Ciudad salvaje
(Traducción al español de Floriano Martins)
CIUDAD SALVAJE
Esta es la galería de las raíces afligidas,
Condenadas a alimentar la gran jungla de arriba, la enemiga del hombre.
Se retuercen, como enormes clavículas, aplastadas por el peso de los tallos.
Los sapos, escondidos en la sombra, espían los árboles que no trabajan.
Y los troncos sabios, arrugados en un sanitario del paleolítico,
Estudian, durante la noche, una nueva geometría salvaje para las hojas.
Las enredaderas dobladas susurran en lo alto, tejiendo intrigas en el borde de las ramas,
Donde se mecen las lánguidas orquídeas.
Las hojas del açaí se mueven, como patas de araña clavadas en un tallo.
Grita un mono aullador, sacudiendo los árboles somnolientos.
Al fondo, un trozo de selva exige silencio.
Sola, abrazando las primeras flores,
Se despierta llena de susto, un pie de miratuá, embriagada y frágil.
Miran a través de las hojas castañeteando en un claro en el bosque.
De repente, un cururú, centinela, grita ¡ALTO!
QUÁ QUÁ QUÁ
Entre los asombrados arbustos, pasa lentamente la austera sombra de Jacques Hubert
Catalogando umbelíferas.
Un pío… un silbido largo, entre risitas anónimas.
Entonces todo el bosque, alarmado, ante la ingenua irreverencia del sabio,
Desenreda desde lo alto de las ramas, en grandes carcajadas, un abucheo:
QUÁ QUÁ QUÁ
COBRA NORATO
(tres fragmentos)
V.
Aquí está la escuela de los árboles
Están estudiando geometría
– Ustedes nacen ciegos. Tienen que obedecer al río
– ¡Ay, ay! Somos esclavos del río
– Están condenados a trabajar siempre, siempre
Tienen la obligación de hacer hojas para cubrir el bosque
– ¡Ay, ay! Somos esclavos del río
– Tienen que ahogar al hombre en la sombra
El bosque es el enemigo del hombre
– ¡Ay, ay! Somos esclavos del río
– Atravieso paredes gruesas
Escucho pequeños gritos de ai-me-acuda:
Están castigando a los pájaros
– Si no conoces la lección, tienes que ser árboles.
– Ay ay ay ay…
– ¿Qué vas a hacer ahí arriba?
– Tengo que anunciar la luna
cuando salga detrás del arbusto.
– ¿Y tú?
– Tengo que despertar las estrellas
en las noches de San Juan.
– ¿Y tú?
– Tengo que establecer las horas en el fondo de la jungla.
Tiúg… Tiúg… Tiúg…
Twi. Twi-twi.
XI.
De acuerdo
La luna nació con círculos oscuros
El silencio duele dentro de la mata
las estrellas se han abierto
Las grandes aguas se encogieron somnolientas
la noche cansada se detuvo
¡Oh compadre!
Quiero escuchar música suave
que se extienda a través de la sangre;
música con sabor a luna
y el cuerpo de la hija de la reina Luzia
que me hace volver a escuchar
la conversación de los ríos
que traen quejas del camino
y voces que vienen de lejos,
maltrechas de ay ay ay
Crucé el Treme-treme
Pasé en la casa de Minhocão
Dejé mi sombra para el Bicho-do-Fundo
solo por la hija de la reina Luzia
conmigo llevé esencia de puçanga
y corteza de tinhorão
fanfan con hojas de trébol
y raíz de mucura-caa
Pero nada salió bien…
Estoy caminando con una jurumenha
que nos hace un poquito de dolor
y mueve la sangre lentamente
Oh compadre
No hagas ningún ruido
que la hija de la
reina Luzia
todavía puede estar dormida
Allá por dónde andará
que quiero solamente
ver sus ojos mojados de verde
su alargado cuerpo de canarana
Quizás ande lejos…
Y yo me hice un gira-mundo
para tener un querer
de la hija de la reina Luzia
Oh, no hagas ruido…
XVIII.
Me voy a estirar en esta paturá
para escuchar ruidos desde el borde del bosque
y sentir toda la noche habitada por estrellas
¿Quién sabe si alguna de ellas
con sus hilos plateados
vio el rastro luminoso de la hija de la reina Luzia?
Los rumores lejanos se disuelven
en un fondo de bosque anónimo
Siento el pulso de la tierra
latir en cadencia
Se responden silencios inmensos…