Pablo Romero

Razones para no cerrar los ojos

 

 

-De Palabras tectónicas (2022)

 

 

 

EL DÍA QUE TE FUISTE CAMBIÉ LAS SÁBANAS

 

He dicho que no iba a regresar

pero mis pies solo saben ir hacia atrás

y acá estoy

 

escribiéndote de nuevo al borde

de una cama que es el borde

de mi cuerpo y también el borde

de mi mundo.

 

En mi poema

somos dos hombres de pie peleándole

a los días, no dos perros rabiosos

no la arrogancia de quien no cree

en la piedad.

 

En mi poema es verano

en nuestras bocas

y no hace frío en mi garganta:

he dicho que no iba a regresar

pero acá estoy

con el olvido crucificado

entre las manos

 

con la espera sentada

en el lugar de los dos.

 

El día que te fuiste cambié las sábanas

pero si escarbo en mi memoria

todavía puedo verte

tirado en mi cama con el cuerpo

lleno de cuerpo

con la luz inundada de sol.

 

 

 

 

LA COSTUMBRE DE SUFRIR

 

Veo a mi amante dormir.

 

El ritmo de su corazón

me avisa qué tan lejos está de mí

de los que me quisieron antes

de que yo fuera yo

y ocupáramos esta cama

 

ahora

 

esta noche que su corazón late

con fuerza contra su pecho

y mi poema.

 

Lo veo dormir contra la ventana

que da a la calle y a otras ventanas

y a otros hombres y mujeres

que ven a sus amantes dormir

contra otras ventanas

que dan a otras calles.

 

Mi amante se duerme

y yo siento

que en su sueño egoísta me ignora.

 

Uno es un hombre acostumbrado

a doler:

traigo en mí

(quiero decir: conmigo)

la costumbre de sufrir

 

pocas cosas duelen más

que esta espalda en mi cara

pocas cosas pesan como esta

oscuridad.

 

Entonces estiro la mano

entre las sábanas

(porque qué hacemos

sino buscar para encontrar)

y acaricio su lunar hasta

que el sueño desdibuja

su piel, la ventana, la calle

la noche que avanza

y nos deja atrás.

 

 

 

 

LA DESOBEDIENCIA

 

Por favor, dijiste: no hagas

de mis palabras un poema

 

no abras la herida porque

adentro hay más herida

y así al infinito

 

pero yo

que del amor hice una tumba

y no me canso de cavar

te someto a mi ficción:

 

necesito que me quieras

como quien vuelve a un país

y no me importa lo que pidas

 

mi poema dirá lo que podría haber sido

si no hubiéramos callado

mi poema dirá todas las cosas

que no fueron:

 

la casa que nunca construimos

el deseo del que nunca nos curamos

las mandarinas del otoño

que no volveremos a comer.

 

Por favor, dijiste y yo te digo no

por primera vez y para siempre.

 

Alguien de otro tiempo leerá

lo que debiste haber sabido

 

alguien de otro tiempo pensará

en nosotros

en todo aquello que perdimos

en todas las cosas

que dejamos perder.

 

 

 

 

RAZONES PARA NO CERRAR LOS OJOS

 

Soñé que me ahogaba y era blanca

la espuma.

 

No recuerdo lo que dije

pero soy consciente de chocar

contra las piedras, de cortarme

entre las aguas.

 

Vos me veías desde lejos

con los ojos abiertos:

en el sueño era yo quien se iba

y vos mirabas sin pasión

sin llanto, sin deseo.

 

En el sueño

mi cuerpo se hundía en la espuma

con desgana.

 

Me mirabas consciente de chocar

contra las piedras

como si perderme no importara,

como si mi cuerpo perteneciera

a la corriente

un pez más con las branquias

llenas de hondura.

 

Yo estiraba las manos y sentía

que si decías mi nombre

podías salvarme de las aguas

que me llenaban de mí

y me alejaban del mundo.

 

En el sueño yo esperaba que me llames

y tampoco sucedió al despertar.

 

Este es el punto final de mi poema.

Al escribirlo

algo como un mar crece en mí

y me devora.

 

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Pablo Romero Nació en Tucumán, en 1999. Es poeta, editor y traductor. Autor de “Los días de Babel” (México, 2015) y Palabras tectónicas (Argenti ... LEER MÁS DEL AUTOR