Myriam Moscona

Carta de naturalización

 

 

 

 

 

La mujer de Lot encuentra nombre

 

La que vuelve atrás se petrifica.

 

Una niña

sigue con el dedo

el polvo apilado en la pared.

La muerte llegará temprano.

 

Tus hijas escancian el vino que Lot

seducido por el sopor salado de tu muerte,

aceptaría

 

La ciudad es tu ascendencia.

La niña

o la sombra de su ángel

irá a posarse en tu salumbre.

 

Cargado de su inmenso velo

el aire siempre el aire

volverá para cubrirte

 

Caminabas

con la oración de la mañana entre los labios:

nombre de agua

soplo

alguna tormenta que aplacase:

pero Sodoma en llamas muere.

Quiero decirte, Goral,

la que mira atrás

la que habla sola

duna, mujer de piedra.

Quiero decirte, sodomita,

alguien volverá a buscarte.

 

Domabas la ciudad.

Tu menstruación manchó las calles.

 

¿Recuerdas la ventana por la que Lot enmudecía?

Los velos en la adolescencia duplican el encanto.

 

Ahora yaces desnuda, Goral, mujer de loto.

 

Tu nombre en sus labios.

luego tu piel

luego el aire siempre el aire

 

Alguna vez mujeres como tú

vuelven la mirada para llevarse lo perdido.

Llevo en mi palabra la vigilia

para que tu nombre, Goral,

mujer de Lot, mujer destino,

vuelva a escucharse entre los vivos.

 

De Las visitantes, 1989

 

 

 

 

Natalia

 

El mapa que la atraviesa

no tiene cicatrices todavía.

Sus hemisferios

viven sin la nostalgia de los polos.

Desconoce los anillos de Saturno

y los lleva ceñidos a sus piernas.

Su casa

barroca como el mundo

guarda objetos que la esperan impacientes.

Los peces que la circundan

le hablan de misterios.

Ella

desde sus ojos,

agua que aún recuerda,

responde suavemente.

Sus cejas dibujadas con esencias de oriente

trastocan el paisaje.

 

Natalia, sus ojos y los peces

cargan sus raíces

sin sentir el peso en sus espaldas.

 

De Las visitantes, 1989

 

 

 

 

Carta de naturalización

 

Las hijas de extranjeras

nacimos con agujas minuciosas.

En tiempos nobles

visitamos museos de París.

Entramos al Louvre a buscar a la Gioconda.

También nosotras crecimos en la adversidad

y sonreímos con rictus previsibles.

Si la guerra nos empujó de otros continentes

un soplo nos condena a duplicar nuestra visión.

Permanecemos a perpetuidad.

Nos debatimos entre estancias y partidas.

Deseamos dar a luz a la intemperie

para que la sangre caiga en tierra firme

hasta que las raíces se pierdan en la historia.

 

De Las visitantes, 1989

 

 

 

 

Anne Sexton:
El huevo cerrado de las cosas

 

a ver

¿por qué envidiabas a tu amiga silvia?

¿por qué la llamaste “ladrona”?

¿te ganó la idea del horno?

 

guardaste en el armario ese abrigo de tu madre

¿tenías planeado ponértelo ese día?

¿te vengaste del dolor que te dobló en el parto de tus hijas?

¿se te rompieron las redes del cernidor?

¿por qué que abusaste de tu hija?

 

elegiste el 4 de octubre de 1974

¿sabías que esa mañana revisarías las galeras de tu libro?

el terrible remar hacia dios

y el dios elegido era tu madre bocarriba

 

tres vasos de vodka al hilo

¿quién los contó?

¿por qué te quitaste los anillos?

¿no quisiste morir como papisa?

 

¿en cuánto tiempo te mató

el monóxido en la cochera?

 

hoy tendrías ochenta y nueve

hoy, flechando el 4 de octubre

 

alguien te ve por la mirilla de una puerta

estás rodeada de espías anne gray harvey

 

aún ahora alguien te observa

               

una escritora es esencialmente una espía

 

desde los hospitales siquiátricos

desde el huevo cerrado de las cosas

desde el vapor menta de tus cigarros salem

fuiste la loca hiperdotada

con la pus lechosa bajo la campanilla

el hada

que quiso parir hombres

y le afloraron dos mujeres

 

por eso les diste una paliza

tan lenta y tan veloz

como el humo que te fue asfixiando

 

ya lo ves

de alguna forma

le robaste el horno a tu colega

 

dile a tus espías

que también a ti te maltrataron

diles

que aquí

no vinimos a pasarla bien

 

De La muerte de la lengua inglesa, 2020

 

 

 

 

Wystan Hugh Auden:
Virajes

 

viraste de escéptico a creyente

de solitario a gregario

de científico a poeta

y como le escribiste a yeats

“las palabras de los muertos

se modifican en los intestinos de los vivos”

viraste de inglés a estadounidense

de “rojillo” a liberal

de laico a anglicano

 

algo viejo

con tu abrigo para la nieve

y el rostro estriado como un jardín japonés

fuiste sincero

y repetiste tu nombre

apenas audible

frente a un espejo ovalado:

—auden, fuiste lo que querías

y lo que no quisiste ser

 

tú me lo enseñaste

y es tan cierto

el tiempo

el miserable tiempo

con su doble mensaje circular

habla poco

 

                        sólo dice

                                    te lo dije

 

De La muerte de la lengua inglesa, 2020

Myriam Moscona Escritora mexicana. Autora de diez libros de poesía, dos de narrativa, uno de semblanzas y uno de poesía visual. Negro marfil/Ivory bl ... LEER MÁS DEL AUTOR