Natalia Litvinova

Amarilis

 

 

 

 

“Se parece a un dios el que está sentado ahí…”, así comenzó la poesía y ahora prosigue, como un apasionamiento y un entusiasmo ante una aparición, que origina el ritmo de ciertas palabras dichas a otra mujer. En este libro, la oyente de cada poema tiene un nombre antiguo, Amarilis, que se inventó en el principio del género bucólico. Pero Natalia Litvinova le impone otro brillo a su carácter: más allá, o acaso en un torbellino previo a los pastores teóricos de Teócrito y Virgilio, ella escucha un arrebato, una fuerza dionisíaca. Porque quien enuncia estos versos está poseída por un deseo inhumano, que sin embargo es absolutamente corporal. Un toro, animal de Dionisio, a fuerza de perfumes y de flores, de goces suaves, se apodera de ella, y entonces se suceden los relatos, las danzas, los nacimientos que estallan casi a cada instante. ¿Cómo nació Amarilis?, es una pregunta también por el origen de la poesía. La respuesta se ofrece aquí en sus dos formas: el impulso y el mito, o sea, en imágenes, un amor y una flor. Porque Amarilis es además una flor de color rojo sangre, que acaso brotó por el rapto de un cuerpo vibrante de reminiscencias y de anticipaciones. Hacia atrás, los versos miran todos sus destellos anteriores, como ninfas que se dan vuelta a contemplar sus propias metamorfosis; hacia adelante, cada poema despliega su íntima novedad, su actualidad, porque este libro es un acto en la presencia plena del lenguaje.

Silvio Mattoni

 

 

 

 

AMARILIS

 

 

 

Hay cuatro protagonistas en este libro:

una mujer, un Toro, un coro de ancestras

y una flor cuyo nombre es Amarilis.

¿Pero es una flor, una deidad campestre

o la amada de Títiro en las Bucólicas de Virgilio?

¿El Toro, es toro o encarnación de Dionisio?

¿Y las ancestras son abuelas, madres, poetas?

La mujer, obsesionada con los mitos griegos,

monologa sobre la pasión,

se confiesa ante el silencio de Amarilis

y pide que se pronuncie.

 

 

***

 

 

Amarilis

estés donde estés

seas quien seas:

flor, deidad, oráculo

quiero que escuches

lo que me pasa

 

y me imagines

en una habitación iluminada

frente al espejo

de cuerpo entero

con el pelo recogido

y el corsé apretándome

como si diez parteras

tiraran de sus cintas

como si diez bueyes

tiraran y tiraran

 

pantalón bordado con plata

camisa blanca bajo el corsé

botas de taco

brillo en los labios

desmesura de alhajas

vestida como una torera

hacia el encuentro con el Toro

 

antes de salir

me incliné frente al altar

lleno de esmaltes

tomé uno

volqué gotas en mis dedos

me persigné

y apagué las velas

 

 

***

 

 

Toqué la puerta

el Toro abrió

sequé mi frente y labios

con un pañuelo rojo

lo pasé por mi pecho

lo agité

 

el Toro debía embestir

con sus cuernos

pero me acarició

 

sus pezuñas se ablandaron

como corteza de pan

remojada en leche

 

 

***

 

 

El primer encuentro con él

fue lluvia de verano

garúa tibia que terminaba

y volvía a empezar

follaje rasguñándome

hojas revolcándose en mis párpados

sensación de hélices en el paladar

mudas de serpiente

en mis dedos

 

nada de eso me alcanzó

 

que venga la lluvia huracanada

y los sexos de las selvas

se abran y cambien de color

se muevan sus estambres

los pétalos se hinchen

me hagan florecer

 

 

***

 

 

Pasé el día siguiente

recordando el sonido

que hizo el corsé

cuando la bestia arrojó

mi ropa contra la pared

 

no pienso contarte

los detalles, Amarilis

el ardor en tus pómulos

te podría prender fuego

 

¿pero por qué le hablo

a una flor sobre un Toro?

 

el toro que no quiere matar

es una flor también

 

 

***

 

 

Me rodearon diez mujeres

con el cabello del color de la espiga

pegado a sus rostros

como si sudaran miel

 

giraban igual que los sufíes

se acercaban, se alejaban

acariciándome con su viento

 

observé sus dientes

llenos de incienso

y su lengua bífida

fosforescente

 

¿quiénes son ustedes?

le pregunté a una

 

tus ancestras

 

¿por qué danzan?

 

para que no se apague el fuego

de nuestros consejos

 

¿por qué suenan?

 

en los dobladillos tenemos agujas, hilo

botellas de ouzo y metaxá

vendas, navajas

       cigarros, aceitunas

     y baklava

 

¿para qué vinieron?

 

con el cordón umbilical

que nos cuelga entre las piernas

te vamos a nutrir

cuando padezcas

 

 

 

 

 ____________

Natalia Litvinova
Amarilis
Editorial Llantén
Buenos Aires, 2024

 

natalia amarilis portada

Natalia Litvinova (1986). Es poeta y editora de origen bielorruso. Vive en Buenos Aires, donde imparte talleres de poesía. En 2024 ganó el Premio Lumen de N ... LEER MÁS DEL AUTOR