Niels Hav

El sueño de caminar en zuecos

 

 

(Poemas traducidos del inglés al español por Khédija Gadhoum)

 

 

 

El sueño de caminar en zuecos

 

El sueño de volver a casa

y caminar eternamente en zuecos.

 

No más prisa de un lado a otro

perderse y estresarse en un aeropuerto,

concurrir a recepciones inútiles,

perder el tiempo en reuniones estériles.

 

Vivir con un calendario en blanco

a una distancia respetuosa de todos.

 

Estar parado en el frontón con la mirada fija

en las aves migratorias

en marzo y octubre,

Feliz de no tener que ir a ninguna parte.

 

Escuchar el viento

ir a cazar en cierta temporada

sentirse cómodo en su propio desasosiego.

 

Contemplar el alba y el ocaso

sin contratiempos,

orinar en paz

contra el poste de su propia cerca.

 

Estar de pie en sus propios zuecos

y examinar las estrellas

como todo ser humano.

 

¿es eso demasiado

pedir a la vida?

 

 

 

 

Mentalidad humana

 

La mentalidad humana es un hotel místico

con muchos pisos, pasillos, salas de reuniones

e instalaciones para conferencias.

De día reglas indudablemente de sentido común

de noche todo estructurado por un Neanderthal.

 

Este hotel representa todas las visiones del mundo.

En algunas de sus salas se negocian contratos considerables,

Se planean reformas radicales.

Se contemplan actos criminales y homicidios.

Si el recepcionista toca esta puerta para hacer preguntas personales

Será rechazado e insultado a grito pelado.

En otras habitaciones residen filósofos, malabaristas de palabras,

chamanes y creyentes apasionados. El sótano está como por encanto

del gran baterista de la nada que cría

reptiles como si fueran mascotas. En todas partes hay una actividad febril.

 

En situaciones críticas se les convoca a todos

para una reunión.

De día o de noche, con el fin de discutir

problemas urgentes o trivialidades de poca monta.

No hay ni agenda ni jefe;

las preguntas aparecen y desaparecen rápidas y desordenadas.

Cada argumento encima de otro

y cada uno con su intento de persuadir. Algunos usan cierta lógica

o sentido común, otros con alaridos

entonan quejas, canciones, injurias, súplicas y gritos de terror.

Un sin fin de palabras incoherentes arrullan los espíritus ancestrales

en lenguas muertas. Raras veces

se logra sacar alguna conclusión.

De improviso, todos regresan a sus habitaciones

cada uno cautivo de su indolente confusión.

 

En la recepción camina una persona ataviada y elegante.

Se apellida yo y afirma que es el gerente;

asevera que toma todas las decisiones;

confirma que administra el hotel de un modo racional

de acuerdo con los ideales contemporáneos.

 

Escúchenlo con cierta suspicacia.

Su autoridad no les importa un pepino a todos los huéspedes del hotel.

 

 

 

 

En la terraza

 

Los ancianos que pronto morirán

transparentes se ponen en sus reposeras,

aunque todavía escuchan el tráfico.

 

Ya no van a ningún lado,

no hace falta que me lo recuerdes. Se ha secado la piel,

algo corroe por dentro y tiene ganas de salir.

 

El corazón late entre sístole y diástole

igual que un desperfecto de segunda mano.

Por cierto, acaban de llegar ahora.

 

Sus difuntos siguen de pie llamándoles

en la púrpura sombra del haya: Mi nombre

ha desaparecido de la guía telefónica.

 

Sucesivamente, engañan la mañana

con sueños y nostalgia.

Aunque todavía escuchan el tráfico.

 

Los ancianos que pronto morirán

transparentes se acomodan en sus reposeras.

Alguien los ha abandonado aquí.

 

 

 

 

Los anestesistas discuten la astronomía

 

Los anestesistas discuten la astronomía

subiendo en el ascensor

mientras los pacientes llegan en taxi

solos o acompañados por sus familiares.

 

El universo

consta de 100 mil millones de galaxias.

Si hubiera afecto en las civilizaciones

en una millonésima parte de aquellos planetas

lejos estaríamos de estar solos.

 

Afuera: llueve el frío,

diciembre.

 

Una persona enferma

se sienta en la sala de espera

entre revistas desgastadas

y su vida sostenida por un hilo

sólo guarda una sola oración.

 

 

 

 

Afasia

 

Cuando alguien ve un mono golpear una almeja

contra una piedra es como si se examinara a si mismo

indagando un problema filosófico.

Nadie puede prescindir que los animales son más inteligentes

que nosotros, y libre de palabras su vida tienen,

nosotros somos incapaces de hacer tal cosa. El silencio

nos desorienta hacia un laberinto anímico,

en el cerebro parpadean las palabras como peces

en lo más profundo; alterando significados constantemente.

 

Cada uno de nosotros descubre que alberga un cuerpo;

con el cual encontrarse tocarse y acariciarse,

sin embrago todo se vuelve más abstracto.

Los zorros albergan sus guaridas y en el cielo anidan los pájaros;

la mente recuerda los primeros asentamientos

en la autóctona tierra.  Ahora vivimos con estanterías

llenas de diccionarios, en anónimos castillos de aire,

en pisos separados,

¿qué nombre le pondría usted a eso?

Niels Hav (Copenhague). Es poeta y cuentista danés. Su extensa obra ha sido traducida y publicada en varios idiomas incluyendo inglés, portugués, p ... LEER MÁS DEL AUTOR