Elegía de los triángulos
ELEGÍA DE LOS TRIÁNGULOS
(Otoño de 1968)
DÍA DE MUERTOS
I
En las pirámides nocturnas
gritaban las flores de la muerte
para que Quetzalcóatl se llenara
de palomas terribles.
Oremos por el tiempo de los itzcuintlis amarillos
y de los triángulos negros de los cascabeles;
para que los millones de otoños que han pasado
se llenen de amapolas.
Nunca la muerte tuvo tantas melancolías de serpientes
como cuando los llantos de los ataúdes rodaron por las
escalinatas;
o como cuando el viento maldijo los vientres sucios.
Porque días llegaran
en que la sangre de los sacrificados
inundará la conciencia del tiempo
y los ojos se saldrán de las tumbas
para clavarse en los espejos vacíos.
Los Códices no mienten:
los veinte días del Tonalámatl
llorarán los hijos de las flores,
las madres de las flores,
y las doncellas de las flores.
II
Porque los dioses se vestirán de luto
el día de las ofrendas,
y porque las apátzikuas del lago
dirán los salmos de Kurikua-Aueri.
Porque la danza de los cocodrilos
extenderá sus mantos negros
para que lloren las escalinatas
en los dulcísimos senos de Coatlicue.
Porque los mirasoles
inundarán las lágrimas de tierra
cuando se cumpla el jeroglífico
de las entrañas nocturnas.
III
Y entonces las palabras
dieron el cumplimiento
de las magnolias sumergidas.
La flor del corazón,
la Yolloxóchitl,
pintó de negro sus espumas.
Y las Centzonhuitznáhuac quebrantaron
la hora de la vida.
Y Quetzalcóatl lloró
como no había llorado nunca un Dios
sobre
la
tierra.
(Octubre 25 de 1968)
LA FUGA DEL MINOTAURO
Metal de ser para la noche de los triángulos.
Los vientos
pueden coleccionar odas vacías.
Pueden también clasificar caballos muertos.
Porque la luna golpea bodegas y geranios.
Y cuando el minotauro huye por los ascensores.
O cuando crecen las yerbas negras de los teléfonos.
Las Parcas multiplican los laberintos de la muerte
para que las tinieblas no se traguen
a la dama de las tinieblas.
Pero los signos dicen
que un día caerán las substancias carcomidas.
Y cuando el llanto penetra las tabernas.
Y cuando el odio escupe las flores de los cadáveres.
Y cuando recordamos que la belleza cumple
su condición
adentro
de
las
tumbas.
SALMOS PARA LA HORA DE MI MUERTE
(Septiembre 4 y 18 de1968)
SALMO PRIMERO
En pianos de ceniza
donde magnolias y culebras
crecen las catedrales del sueño
para saber que el hombre
carga con su destino en una lágrima.
Quién sabe lo que después de todo hubiera sido
si en los principios.
Pero la colección de los nocturnos
llenó de gritos de raíces
cuando los bosques vieron
sangrar la hora del destino.
El fin de la cantada
puede quebrar la espina de un geranio
cada minuto de campana oscura
cuando la vida es una paloma
de las prisiones,
o los cementerios.
El hombre no escoge sus caminos
cuando por las guitarras;
en círculos;
por las desdichadas de las amapolas.
Y no son cosas de serpientes;
ni de demonios;
ni de triángulos:
es por la convicción de que tenemos
que matar escaleras,
piano a piano,
como las lunas en los hospitales.
Queda por resolver una pregunta
cuando por las estatuas
desnudan las sirenas
su condición de verde ebrio.
O cuando todo es una calavera de caballo.
O cuando se nos mueren en los brazos
las objeciones
de
los
laberintos.
(Septiembre 4 de 1968)
SALMO SEGUNDO
No dejamos en paz los testimonios
de las desdichas;
porque la víbora del tiempo
en el dominio de las culminaciones.
Soñamos la tumba de las ideas
como las flores que salen del cadáver
y mil caballos no pueden oponerse
al crecimiento de una hoja.
Porque pintamos las imágenes de los sonidos de la
muerte,
y creímos que eso eran las lágrimas de los sonidos de la
muerte.
Y cuando vimos las casas enlutadas
escribimos los salmos de las violetas.
Como si el mar tuviera puertas
para quebrar el morado terrible
cuando nos despedimos de las orquídeas
y de la biblioteca donde se queda Dostoyevski.
Cronista de mis epopeyas vacías
-ni ángel, ni demonio, ni hombre-
pinté los triángulos del tiempo
con el sueño de las destrucciones.
