Raquel Lanseros

Sin ley de gravedad

 

 

 

 

 

Contigo

 

Porque no vive el alma entre las cosas

sino en la acción audaz de descifrarlas,

yo amo la luz hermana que alienta mis sentidos.

 

Mil veces he deseado averiguar quién soy.

 

Después de tantos nombres,

de tanta travesía hacia mi propia brújula,

podría abrazar la arena durante varios siglos.

Ver pasar el silencio y seguir abrazándola.

 

No está en mí la verdad, cada segundo

es un fugaz intento de atrapar lo inasible.

La verdad no está en nadie, y aún más lejos

yace de un rey que de cualquier mendigo.

Si alguien está pensando en perseguirla

no debe olvidar esto:

el fuego ha sido siempre presagio de declive

como la intensidad antesala de olvido.

 

Cuando mis ojos vuelvan al origen,

pido un último don.

Nada más os reclamo.

 

Poned en mi sepulcro las palabras.

Las que dije mil veces

y las que habría deseado decir al menos una.

 

Guardad en mi costado las palabras.

Las que usé para amar,

las que aprendí a lo largo del camino,

las primeras que oí de labios de mi madre.

 

Envolvedme entre ellas sin reparo,

no temáis por su peso.

Pero cuidad con mimo la palabra contigo.

Tratadla con respeto.

Colocadla

sobre mi corazón.

La verdad no está en nadie, pero acaso

las palabras pudieran engendrarla.

 

Quizá entonces aquel a quien dije contigo

y para quien contigo fue toda su costumbre

se acostará a mi lado con ternura,

juntos en el vacío más sagrado,

cuando la eternidad toma nuestra medida,

cuando la eternidad se pronuncia contigo.

 

 

 

 

Cae o cayó

  

La lluvia es una cosa
que sin duda sucede en el pasado.
Jorge Luis Borges

 

Está lloviendo fuera como desde hace siglos.

¿Por qué me sobrecoge la oración de la lluvia?

Más lejos o más cerca. Mirar llover es algo

a lo que comparezco a través de la infancia.

 

Dentro del corazón se libra una batalla

de la guerra que nunca termina estando vivos.

 

Con recuerdos encenderé una hoguera.

¿Sabes la diferencia entre el fuego y el agua?

Y luego está lo efímero. Yo misma, por ejemplo.

A veces he intentado desenredar la lluvia

pero nunca la alcanzo. Debe ser

que me nacen las gotas desde dentro.

 

 

 

 

Eternamente no podrás ni aun sufrir

 

No era cierto, por más que lo jurase,

que yo tu amor jamás olvidaría.

En cuanto el tiempo me ofreció un atajo

te malvendí sin arrepentimiento.

 

Felicidad obliga. Hay quien lo llama

de la necesidad hacer virtud.

Difícil de asumir, pero innegable.

De barro son las ganas. Cuántas veces

se miente aunque se diga la verdad.

 

 

 

 

Reclamación

 

Me hablas como si fuera yo quien decidiese.

Como si mi existencia

junco en llamas

tuviera algún poder sobre la realidad.

Mi humilde voluntad no suma más

que otro grano de arena en la alta duna.

 

Piensa un minuto en mi insignificancia.

¿He decidido que hoy sea el vértice del tiempo

como de agua es el río

y de idea la palabra?

No me culpes del curso de la naturaleza.

Como tú, soy su fruto. A su pulso me debo.

 

Te olvidé ya hace tiempo.

No hay nada que añadir

aunque el lenguaje apenas aclare los finales.

Es inútil culparme

y más aún pretender

que un recuerdo caliente igual que un cuerpo.

 

 

 

 

Mano a mano

 

Hay quien tiende a pensar que lo merece todo.

Yo prefiero dar gracias.

 

Cruzo mis manos calientes sobre el mundo

sobre la gratitud a salvo del olvido.

 

Pienso en todas las manos

las que abrieron ventanas en los muros

las que besan el trigo para que haya pan

las que cortan el cuero que nos calza.

 

Amo todas las manos.

¿Qué son? ¿Qué pueden solas?

 

Son otras manos las que mueven los trenes

otras las que conectan las bombillas

otras las que abastecen los bazares.

 

Y serán otras manos

tal vez aún no nacidas

las que caven la tierra que me habrá de cubrir.

 

 

 

 

 

-Raquel Lanseros
Sin ley de gravedad
Colección Visor de Poesía
España, 2022

 

CUB. LA CANCIO?N DEL AOUTSIDER

Raquel Lanseros (Jerez de la Frontera, 1973) es autora de Leyendas del promontorio (2005), Diario de un destello (2006), Los ojos de l ... LEER MÁS DEL AUTOR