Otros mundos
Otros mundos
Vengo de otros mundos y viajado por muchas
geografías.
Aprendí cientos de idiomas y algunas lenguas
que se hablan sin la voz.
Fui hábil maníglota y corazonauta, dos oficios
requeridos para sobrevivir.
Mi viaje no tenía destino.
Se trataba de alcanzar cualquier horizonte terrestre
o la comba donde el cielo penetra en el mar.
Era cosa de estar siempre en rumbo.
Ni diurnos aeropuertos ni trenes de alta velocidad
ni nocturnas posadas
aceptaron mis documentos o mi moneda.
Me transformé en eterno extranjero,
pasajero sin punto de origen ni arribo.
Mi nombre ilegible y desvanecido
en un pasaporte ajado.
Las nubes aparentemente interminables
que pasan en las noches de invierno
por los cielos del Sur de Suecia
Vienen del Oeste, del estrecho, del Sund, me dicen,
de seguro de la Isla de Selandia,
la Sjaelland danesa, donde está enterrado mi hermano,
o del Noroeste, de la Isla de Jutlandia, la Jylland danesa,
vía el Estrecho de Kattegat, o de más al Noroeste aún,
afirman, del otro estrecho, el Skagerrak,
los mismos estrechos que cuando éramos niños
y alborotábamos la clase en un colegio de Chile
la profesora de geografía amenazaba con llamarnos
al Gran Mapa de la Pared
para que mostráramos el Kattegat y el Skagerrak
y nosotros ni idea.
Y ahora estoy aquí en una playa del Kattegat
donde vi a una muchacha a caballo galopando
por la arena oscura un lluvioso atardecer.
O de más al Oeste todavía, del Mar del Norte,
o del otro lado,
del Báltico en el Este, de Lituania y Rusia.
Son cúmulus, cirros, cirrocúmulus, estratocúmulus
y en las noches puede que el cielo se torne azulgélido,
azurcuchillo, o en una Linnea Borealis.
Un océano de aire cubierto de nubes que pasan veloces,
demasiado rápidas para que yo las nombre, las bautice:
Antofagasta-Santiago-Valparaíso-Valdivia-Concepción*
* Principales ciudades de Chile
Voces en un cementerio sueco
Las voces confundidas con el crujido de las hojas
bajo mis zapatos por los senderos entre las tumbas
una mañana de domingo y madreselvas
en un cementerio solitario, eran antiguas
como las lápidas: Gunilda Nilsson 1818 -decίan-
Johan Gadd 1825 Olaus Söderling 1816 -decίan-
decίan las voces en la piedra y en el musgo oscuro,
foráneas y desconocidas para mί el extranjero,
Behrens 1854 Ohlson 1823 Göransson 1827,
y sin embargo en ellas pude reconocer las voces
de los que una vez amé y enmudecieron,
como el sonido de las hojas bajo mis zapatos
que se apaga mientras me alejo entre las tumbas.
Ciudades
En esta ciudad nací varias veces
pero hay otras ciudades donde también nací,
Santiago, Benalmádena, Malmö
y en todas nací con el mismo nombre,
Welden, me llamaban en distintos idiomas
y en todos mi nombre se escuchaba similar,
Velden, Huelden, Güelden, Wendel.
He muerto varias veces en varias ciudades
que no nombraré.
Cuántas veces más moriré
y en qué ciudad ocurrirá mi muerte absoluta?
Benalmádena, Baton Rouge, Malmö?
Habrá una voz que me llame por mi nombre
en alguna de estas ciudades
de mi muerte absoluta.