Manual de poesía para resolver problemas domésticos
La poesía en lo doméstico
por Mario Pera
Los problemas domésticos que surgen para ser resueltos en una vivienda cuando la ocupamos son muchos. Cambiar una bombilla de luz, apretar una tuerca para que no gotee el grifo del lavabo, hacer un hueco en la pared con un taladro para colgar un espejo o remendar un calcetín con una aguja e hilo, son sólo algunos ejemplos. Del mismo modo, cuando se escribe poesía, y más cuando se compone un poemario, el autor debe solucionar distintos inconvenientes caseros para el arte lírico: ritmo, metáfora, simbología, contrarritmo, silencio, polisemia, costuras invisibles entre versos, etc., claro, eso cuando se pretende escribir poemas con éxito, y por esto último, no me refiero a textos que agraden al lector y susciten el aplauso fácil, sino que lo interpelen, que lo conmuevan al punto de hacerle variar o incluso dudar de su opinión o sensación. Esto es lo más cercano que estaremos de la verdadera Poesía.
Y Courtoisie se aboca ello en Manual de poesía para resolver problemas domésticos. Desde una óptica muy íntima, el poeta «prende fuego al pajar» de la imaginación y nos descubre un mundo poetizando desde los detalles de la vida cotidiana. Deja el hervidor abierto para ahogar lo evidente y, a través de escenas descritas con delicadeza de orfebre, por ejemplo, cómo hacer desaparecer una mancha, cómo llamar la atención de una mujer, cómo ordenar los frascos de la cocina o reparar un muro o realizar labores de jardinería, etc., logra introducirnos en un universo lírico desde lo rutinario, encontrando en sus versos no pocas respuestas o piezas que nos ayudan a armar el rompecabezas complejo que es la vida.
Se plantea en este libro una poética de la cosa mínima (agujas, manchas, políticos, frascos, cenas) para darle otro significado, y no diré mayor porque para la gran mayoría de la humanidad en esta época la Poesía tiene poco de mayor; por tal, dar tan sólo otro significado a las tareas de la vida diaria. Eso es lo que el poeta nos ofrece en la primera sección de este poemario, nos permite ver que los grandes temas de la existencia humana: el amor y desamor, la muerte, el dolor, la belleza, el paso del tiempo, los vínculos familiares, pueden ser abordados para comprenderlos, sentirlos o
aprehenderlos desde las acciones más básicas, pero no por ello más simples, del diario fluir de la subsistencia, haciendo realidad, hasta cierto punto, la máxima aristotélica «somos lo que hacemos día a día». Y Courtoisie nos expresa con precisión en su Manual… cómo podemos ser según lo que hacemos cotidianamente.
Así, el autor enhebra poemas mediante un estilo mordaz, de humor fino (tan difícil de incluir con éxito en la poesía) y con una capacidad de síntesis notable, elementos conocidos de su obra; mas, en esta ocasión, construye un discurso lírico que nos lleva a la reflexión sobre nuestros actos cotidianos y, en estos, a las epifanías que podemos encontrar sobre el mundo y sobre nosotros mismos: «La luz es más misteriosa que la oscuridad, / porque dentro de la luz duerme la noche», «Cuando se rompe un vaso / el piso queda erizado / de estrellas», o «La solidez es una forma extrema / de la debilidad: mira tu cuerpo.» Como apreciamos, es en lo más doméstico del diario vivir humano, de las cosas y actos que lo habitan, desde donde el poeta parte para revelar el verdadero mecanismo por el que opera nuestra conciencia.
En una segunda sección, titulada «Desescritura», Rafael Courtoisie se explaya e intenta arrancar el nombre de las cosas en un poema pautado en 27 estancias que se escurren entre nuestros dedos, como arena fina, dejándonos una particular sensación de escozor. En un máximo esfuerzo de síntesis y como indica el nombre, el autor apuesta por crear poesía desde la renuncia a la escritura o al lenguaje impreso como único sistema de su creación. Ello pues para él, «la palabra “piedra” / oculta la dureza de la piedra / y la palabra “pan” no alimenta a nadie.» Así como: «A veces las palabras / manchan el sentido: // hay que limpiar / el sentido de palabras.» Paradójico y provocador, el poeta hace escribir y hablar a la Poesía desde una deconstrucción, refiere: «El vuelo llega / más alto / que el pájaro. / Así: no escrito.» O, más claro aún: «Después del punto / comienza el poema». No obstante, persiste en el poder de la palabra, y añade: «En cambio / la palabra “agua” / nombra en su lengua / la mar embravecida del desierto.» Se trata de están cias que, pese a ser en su mayoría lacónicas, enuncian sentencias tan contundentes que, de continuar escribiendo sobre ellas, el poeta sólo estaría «rizando el rizo», cosa nada recomendable. De tal manera, así como el artista ve la escultura en el bloque de piedra antes de cincelarla y sólo se aboca a quitar los pedazos de piedra para despojar a la escultura de lo que le sobra y mostrárnosla en su total esplendor y belleza; Courtoisie hace similar apuesta y desescribe, es decir, quita tantas palabras como sea necesario del poema, para mostrarlo en su esencia más precisa. Nada más potente que lo conciso.
