Norica Isac

Lavar  la  suciedad  de  los  tiempos

 

 

(Traducción al español de George Nina Elian)

 

 

 

tango  de  hombre

a mí en londres llueve, baby, me escribía él con acento inglés
bailaba en todas las palabras escritas
(yo sentía sus pasos más allá del nivel mecanografiado)
¡estoy fascinado con tus auriculares, baby!
escucha radio guerrilla te dediqué
canciones con perfume de amor
¡dame esta noche un baile
con la rosa en la boca, lo juro baby,
podemos bailar un tango mental!

¡vamos baby, somos old fashion,
vamos a comprometernos!
tomo el avión de la carrera nocturna
¡ponme en la mano tres sueños para cumplir!
uno es sobre un vestido victoriano blanco
con guantes hasta el codo
otro campestre
lleno de todos los grillos, baby
(se rió retumbante en sus auriculares) es un trato!
pero
al último correo con remordimientos en los que cubría
la desnudez con periódicos
de acuerdo con la letra del poema de vanguardia,
él me respondió inesperadamente
con una prosa
en la que Ramón exigió pero perdió
la mano de una eligida de su corazón
al revelarse un grado parentesco
y un resultado
desafortunado.

los periódicos que me habían protegido como escudos habían caído
al escuchar la última y más triste pieza musical
unida al mismo correo
hasta mi final *. y él: ¿qué hay además de esto,
baby?
me pongo los guantes largos hasta al codo, my darling
en algún lugar, alguna vez

* en español, en el texto original 

 

 

abandono

estoy buscando una calle
aquella realmente mía

te lo pedí mil veces
ayúdame a reconocerla
soy sorda y ciega
no puedo oír tu voz, no veo tu mano
mis ojos, mis pasos deambulan por los caminos
que no siento míos
no fui yo a elegirlos
solo tú conoces su dirección
pero si esa es tu voluntad
que en cientos caminos yo haga solo un viaje, entonces
me abandono en tus brazos
y voy a pedirte:
quédate conmigo
camina a mi lado
y enséñame a hacerlo por amor

estoy buscando el amor
y te pido que me enseñes a amar
o al menos
en la hora más oscura
sé tú el que ama con mi corazón
y haz que la luz vuelva a brillar
dispersando las tinieblas

estoy buscando
un hombre herido
para que sea yo aquella que llene la ausencia
ese vacío en su columna vertebral
pero tú enséñame a amarlo
amarlo como nunca supe amar
a un hombre
y haz que él me ame como nunca fui
amada

te lo pido
y si todo lo que te pido es parte de tu plan
si tú lo quieres
lo tendré

tu voluntad
y no la mía o de otra persona
que sea

 

 

poema  dibujado

estoy respirando por la ventana
te estoy empañando con mi aliento
y dibujo en tu cara
mi rostro
el de un otro tiempo
cuando te estaba buscando
y tu no creías
en la transparencia de los dientes de león
ahora
te llevo a mi brazo
como si llevara un pilar
para apoyarme
los pensamientos
cansados

te estoy dibujando con el dedo
en el vapor del aliento
mientras sigues aquí

tengo miedo de esa mañana
cuando la ventana
tendrá los obturadores tirados
y nadie volverá a cantar.

entonces
escribiré
un poema modernista
sobre una ventana
con la luz verde
siempre encendida.

 

 

lavar  la  suciedad  de  los  tiempos

ese búho
asesinado por los muchachos en el patio de la escuela
está volviendo en el tiempo.
– ¡no llores, niña de ojos verdes, no llores! ¡debía ser asesinado a patadas por los inocentes!
por ese búho tenían que llorar
ojos inocentes
¡los ojos de la niña escondida debajo del banco en el salón de clases!
para que nadie vea, nadie vea cómo se purifica el mundo.

 

 

nada  sobre  Bacovia

ha hecho frío en el banco — pronto lloverá —
un cuervo croa disfrutando de algo que solo él conoce.
el lugar — cada vez más desierto por la gente barrida
por un poco de viento perdido, vagando por el parque desde el otoño
pasado — se muestra como enemigo
rechazando mi solitaria alegría de la contemplación.
y sin embargo…
ni el frío
ni el cuervo
ni las hojas fijadas por el viento en el pavimento
ni la falta de significado del verde en un espacio
abandonado bajo un cielo plomizo
tocan mi sereno atardecer morado…
aparentemente
el paisaje se asemeja a un burgo cifrado de manera simbolista…
pero no me dice nada sobre Bacovia

 

 

adiós

como si
me hubiera ido en cuanto tuve la idea de irme
deploro mi ausencia para que tú puedas disfrutar
cuando en estas paredes cuelguen
fotos con nuestros estampados de risa
de porcelana
para que tú no llores cuando corres descalza
por las habitaciones vacías
buscando la ilusión
de que escuchaste mi voz.

