Nuno Júdice

Guía de cuentas

 

(Versión al español de José Ángel García Caballero)

 

 

 

LA INSPIRACIÓN NOCTURNA

 

Si pudiésemos dominar las palabras como

se domina un caballo, con las riendas de la retórica

tirando del impulso del sentimiento y las esporas

de la emoción haciendo correr la frase hasta

el fin del verso, el poema sería como esa planicie

por donde la imaginación cabalga sin freno y sin destino,

libre de caballero y de montura.

 

O entonces, si tuviésemos al frente el océano

de la página y ahí lanzásemos la barca de la estrofa,

sin haber preguntado antes qué tiempo haría

a lo largo del viaje, veríamos nacer el temporal

desde dentro de un cielo de sustantivos negros

como nubes, y el miedo del naufragio

nos pesaría en el ritmo de una caída de sílabas.

 

Pero si tú estuvieses aquí, con tu mirada

posada sobre un campo de palabras, no sólo

las que designan flores o aves, sino otras

como la tierra, el barro, la hierba, el verde opaco

de un arbusto cercano, yo haría del poema

la raíz de ese tronco que los inviernos no arrancaron,

y la alimentaría con savia de amor; y sentiría

entre sus hojas los cabellos de tu noche, los nervios

de tu mano, el fruto de tus labios.

 

 

 

 

GUÍA DE CUENTAS

 

Deshilvano un rosario de conjunciones

en los dedos de la memoria. Pero

se rompe el hilo y las cuentas deslizan

por el pavimento de la página. Las viejas

de los rostros deshechos por el ocaso corren

tras ellas y las recogen,

sin saber para qué sirven. Espero

a que se duerman para robárselas, oyendo

de sus labios susurros de palabras

dispersas de la frase del sueño. En el patio,

entre tablas amontonadas para

arder dentro del horno del pan, un reflejo

templado de la luna atraviesa los muros de piedra,

atrayendo hacia fuera de sus huecos de

musgo las lagartijas.

Y no veo el camino hacia donde el destino

me lleva; pero voy dejando tras de mí

las cuentas que señalan el tiempo de mis pasos.

Si me pierdo, guiarán mi regreso –

como si el viento y los animales nocturnos

no las fuesen a dispersar muy lejos de mi vista,

y yo no me alejase cada mañana, más y más del patio

de mi infancia.

 

 

 

 

LA SOMBRA EN UN ECO NOCTURNO

 

También yo rememoro y medito, ahora que la noche

cayó sobre los hombros de quien soñó la luz.

Vi, en sus ojos, un dibujo de hojas secas,

y en él, el mismo árbol que el invierno y los vientos

derribaron. Aunque los ojos se cerraron

y en el arco de los párpados no encuentro la marca

que me señale un rumbo. No obstante, hubo un surco

de barco que quedó, atrayendo las aves

marinas; y oigo el batir de sus alas

sobre la espuma en el tardío eco de un relato

de viajero – ese que apuró una botella de aguardiente

mientras las luces del café iban apagándose,

y los últimos clientes salían a la búsqueda

de un amor apremiado. Todavía

veo su sombra, por detrás del cristal deslustrado

del escaparate, en lo oscuro de la sala. Alguien me dijo

que nadie sabe cuánto tiempo hace que está allí;

y la ruina del edificio pesa sobre su imagen,

ahora cuando la botella está vacía y las manos

que sujetan el vaso tiemblan de tedio

y ausencia.

 

 

 

 

ZOOLOGÍA: OTROS GATOS

 

Los gatos a los que les gusta la poesía se meten

en los rincones de la casa, se esconden por

debajo de las mesas,

se anidan en la almohada de aquella habitación

del fondo, donde ya hace mucho que nadie

duerme. Los veo,

en el verano, en el pretil de la ventana que da a la calle,

al sol, cuando los ojos casi no se les abren

por la luz que los hiere. Esos gatos son gordos

como grandes estrofas en los poemas clásicos,

y sus bigotes, finos como un verso de aliteración sonora,

tienen brillo dorado cuando su lengua

los lame y humedece ante al cristal. Cuando

los llamo, no vienen

conmigo; y si paso la mano por su lomo

se irritan con la sensación

de que el tiempo les pertenece. Así,

cuando leo poemas en que se pasa de un verso a otro

con esa delicadeza con la que ellos se mueven,

sin ruido y sin sombra, comprendo su agrado

por la poesía, y los dejo dormir, al sol,

con los ojos abiertos hacia el sueño, hacia

los rincones de casa, y hacia las viejas marcas

en la almohada que ahora les pertenece.

 

 

 

-Nuno Júdice
El fruto de la gramática
Versión al español de José Ángel García Caballero
Valparaíso ediciones
España, 2015

http://valparaisoediciones.es/tienda/poesia/160-51-el-fruto-de-la-gramatica.html

 

portada nuno júdice

Nuno Júdice Nació en Algarve, Portugal, en 1949. Realizó estudios de Filología románica. Fue el primer poeta portugués editado en Francia por la pr ... LEER MÁS DEL AUTOR