Alma numerosa
(Traducción al español de Rodolfo Alonso)
ALMA NUMEROSA
Naceré en otras tierras, con ojos nuevos.
Dejaré mis partes inferiores, la parte del diablo.
No me perseguirán más visiones complicadas,
ni yo seré la lucha entre las construcciones de mi espíritu.
Para subir tengo que abandonar esta piel multicolor,
hechicero de mí mismo, alma apenada,
presa de las formas exteriores, del olor, del movimiento.
Me desdoblaré en planos infinitos, estaré en los ojos de la criatura que nace,
en la cabeza de los amantes, en las gradas del espacio,
en la última luz de los viejos que mueren, en el sueño místico,
y en todos los lugares donde exista alguien sufriendo y amando.
Aquí no puedo hacer lo que pienso. Me libraré de mí mismo
cuando la luz enorme se anuncie por los cirios vacilantes
y mi alma penetre en los espacios futuros.
JANDIRA
El mundo comenzaba en los senos de Jandira.
Después surgieron otras partes de la creación:
Surgieron los cabellos para cubrir el cuerpo,
(A veces el brazo izquierdo desaparecería en el caos).
Y surgieron los ojos para vigilar el resto del cuerpo.
Y surgieron sirenas de la garganta de Jandira:
El aire entero quedó rodeado de sonidos
Más palpables que los pájaros.
Y las antenas de las manos de Jandira
Captaban objetos animados, inanimados,
Dominaban la rosa, el pez, la máquina.
Y los muertos despertaban en los caminos visibles del aire
Cuando Jandira peinaba su cabellera…
Después el mundo se develó completamente,
Se fue levantando, armado de carteles luminosos.
Y Jandira apareció entera,
De la cabeza a los pies.
Todas las partes del mecanismo tenían importancia.
Y la muchacha apareció con el cortejo de su padre,
De su madre, de sus hermanos.
Ellos obedecían a las señales de Jandira
Que crecía a la vida en gracia, belleza, violencia.
Los novios pasaban, olían los senos de Jandira
Y eran precipitados en las delicias del infierno.
Ellos jugaban por causa de Jandira,
Dejaban novias, esposas, madres, hermanas
Por causa de Jandira.
Y Jandira no había pedido nada.
Y se vieron retratados en el diario
Y aparecieron cadáveres flotando por causa de Jandira.
Ciertos novios vivían y morían
Por causa de un detalle de Jandira.
Uno de ellos se suicidó por causa de la boca de Jandira.
Otro, por la causa de un lunar en la mejilla izquierda de Jandira.
Y sus cabellos crecían furiosamente con la fuerza de las máquinas;
No caía ni una hebra,
Ni ella las recortaba.
Y su boca era un disco rojo
Como un sol mínimo.
Alrededor del aroma de Jandira
Su familia andaba atolondrada,
Las visitas tropezaban en las conversaciones
Por causa de Jandira.
Y Jandira se casó.
Y su cuerpo inauguró una vida nueva,
Aparecieron ritmos que estaban de reserva,
Combinaciones de movimientos entre las caderas y senos.
A la sombra de su cuerpo nacieron cuatro niñas que repiten
Las formas y las mañas de Jandira desde el principio del tiempo.
Y el marido de Jandira
Murió en la epidemia de gripe española.
Y Jandira cubrió la sepultura con sus cabellos.
Desde el tercer día del marido
Hizo un gran esfuerzo para resucitar:
No se conforma, en el cuarto oscuro donde está,
Con que Jandira viva sola,
Que los senos, la cabellera de ella trastornen la ciudad
Mientras ella se queda allí paveando.
Y las hijas de Jandira
Todavía parecen más viejas que ella.
Y Jandira no muere,
Espera que los clarines del juicio final
Vengan a llamar su cuerpo,
Pero no vienen.
Y aunque viniesen, el cuerpo de Jandira
Resucitará todavía más bello, más ágil y transparente.
EL HIJO DEL SIGLO
Nunca más andaré en bicicleta
Ni conversaré en el zaguán
Con muchachas de cabellos rizados
Adiós vals “Danubio Azul”
Adiós tardes perezosas
Adiós olores del mundo sambas
Adiós amor puro
Tiré al fuego la medallita de la Virgen
No tengo fuerzas para gritar un grito grande
Caeré en el suelo del siglo veinte
Me esperan allá afuera
Las multitudes hambrientas justicieras
Sujetos con gases venenosos
Es la hora de las barricadas
Es la hora del fusilamiento, de la rabia suprema
Los vivos piden venganza
Los muertos minerales vegetales piden venganza
Es la hora de la protesta general
Es la hora de los vuelos destructores
Es la hora de las barricadas, de los fusilamientos
Hambres deseos ansias sueños perdidos
Miseria de todos los países uníos
Los ángeles-aviones huyen al galope
Cargando el cáliz de la esperanza
Tiempo espacio estables por qué me abandonasteis.
VOCACIÓN DEL POETA
No nací a comienzos de este siglo:
Nací en el plano de lo eterno
Nací de mil vidas superpuestas,
Nací de mil ternuras desdobladas.
Vine para conocer el mal y el bien
Y para separar el mal del bien.
Vine para amar y dejar de ser amado.
Vine para ignorar a los grandes y consolar a los pequeños.
No vine para construir mi propia riqueza
Ni para destruir la riqueza de los otros.
Vine para reprimir el llanto formidable
Que las generaciones anteriores me transmitieron.
Vine para experimentar dudas y contradicciones.
Vine para sufrir las influencias del tiempo
Y para afirmar el principio eterno de donde vine.
Vine para distribuir inspiración a las musas.
Vine para anunciar que la voz de los hombres
Ahogará la voz de la sirena y de la máquina,
Y que la palabra esencial de Jesucristo,
Dominará las palabras del patrón y del obrero.
Vine para conocer a Dios mi creador, poco a poco,
Porque si Lo viese de repente, sin preparación, me moriría.
SAN JUAN DE LA CRUZ
Vivir organizando el diamante
(Intuyendo su faz) y escondiéndolo.
Tratarlo con ternura castigada.
Ni aún en el desierto suspenderlo.
Pero
Vivir consumido por su gracia.
Obedecer a este juego frío
Que se resuelve en punto singular.
Vivir: de su silencio aprendiendo
No temer el perderlo en noche oscura.
Y, del propio diamante ya olvidado,
Morir, de su esqueleto vaciado:
Para llegar a ser todo, es preciso ser nada.