Partir y parir
Partir y parir
Hay un antes y un después
una contracción del tiempo
y de los atardeceres
un brote de nostalgia
que atrapa el pasado.
Al parir se parte el cuerpo.
Al partir se rompe el alma.
Con el parto llega el hijo
pero nada llega
al alma del que parte,
solo melancolía y recuerdos
para una vida errante.
Carbonero en mi camino
Tu cuerpecillo cálido yacía en el suelo,
parecías dormido, un ángel caído.
Te acurruqué entre mis manos
esperando el milagro
de sentirte mover
tu corazón palpitando.
Pero noté tu ala rota y tus ojos fijos
y detesté mi ignorancia
y mi pueril esperanza.
Te acomodé junto a un árbol
de hojarasca tu lecho
fracasado mi intento
de traerte a la vida.
Segunda oportunidad
A Manuel de Pedrolo
Sueño que esas cordilleras
que te ciñen entre brumas
no tienen ya a sus pies
un manto de cemento.
Que esta tierra enterrada
y bajo nuestro peso oculta,
se cubre de lavanda y jazmín
para las noches futuras
mientras gaviotas y gorriones
olvidan nuestra estridencia.
Sueño que renacen con fuerza
pinedas y olivares,
y bajo un chal verde y florido
se cubre lo construido
en un nuevo Mecanoscrito
donde todo empieza de nuevo.
Aguas
Me hundí en el barro de tu orilla
aún sin querer adentrarme en tus entrañas.
Me recibiste con un frío abrazo
y dejaste en mi piel un residuo seco,
huella de tu tierra, anegada un día
por estas aguas que te ahogaron,
ahora en receso.
Aguas sin rumor de mareas,
aguas entre colinas
en su camino hacia el mar
allá donde se amansa su fuerza
lejos de la tierra donde un día brotaron.
Estorninos
Me adelantan los estorninos,
nube enloquecida
que no puede posarse
en las horas ya pasadas.
Heraldos sin destino,
buscan quien les escuche
buscan sin encontrar
refugio en su camino.
Así me siento yo
cuando mi voz reverbera
un eco perdido, un reflejo
sin raíz, herido.
Higuera
Escuché tu lamento este invierno
cuando la helada convirtió
tu promesa en espina.
Ahora tus brotes duros
se rebelan desafiando
la vida nueva
mientras las yemas a tu alrededor
florecen.
Sé que sigues viva
que llegado el momento
me ofrecerás tu sombra
y que el aroma embriagador
de tus hojas y frutos
harán de tu rincón
mi paraíso
al que me acercaré
con la mano alzada
en busca de tus milagros.
Niña pastora
Te imagino de pastora
con albarcas en los pies
y sabañones en los dedos,
pobre niña tan sola.
Con un trozo de pan y queso
en tu zurrón roído,
ese era tu sustento
en los tiempos del olvido.
Temerosa de los lobos
y también de los nublados,
pasabas los largos días
en el campo castellano.
Fue una infancia sin sueños
porque soñar no se podía
en los años sin gloria,
pobre niña tan sola.
El cometa
El astro que te abrasara
en un tiempo no lejano
sigue su órbita libre
mientras lo observas distante,
tus ojos cegados,
tu cuerpo en cenizas
recuperan su forma
en la soledad infinita.
Alumbró tus horas
y llenó tu vida,
pero dejó en su ausencia
un helor estrellado.
Tu lastre
Tú de jarana,
y yo en mi retiro,
vuelve todo
a su cauce tranquilo.
Pasaron los días
de mi tristeza
ni injusta, ni bella,
solo sombría.
Recuperé mi paz
solté tu lastre.
Eso fue amarte,
una agonía.
El torrente
Se abrió la Tierra en una garganta
para acomodar el paso
de tu torrente
esculpiste la roca con tu fuerza
y embiste, refrescando sus días
de puro deleite
tesoro preciado, caudal de
agua pura, pensó toda ilusa
que podía ser tuya
pero pasó tu bullicio y
se escurrió entre sus dedos
tu imparable alboroto
se quedó en la orilla escuchando
un murmullo, mientras tú te alejabas
con tus aguas bravas.
Vestida de nácar
Dejé mi patria, mi vida entera
me vine sola y eso me queda
las risas francas, noches en vela
quedaron atrás, ya tan pequeñas
dejé a mi madre, perdí a mi padre
¿qué pasó tras tantas tardes?
Planté un árbol, me dio sus frutos
tiene raíces como yo luto
pues cada uno hizo camino
pero pasó el tiempo en un suspiro
ahora encaro la carretera,
vestida de nácar y sin bandera.