Nina Kossman

No hay mejor regalo que la soledad

 

 

 

(Versión al español de María Del Castillo Sucerquia*)

 

 

 

NO HAY MEJOR REGALO QUE LA SOLEDAD

Una y otra vez,
la oscuridad de las arenas,
el reposo de las olas.
Un enredado hilo salvó la vida de Teseo.
El regalo de Ariadna
se volvió el destino de Ariadna:
Un regalo que fue abandonado
en una isla con forma de hoja.
La soledad es un regalo.
Teseo era tan prodigo.
Gracias, Teseo,
por navegar lejos mientras dormía.
Desperté sola en Naxos,
vi tu barco zarpar.
No hay mejor regalo que la soledad.
Gracias, Teseo, decía una y otra vez.
Tan sólo era una niña, apenas carne mortal,
ahora, una constelación en el cielo.
Un tonto hilo me hizo lo que soy.
Gracias,
una y otra vez,
la oscuridad de las arenas,
el reposo de las olas.

 

 

 

ORFEO

Él canta su camino hacia el ser,
en silencio, con la respiración lenta,
como si las palabras fueran una florecida escalera
que conduce al empíreo,
donde los mismísimos dioses de noble mirada,
con pausados y sinuosos movimientos,
y manos inmaculadas y antiguas
lo saludan llamándolo amigo.
Como si la red para atrapar humanas almas
estuviera magistralmente hilada de poesía,
de nada más que el sonido de las palabras,
ni siquiera el sentido, el acento…
¿Dónde están los bosques iluminados por la luna,
que se erguían inflexibles y oscuros
en la suave y espesa niebla de su anhelo,
ahora que construyó su perfecta escalera
y ha estallado a través del floreciente cielo?

 

 

 

LA ESTELA

En el lenguaje inconsciente de los juegos,
inconsciente de ser un lenguaje,
una cosa aparte de ti mismo,
un silencio,
una luz de mar,
un deseo de forma,
hablas como la resonante oscuridad,
la brisa,
los sonidos de las imágenes
envuelven tu voz.

Deja que la memoria descienda
por el sendero no bailado de las no-palabras.
En el aire, donde se halla el lugar de tu infancia,
mira el césped lleno de flores:
La cara de una planta o de tu madre
que ya no vive
y, sin embargo, interrumpe tu existencia
con su bondad fantasmal,
aún visible en el sueño de tu imaginación.

Ferozmente,
hijo de tu propia inteligencia,
de las formas que toma esa inteligencia en tus palabras,
de las formas que se doran al sol
y son plateadas a la luz de la luna,
de frases dichas una vez
por sombríos y lejanos labios,
de la meditación demasiado vacía para el sueño
y el sueño demasiado ligero para la perfección,

moldea tus propias sombras
de estas inmóviles muertes
en este paisaje, inmóvil,
excepto por las fecundas e indiferentes formas
que te rodean y hacen ruidos
en su inconsciente forma.

Dispersión de racimos sílabas,
un aprendiz de vacío inteligente,
el espacio sólido que adquiere el lenguaje,
las palabras que se tornan el vacío
o se posan en tu palma como palomas
arrullándose en tu sueño:
La memoria dando forma a la memoria,
y la maestría dando forma al dolor.
Ya no el sonido de un brumoso pasado,
sino un torrente de dolor en toda tu sangre.

 

 

 

DESPIERTA EN MÍ

Despierta en mí,
duermes el sueño del saber.
La memoria es silencio
con hambre de música,
el yo es el mundo
con hambre de un rostro,
la semilla es una piedra
con hambre de vida.
Y cada paradoja del mundo
termina en muerte.
Despierta en mí,
conoces el conocimiento del sueño.
Las palabras son trampas
puestas por la boca,
el cuerpo es la memoria
que desfigura la luz,
el poema es el lenguaje de los pájaros
convocando
-como todas las paradojas del mundo-
el silencio.

 

 

 

MIENTRAS ESPERAS LA MÚSICA

Mientras esperas a que la música se abra como una flor,
ella espera a que te abras
al aire del que está hecha: ese aire eres tú;
la mejor parte de ti, la que es música.
Para que tu aire y el aire de la música
se mezclen como los ángeles se mezclan con el cielo,
o como un tigre se fusiona con la selva,
o como una antorcha en la mano de un adorador;
uno con el misterio,
O como Perséfone se vuelve uno con la puerta
que atraviesa para llegar al Hades.

Escucha: una antorcha de música, púrpura como el jacinto
en la naciente primavera.
Mira: soy sorda, pero pido una canción
que me lleve de la primavera al verano,
del verano hasta el principio del otoño y luego hasta la muerte.
No, no la espuma de Afrodita, sino la antorcha púrpura de Deméter.
La mezcla del aire y el tiempo en el instante
cuando la hija y la madre son una,
cuando la madre se torna hija
y la hija se hace adulta,
y la madre anhela a la hija,
y la hija se separa de la madre
y provoca que las flores florezcan y se marchiten, florezcan y se marchiten:
Está abierta ahora, la brecha en el aire que te hará uno con la música.
¡No te resistas! ¡Guarda silencio! ¡Lleva la antorcha púrpura!
________________

*(Poeta, agente literario y traductora)
Barranquilla, Colombia – 24 de febrero del 2022
lacabramontes@outlook.com

 

Nina Kossman Refugiada judía de la antigua Unión Soviética, es poeta bilingüe, escritora de memorias, traductora de poesía rusa, pintora y dramaturg ... LEER MÁS DEL AUTOR