Y cuando vi los signos de los círculos,
estrangulé la plenitud del vacío,
y los litros crecieron en los candados
con letras de crepúsculo;
o por lo menos eso creí que eran las letras del crepúsculo.
(Septiembre 4 de 1968)
SALMO TERCERO
Bebí vinos amargos
en las tabernas
del
destino.
Fui descubriendo
sus
escalinatas.
Y cuando recogí
las piedras
tristes,
llené mi corazón de gritos
y comprendí
que
las
estatuas.
Ahora sólo quedan la huellas.
Y cuando firmo el testamento,
dejo las líneas llenas de polvo sumergido. . .
(Septiembre 4 de 1968)
SALMO CUARTO
Con qué metal.
Con qué violento choque de planetas.
Con qué signos.
Porque mejor será crecer de Ser a sus raíces.
Porque los siglos tienen
la tinta negra de los Códices.
¡Toda belleza es trágica!
La muerte
la podemos soñar en un hermoso
caracol de geranios descompuestos.
Nunca se es
en el estar profundo
de Ser
que se derriba.
Los caminos cumplen la condición de los caminos.
Y batallas a muerte
desde el fondo
de las batallas
ve
ri
fi
ca
ti
vas.
Porque pueden llegar los días del tiempo
como señales;
como tentaciones;
como galopes de caballos muertos.
Y cuando vamos a penetrar las formas
de las esencias,
un sonido
toma la condición de un toro verde.
Pueden también quebrarse las substancias
del verbo abominable.
Pero nunca
derribaremos
los
candados
de
la
gran
perta.
(Septiembre 18 de 1968)
SALMO QUINTO
Chillan las brujas en los palacios de muerte.
Perseo de luz;
espada sumergida
en el destino
de
las
palabras.
Los ángeles eunucos
pueden verificar su enciclopedia
de gladiolas podridas.
Porque no hay más amor
que cuando el llanto
de las guitarras;
o cuando el destino
se da de golpes contra las serpientes.
No sabemos
si al descubrir la vuelta de un capítulo
nos mata la cabeza.
Puede ocurrir que una circunstancia,
sobre la historia triste de un concepto;
a la mitad del tiempo;
o cuando el pan es el llanto colectivo
de las doncellas.
Pobre Midas
que de su soledad tiene abundancia
de sombras.
Cuando llegan
los testimonios de las brujas,
se petrifican las substancias.
Y cada quien recurre a sus caminos
de caracol en tiempo mutilado.
Porque se es en cántico y blasfemia;
o porque las gorgonas fornican
en el designio
de
los
pórticos.
(Septiembre 18 de 1968)
DEFINIENDO LA MUERTE
Porque la muerte es una palabra llena de pianos
amarillos;
porque la muerte desconoce la soledad de las magnolias;
porque la muerte llora triángulos de raíces abandonadas;
porque la muerte danza con las gorgonas;
porque la muerte son las yerbas negras a los mercados;
porque la muerte es una metáfora;
porque la muerte es una sonata;
porque la muerte es una parábola;
porque la muerte pinta caballos en los cementerios;
porque la muerte come ventanas podridas;
porque la muerte come gladiolas de hospitales;
porque la muerte se bebe los bosques de las tabernas;
porque la muerte colecciona alfombras vacías;
porque la muerte es una nostalgia de golondrinas sucias;
porque la muerte sabe de la gangrena de los zapatos;
porque la muerte es un vientre sucio;
porque la muerte es ese sonido del tiempo de las tumbas.
EL CARACOL
Bárbaro caracol:
los panhuehuetles
se vistieron
de
sangre
negra.
Danzaremos
todas las noche que nos quedan en el mundo
junto a los ataúdes
en donde duermen los héroes divinos.
Era la noche del otoño
cuando las nigrománticas esferas
ponían sus guirnaldas
en el silencio de los corazones.
El bello Xicoténcatl
llenó sus dardos del verbo amarillo
para llorar como los tigres;
para llorar como los tigres;
para llorar como los tigres.
Y cuando las estrellas se arrancaron los ojos;
cuando la noche se llenó de mantos terribles;
cuando sonaron todos los caracoles de la tierra.
CUANDO SONARON TODOS LOS CARACOLES DE LA
TIERRA.
CUANDO SONARON TODOS LOS CARACOLES DE LA
TIERRA.
CUANDO SONARON TODOS LOS CARACOLES DE LA
TIERRA.
CUANDO SONARON TODOS LOS CARACOLES DE LA
TIERRA.
(Octubre 14 de 1969)