Nares Montero

venero

 

 

 

 

 

sin domicilio,

llegué de madrugada.

 

madre sostuvo el sueño

de una ligera infiltración

y surgió en origen, algo de sangre,

una copia que llegó a conocerse

como un mapa.

 

la desembocadura arborescente

nos repite.

 

*

 

al germinar no había casa.

sí paredes cerca, radio sonando,

a otras puertas pasillos, monjas

tras las escaleras, otra asunción

prendía pies y manos, un triciclo

rojísimo y un solo dormitorio.

 

las solteras condenadas

cantaban canciones para dormir.

 

lloraban a las cosas que se rompen

como vivas yeguas.

 

*

 

a isadora

broté, pues, de lo profundo,

semilla que eclosiona.

mi primera idea de movimiento

fue estirarme, buscar el agua.

se podría decir

que presentía cerca el manantial.

merecía la pena buscarlo.

algunos días me imaginaba sin límites,

caminando por mí misma.

 

tengo los pétalos listos

para querer.

abierto el cielo y la sangre

ya es hora de hacer

lo que vinimos a hacer.

 

*

 

cuando aparezco

lo cuento todo.

todo lo que sé,

lo que sigue emanando, todo.

 

ahí van frescas

las primeras preguntas,

agitadas sospechas,

envasados titubeos tintineando

en botes de cristal.

 

todo lo que sé es agua

que tiende a correr

a empaparlo todo.

 

 

*

 

a diana

cuando escribo

no estoy a salvo de mí.

cuando hablo es un lapsus,

agua que escurre

de las macetas a la hora

en que se riegan las macetas

y de los balcones caen

naturales cortinas.

en ocasiones a destiempo

porque se nos olvida regar

muchas veces

y entonces un hilo

de agua que ha atravesado

la tierra de un tiesto en la ciudad

cae sobre tu cabeza

de chorlito.

 

*

 

en este lugar

no hay monstruos,

los traemos dentro.

 

Nares Montero (Madrid, 1982). Es poeta, agente cultural y artista visual. Ha escrito varias plaquettes y poemarios entre los que destacan Para enfrent ... LEER MÁS DEL AUTOR