Baldío
Baldío
Cuando despertó
la pandemia todavía seguía ahí
y recordó el cuento de Monterroso
con algo de ironía con algo de pavor
Durante los días anteriores
tuvo varias pesadillas
pero ninguna comparada con ésta
Como toda persona letrada
rememoró La peste de Camus
El año de la peste de Dafoe
y En las montañas de la locura
de Lovecraft en la versión
cinematográfica de Carpenter
o los films directamente virales
como Contagio de Soderbergh
o Pandemia nuestra antesala al infierno
aunque por alguna razón
le resonaba con mucha fuerza
El hundimiento del Titanic
de Hans Magnus Enzensberger
esa metáfora de la modernidad ostentosa
un barco monstruoso
petrificado en el fondo de los mares
A su juicio la proliferación
del virus expandiéndose
por el mundillo de la especie humana
dejando su marca afiebrada
en tarjetas monedas mejillas
administrando la vida y la muerte
en los hospitales
fuera de la biovigilancia y el control
era solo un aviso
de lo que vendría
cuando la utopía
de la comunidad inmune
fantaseada por el nuevo sujeto
del tecno patriarcado
se convirtiera
en el reality show más espectacular
de las últimas décadas
un desfile de fantasmas con mascarilla
sin manos sin labios sin lengua
sin rostro casi sin piel
los nuevos intocables
de una secta invisible
que dejan mensajes
en aparatos que nadie escucha
casi sin cuerpo
apenas una prótesis cibernética
una máscara entre otras máscaras
un tapabocas con diferentes diseños
que te obliga a callar
para mantener la desigualdad social
y fuera de las imágenes cinematográficas
del zorro o el enmascarado de plata
del dúo dinámico batman y robin
fuera de la performance teatral
apenas un código
una casilla en la nube
una sombra
no se reúnen con nadie
no tienen carne
su domicilio es
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una partícula de ser humano
consumiéndose a sí mismo
en la soledad de un estado
de excepción permanente
de cuerpos abducidos
atemorizados
encapsulados
¿Para siempre?
-Fragmento del libro Baldío de Naín Nómez publicado por Palabra editorial en septiembre de 2020.