Otto René Castillo. Tan solo mi dolor

 

Presentamos dos textos claves del gran autor guatemalteco.

 

 

 

Otto René Castillo

 

 

Tan solo mi dolor

Tan solo mi dolor
pregunta ciertas
cosas importantes.
Tan solo mi dolor
suele hablar contigo,
sin que nunca lo sepas,
sin que te duelan
los ojos o la voz.
Sin que tu sombra
me cubra con su cuerpo
lleno de hierba negra.

¿Dónde murió
tu primer beso?
¿Quién conserva
tu primer rostro?
¿En qué tacto
aletean todavía tus senos?
¿Por qué buscas
en la noche mi piel?
¿Por qué abrazas
la bandera que levanto,
con orgullo?
¿Por qué rehúyes
a tu gente por mi lucha?
¿Por qué se te muere
cristo en la pupila?
¿Por qué acudes
a luchar conmigo,
contra el odio y el hambre?
¿Por qué, pequeña burguesita,
te llenas de mi rabia profunda?

Amor, amor,
te duele más
de lo que tú te dueles,
sin que lo sepa tu dolor.

 

 

 

Tu madrugada, Patria

Así concibo yo a mi patria,
que otros la conciban como quieran

Anduve viajando
muchos años
por el mundo,
con el lucero
de tu nombre
en los ojos.

Y no hubo
una sola mañana,
que se fuera
sin algo de lo tuyo.
Cuando el alba
llegaba, ya estabas
repartiendo tus gestos,
extraños y lejanos,
desde la oscura colina
de mi rostro.

“¿Por qué la quieres
tanto, me decían,
si es amarga y cruel
como el alma de un basta?
¿Por qué, si es tan chiquita
y tan hambrienta, que en ella
a uno sólo le queda por delante
la ardua tarea de morirse?

Pero yo siempre respondía,
que te quiero tanto,
porque aún sumido en la tiniebla
oyendo el largo llanto
de tus hijos,
no puedo ignorar
que detrás de mí
comienza, en verdad,
tu madrugada.

Luego te alegrabas
en el fondo de mis ojos,
y volvías tu rostro
con ternura,
tal vez en busca ya
de los hijos
que están todavía
por venir.