Nichita Stănescu. Náceme

 

Presentamos tres textos del mítico poeta rumano en la versión al español de Ioana Zlotescu y José María Bermejo.
 

 

Nichita Stănescu

 

 

SEXTA ELEGÍA

Heme
permaneciendo en lo que soy,
con banderas de soledad, con escudos de frío,
atrás, hacia mí mismo corro,
arrancándome de todas partes,
arrancándome de mi delante,
de mi atrás, de la derecha, y
de la izquierda, de mi arriba, y
de mi abajo, partiendo
desde todas partes y regalando
a todas partes signos del recuerdo:
del cielo – estrellas,
de la tierra – aire,
de las sombras – ramas con sus hojas puestas

 

 

SEÑA 10

¿Ves en el invierno el humo de las chimeneas cómo se anuda
con los vuelos de las águilas solitarias
y una sola pluma de nieve
lo corta en dos y lo alisa
sobre los campos?
Asimismo mi vida es un hilo de humo que se anuda
y una sola pluma de águila
me corta en dos y me alisa
sobre los campos, amada mía.

 

 

NÁCEME

Conozco todos tus tiempos, todos tus movimientos, todos tus olores
y tu sombra, y tu silencio, y tu pecho
su vibración y el color que tienen…
y tu forma de andar, y tu melancolía, y tus cejas
y tu labio, y tu anillo y el segundo
y ya no tengo paciencia y pongo mi rodilla encima de las piedras
y te pido por favor,
¡náceme !

Conozco todo lo que está más allá de ti,
tan lejos, que ya no existe cercanía-
después de la tarde, más allá del horizonte, en el otro lado del mar…
y todo lo que está más allá de ellos,
tan lejos que ni siquiera tiene nombre.
Por eso doblo mi rodilla y la pongo
encima de las rodillas de las piedras que la siguen,
y te pido por favor,
¡náceme !

Conozco todo lo que tú nunca sabes de ti.
El latido de tu corazón, él que va a seguir al que tú escuchas ahora
el final de la palabra cuya primera sílaba acabas de decir
los árboles –sombras de madera de tus venas,
los ríos –sombras movedizas de tu sangre,
y las piedras, las piedras –sombras de piedra de mi rodilla
que pongo a tus pies y te pido por favor,
¡náceme, náceme!