Nelson Cárdenas

El Guerrero

 

 

 

 

El Guerrero

 

ego, et tibi gladium

I have no life save when the swords clash.
Ezra Pound

 

 

I

 

soy un hombre          temeroso y mortal

mas para ti

obscuro enemigo

soy la espada

 

disfruto            a ratos

desoyendo a dioses omnipotentes que no entiendo

al jugar con su terror me escapo

de las interminables listas del sacrificio

 

ciertas noches no alimento más rencor

que el del silencio

entonces sueño ser la fibra de la cuerda de la lira

vibrar

hacerme aire

entonces sueño un único rostro de mujer

que aguarda por mi canto

escuchando sigilosa del otro lado

de la tela que cubre el universo

 

 

II

 

he heredado     por mi dolor

no por mi raza

la dura estirpe del que parte a la muerte

y vuelve:

sudoroso                   el pecho tenso

hollando el crudo polvo del campo de batalla

he dado cuenta de mis odios

 

tú nada sabrás del terror de mi cuerpo

de mis brazos desnudos

impulsando las lanzas que siembro en los tuyos

nada sabrás del anhelo que me quema

del grito intenso de la casa

del cálido hogar donde venero

los caminos de mis antepasados

nada sabrás de mi tierna lengua

de la incomparable fruición de mis hexámetros

 

nada sabrás de mi mismo

desdichado extranjero

para ti es la espada mi voz

el fatal limite que marca la más terrible hora

de tus días

 

 

III

 

cuando odiando el cántico monótono

de los buenos días

el sino de mis conocidos

la suerte de ser inevitablemente otro

me acerco al puerto para abordar la nave

ya llevo atado a mi cuello el grato talismán

con nombre de mujer

 

entonces solo de ella me duelo

(de ti  mujer del guerreo

que fuiste educada en casa

donde te pusieron el corazón muy fuerte

de ti   que te angustias pensando que quizá

mi cuerpo nunca regresaría y no tendrías

mis manos para besarte

ni mi pecho apagado para encenderlo

con los pétalos de lis que aguardaron el duro invierno)

 

y aunque no sea más que un hombre     temeroso y mortal

soy el guerrero

que parte siempre

con la única esperanza de ser la espada

(con el único consuelo de que tú

por fin existas y aguardes

por mi última carta)

 

 

IV

 

la señal del atalaya anuncia la próxima contienda

mis enemigos se abrazan y reconfortan

para cebarse en mi cansancio

mas yo bebo de mi sudor y renazco en mi sangre

y solo sé del rostro más fiero de la aurora

 

 

V

 

yo soy un hombre

temeroso y mortal

justo y fuerte no como un dios

sino como tus manos                   prójimo mío

y no es suficiente

 

besé el seno de la tierra

cuando me dieron días

amamantándome con el fervor del que no debe ir

a parte alguna

me abrumó el firmamento eterno

la palabra arcana que nunca leeré

en manuscritos que ardieron irremediablemente

con una biblioteca ya perdida

 

he vagado en una ciudad

buscando la esencia última de mi mismo

goteando como una clepsidra

agotándome

dejándome para siempre

he andado esta ciudad

que mis padres y el destino me obligaron

a amar hasta la fuente

una ciudad que dice por sus árboles

y sus aves

ser la mía

que me aguarda

no importa cuán largo sea el viaje

porque de su polvo he sido

y polvo suyo

sin duda

sin prisa

seré

 

 

VI

 

cuando el cauce burlón que te otorgaron

se aburra de su destino

yo estaré aguardándote       acerbo enemigo

soy el río que ha de perderte en el mar

el árbol vencedor que renacerá de tus cenizas

(pues pertenezco a la dura estirpe

del que parte a la muerte

y vuelve)

 

y cuando el apagado sol de una mañana

se canse de mi lumbre

y arribe a mi último estío

y me derribes

sudoroso y armado

sobre el íntimo polvo de la batalla

verás caer al guerrero que te ha vencido

y mi simiente

no mi sangre

recogerá de mis despojos lo que más brille

y seré para ti

no ya un hombre       temeroso y mortal

sino

eternamente

la espada

Nelson Cárdenas Nació en La Habana, Cuba. Obtuvo un Doctorado en Estudios Hispánicos en la Universidad de Pensilvania, en Filadelfia. Cárdenas es el auto ... LEER MÁS DEL AUTOR