegada, y cuando rompieron
planeando sobre las cordilleras, se vio
el comienzo y el acabo al mismo tiempo.
Así es y se lee: notas de los primeros
torrentes tendieron el pasto coloreándose;
miles, millones de pastos poblando las
praderas en comunidad total de repartición,
ecología, luz y vastas planicies. Ese fue
el canto, el torrente, el vuelo,
la sinfónica de las aguas.

 

 

 

LOS NUEVOS PUEBLOS

Y era tu cara el borde de estos cielos,
el manto mío de las estrellas.
Al mirar hacia arriba no vi nada
sino tu permanencia, las pinturas
de tu rostro, la deriva de tus antepasados
inundando las altas nubes. Esos
son los ríos que se abren.
En otro tiempo fuimos encontrados
y ya vivimos en las primeras células,
en los abismos de los mares,
en las primitivas danzas que el asombro
le ofreció al fuego.
Por eso somos ríos que se abren, brazos, cauces,
torrentes arrojados de un agua única y primigenia
Nada se diferencia de lo que somos y nada
de lo que es está fuera de nosotros.
Tú resumes las viejas tribus, las cacerías,
los primeros valles sembrados
y mi sed recoge en ti toda la saga de
este mundo. No son mitos,
el mito es la mentira:
que sólo existimos una vez,
que cada uno es sólo uno.
Todos viven en ti y tú vives.
Las olas del tiempo inmemorial
y las estrellas.
Oh sí, manto mío de mis estrellas;
la noche te habla antes de sucumbir
al día, las grandes batallas perdidas,
el pasto de los antiguos clanes y de las tribus
remontando por nuestros cursos el corazón
de los caminos del corazón y tus tocadas praderas.