Es virtud de Courtoisie, a la vez, ofrecernos, como en otras ocasiones, poemas de una gran plasticidad o flexibilidad que les permite asumir diversas máscaras y, a través de estas, darnos experiencias y emociones diferentes. No nos engañemos por el título: Manual de poesía para resolver problemas domésticos, ni por la aparente simpleza de las escenas, actos, cosas o recuerdos poetizados en este libro. Este poemario entretiene, nos hace ingresar y mantener en su lectura (no poca cualidad), nos lleva entre las diferentes molduras de cada poema, pues tras el velo de sus versos este manual nos advierte y da figuras literarias de gran riqueza, nos lleva a la reflexión en la clave de un supuesto accionar para solucionar circunstancias caseras y, en ello, uno más de sus méritos.
La paciencia del poeta por retratar casi microscópicamente y con aparente sencillez las imágenes y el contenido por «doméstico», es un acierto pues aquí, siendo ligero el lenguaje o superficial la materia poética, es donde el autor nos muestra su oficio lírico al hablarnos de los mayores temas humanos desde lo básico, sin cronologías ni grandes humos, alejándose de la opacidad del mensaje poético tantas veces atribuido en la actualidad como su principal defecto; apelando sólo a la función de la palabra o del rito del desenterrar el mensaje borrado por las olas en la orilla de la playa.
Sirve este Manual… entonces, para «Separar el peso / del cuerpo que lo produce // sacar de las piedras / el peso de las piedras.» Rafael Courtoisie nombra lo imposible y, como buen anfitrión, nos ofrece los manjares sobre «la mesa tendida del poema». Al fin, la Poesía es, también, escribir el hambre y la sed que nos colma.
Poemas de la parte I:
«Manual de poesía para resolver problemas domésticos»
II
Para encontrarle la quinta pata al gato
Los gatos, animales furiosamente poéticos
de cuatro patas como los diputados, senadores,
ministros de economía, diplomáticos, asesores,
como los políticos en el poder
y como los de la oposición
que procuran llegar al gobierno
son también
seres vivos
los gatos honestos
tibios y naturales
tienen una pata extra
que sirve para saltar
de árbol en árbol, de techo
en techo: simplemente
se trata de la cola
apéndice místico que perdieron
en mala hora
los seres humanos.
No es necesario buscar la quinta pata al gato:
basta dormir con los ojos abiertos
cantar sin abrir la boca, ser feliz
soñar despierto.
V
Para limpiar un recuerdo de 1972
El niño que fui no quiere salir de mí
lo echo, le grito, le ordeno que salga
y permanece. No llora, no chilla, no dice
nada. Sonríe, va por la calle, son los años
setenta, juega. El 14 de abril ve sangre, sesos
humanos por primera vez en su vida. Es 1972,
es otoño. Otoño es una palabra opaca
de una vocal: cada agujero de cada «o»
menta una bala. Me acuerdo
de las balas. Y hay más.
La muerte es una caricia
áspera.
¿Y para qué sirve este poema?
Sirve para saber
que las palabras
viven y la muerte no.
VI
Qué hacer ante un grifo que gotea
Busca una silla cómoda
siéntate frente al grifo
cierra los ojos
abre los ojos
contempla:
eres propietario de la lluvia
cada gota es una perla
una gema del río
de Heráclito, eres dueño
de las nubes
de los ríos y de los océanos
estarás cerca de un oasis
cuando sientas sed
el destino te regaló
una clepsidra, un reloj
lleno de eternidad mojada
si estás muy triste y quieres
morir ahogado
tendrás tiempo
de arrepentirte:
volverás seco, indemne
de la estupidez
del suicidio.
Y cuando una mujer
vaya a visitarte
muéstrale
cómo la casa llora
de alegría al verla
aprovecha y pídele
que se desnude
para festejar el milagro.
Poemas de la Parte II:
«Desescritura»
I
Ya es hora de comenzar a destejer
cada línea de la noche, desnudar
las cosas: la palabra «piedra»
oculta la dureza de la piedra
y la palabra «pan» no alimenta a nadie.
Trigo es lo que hace falta
y no palabras. La palabra «trigo»
carece de tallo, su espiga es
pavorosa:
«harina» y «arena» se parecen.
La palabra «pan» rompe los dientes
y cada hogaza es un manjar de piedra
en la mesa tendida del poema.
No se puede llamar a las cosas
por su nombre. Las cosas no tienen nombre
las cosas son las casas donde habitan
los nombres imposibles
de las cosas. Las casas y las cosas
no tienen techo. La tormenta del sentido
arrancó los techos en declive
llueve suave dentro de las casas
y se inundan las cosas. En cambio
la palabra «agua»
nombra en su lengua
la mar embravecida del desierto.
Y en cada desierto brota
un manantial, un venero, un oasis
no importa qué palabra
agujeree la piel de la Tierra
para colmar la sed:
la palabra «sed» es un pozo sin fondo
y en el fondo, al revés, «sed»
significa «des».
Da de una vez.
No digas una palabra.
IV
Separar el peso
del cuerpo que lo produce
sacar de las piedras
el peso de las piedras.
XVII
Cada objeto tiene
un nombre secreto, la letanía
infinita
no alcanza a pronunciar tanta
voz, tanto escombro
caído desde lo alto
de la Torre de Babel.
-Rafael Courtoisie
Manual de poesía para resolver problemas domésticos
Animal sospechoso
España, 2024