 

 

lejos

los gallos están durmiendo
el ojo asustado se abre
lejos de la gente
en una tierra inexplorada

la noche vidriosa se rompe
con sonido de hielo
sobre el párpado pesado

como pájaros extranjeros posados en la cuerda,
la ropa puesta a secar golpea en la ventana

 

 

espacios

me iré; dejo en un banco la piel en la que
quedará la mujer: la que ya no soy.
después de cien años (si) desviarán el curso de este río
para un uso útil del agua — como la construcción de una
central hidroeléctrica — se podrá ver sentada en las escaleras o en un banco
contemplando el lugar durante mucho tiempo. si los transeúntes del futuro
tendrán tiempo de observar su aparición constante por la tarde,
por curiosidad la abordarán con preguntas e información pertinente:
— señora (mujer) no hay nada que contemplar aquí, como
puede ver la gente viaja a toda velocidad en este enorme espacio comercial.
pero ella estará feliz de decirles que hace cien años,
en este lugar donde se abrió el enorme parque comercial, fluía un agua
y bajo las orillas, a ambos lados, convivían numerosas familias
de patos y gaviotas, que aquí se escribió la más hermosa
historia de amor y quedó confesar al tiempo
que el agua pasa, las piedras quedan.

 

 

algo  falta

leí en el periódico de ayer que mañana lloverá.

en las primeras horas de la noche, una lluvia ligera
había caído sobre mi barrio.

por la mañana olía a carbones extintos
a través de las hojas los árboles sacaban sus pulmones
yo respiraba fragmentos verdes de un sueño
atado entre lluvias durante la noche

hoy está lloviendo y me falta algo
me siento bajo el paraguas en el banco
cuervos con plumas ondeando al viento
están vocalizando falsamente en el escenario del mercado

truena invisiblemente
el rayo cae en el escaparate de la tienda
de ropa
los maniquíes sonríen fluorescentes con dientes perfectos
— me faltaba algo en la mañana —

dos amantes susurran al unísono compartiendo el mismo paraguas
— ¿no crees que te estás perdiendo algo cuando te despiertas por la mañana? —
* me falta algo por la mañana
— cuando yo te estaba siguiendo —
* me estabas siguiendo
— sin saberlo —
* yo lo sabía

— ¡comprad! ¡comprad lo que no está a la venta! —
los invita el vendedor ambulante con la boca llena de lluvia

 

 

lloverá  sobre  nosotros

cada noche antes de encontrarte
un pájaro me corta el aliento con su pico. no vuela,
flota entre el cielo y los confines de la tierra
viene del mar llegando ecos y algas saladas
entre sus plumas se retiraron peces de panza redonda
dormidos en el reposo de gestación
pronto tu voz lanzará proyectiles de sonido
el pájaro volará sobre las nubes
y nos lloverá con huevos de pescado

 

 

soy  otra  vez  un  niño

soy otra vez un niño
y no encuentro otras manos que las mías
abrazando una criatura peluda
con lengua suave y cálida recogiendo
las perlas caídas en mis mejillas y mis manos
y que anida protectoramente en mi pecho
me sobresalto a recordarme
el toque materno
más antiguo y familiar

abro los ojos
y toco con su luz borrosa
a la criatura peluda y blanca
que está a mi lado

y me imagino cómo sería si esa dulce mirada
fuera la de mi madre

si siempre hubiera sido la de mi madre
en todos mis recuerdos

la de mi madre

 

 

estación

invierno.
la nieve cae con sentimiento maternal.
los árboles, llenos de heridas cauterizadas por clavos polares,
se han sanado

las cicatrices no duelen:
en ellas encontraron refugio gorriones
y conejos viejos sin dientes, que sueñan
con las hojas de la hierba;
zorros escarlatos salen a cazar
moviéndose sin miedo, a ritmo de baile nupcial,
sobre la nieve blanca.

una hoja que no quiere caer
tiembla en la luz del farol
en el torbellino de los eventos.

invierno.
está nevando con sentimiento maternal.

está nevando desde cielos bajos
y oscuros.