

Presentamos dos textos claves del reconocido poeta chileno y Premio Nacional de Literatura.
Oscar Hahn
ESOS DESCONOCIDOS DE LOS SUEÑOS
¿Quiénes son esos visitantes
que aparecen en mis sueños
y cuyos rostros no reconozco?
El hombre que arregla
el neumático de mi automóvil
el director que va a dirigir
mi concierto de viola
o la muchacha del ascensor
a la que beso apasionadamente
Cada noche se presentan desconocidos
que quieren decirme algo
con gestos que no consigo descifrar
O quizás no quieren decirme nada
y sólo son espíritus
de personas que algún día existieron
pero que nunca conocí
O acaso prefantasmas
que mañana encarnarán en un cuerpo
y que usan el escenario de mis sueños
para ensayar su papel en el mundo
¿Qué yo mío es ese que posee su propia memoria
y no es la del hombre que está en la cama?
O quizás los desconocidos quieren decirme
dónde están enterrados mis cuerpos
de otras reencarnaciones
con qué nombre y en qué país
No lo sé. Tan sólo sé que anoche
soñé con un enorme cementerio
en el que nunca estuve
y que puse flores en una tumba
LA PRIMERA OSCURIDAD
¿Qué sabemos del infinito
que precede a la vida?
¿Qué ignoramos qué olvidamos
de la primera oscuridad?
No nacidos aún
no engendrados aún
¿dónde estábamos
antes de alzarnos con el ser?
El aire frío sopla
y refresca mi cara
Parado en el balcón
aquí arriba
en el piso 15
veo las luces
de los edificios
refulgir en la noche
A lo lejos
puntitos amarillos
Me inclino un poco
hacia delante
El imán poderoso
del vacío
Me tengo que tomar
de la baranda de fierro
Está helada
Los semáforos rojos
cambian a verde
Arriba en la bóveda negra
no brilla
ni una sola estrella
Abajo
miles de luminarias
parpadean
Si la primera oscuridad
es anterior a la vida
y a la muerte
anterior al espacio
y al tiempo
¿de qué materia inmaterial
está hecha
de qué substancia inconcebible
de qué ser su no-ser?
Mi pasado
no está en la vida
ni tampoco en el círculo
vicioso de las reencarnaciones
Mi pasado está
en la primera oscuridad
Abro la puerta del balcón
para que entren los prefantasmas
Vienen de la primera oscuridad
Se posan en las sillas
en los cuadros
sobre mi cabeza
pero no me hacen daño
Me lamen con sus lenguas
diminutas y entonan
una canción descolorida