En la delgadez del mundo
(Traducción al español de George Nina Elian)
dependiente
de los pequeños arcos de la espalda de ella/
del biotopo de curiosidades aún no definidas,
con variaciones de salinidad,
como aguas salobres/
seducido por el aire sano que se respira simultáneamente
y sobre todo por las mañanas alpinas
iniciadas bajo el signo de un macarrón de frambuesa —
realidades indispensables
como la nitroglicerina administrada por vía sublingual —
durante algún tiempo, el escultor montó
su miedo a la muerte
en el pedestal
intermezzo
navegas por un tiempo a través de las posibles realidades
con pupilas dilatadas de fatiga
así que gradualmente
obtienes algo del encanto de los alcohólicos
que son amigos de todos los postes de alumbrado público
corres a habitaciones que ya no existen
mientras las voces/ sabores/ sonrisas se disipan
como las piezas de un rompecabezas
las estaciones mueven sus caderas maternas
de ida y vuelta —
a través del campo de girasol
el niño pasa y canta
lo tardío. la rabia seca
lo tardío. lo confundes con el café más amargo.
es una mano extra. un trauma
no resuelto por ninguna terapia.
lo tardío te muerde los hombros. se acumula
sin saberlo entre tus cejas.
se imprime en la línea de la suerte en tu palma
y te empuja sigilosamente
hacia las fauces de la tierra.
los peldaños de lo tardío están formados por manos
animadas por una rabia seca
como la de los motociclistas que corrieron
al infierno.
no importa desde dónde mires,
los pilares del mundo se han podrido.
en la delgadez del mundo
intentabas alejar el dolor
con sus ojos sin párpados,
ojos que te seguían a todas partes.
en la delgadez del mundo
construías tu fortaleza como Anfión,
pero la tristeza te golpeaba en la nuca.
desde el mundo de tiza
soñabas con narvales surcando las olas
hasta que tú solo
te sumergiste en el mar como un delfín.
un delfín como un copo de nieve.
a través de las lentes de binoculares
cuando miras al abismo,
nunca sabes quién te observa desde allí.
buscas con las pupilas dilatadas la realidad desnuda,
el mundo desollado hasta el primer sueño
el intervalo entre el primer y el último grito.
no sabes si estás listo. sólo el mundo gira
caleidoscópicamente. las distancias matan
y la proximidad aplasta. en las celdas frías
la soledad construye ventanas ciegas.
en la costra de las dudas buscas el fruto maduro.
la inutilidad se deposita en una gruesa capa
en el corte de los días imperfectos. astillados.
de las acuarelas brotan hoyos que sudan
asimetrías que perforan el espacio — cáscara cavernosa
rota en los húmedos zumbidos del mediodía.
tu colección de diminutas esferas de cristal
con hilos transparentes es la realidad acuática en la que
nadas sin sentido.
todos desaparecen con cloroformo inhalado.
preciso y necesario
silencios lluviosos profundizan el abismo
entre el siempre y el nunca.
en manos de gente como Lennie Small,
el cuerpo de la realidad es asesinado y enterrado
en el heno. alguien todavía tiene piedad de nosotros.
las sienes de la noche palpitan.
respiramos por todos nuestros poros una felicidad utópica.
un encantamiento al vacío resuena
por todas partes. se escucha un disparo
preciso y necesario.
estado de sombra
es mejor no descifrar los mapas de la desesperación
ahora que el estado de sombra va y viene
constantemente.
vagando por el agua y por la tierra,
los niños del mundo buscan el camino a casa.
expectativas en ciernes
nieve derretida. se pierde una bufanda en el camino.
voces bulliciosas se reúnen en el salón de té con cortinas
color verde menta. el timbre anuncia
las entradas y salidas.
cuento en mi mente hasta que hay
completo silencio.
viento y lilas blancas
avanzo contra el viento.
mis cejas vidriosas están cubiertas de escarcha.
a mi alrededor, figuras ágiles susurran
una historia apócrifa de las casas sin ventanas
de la antigua babilonia.
aprendo el lenguaje de los ángeles y avanzo
con flores blancas en mis manos.
amanece.
flores de paja
el frío de la montaña no penetra en sus huesos
y no escucha sus pensamientos. solo él parece aturdido
como un enfermo que de repente
abre los ojos.
en el marco de fotos somos flores
que aún tenemos que aprender
la medida.
el conejo cegado por los faros
corres tras el momento abundante.
con la mente nublada,
te pierdes el momento que estabas esperando
y que se cuela
desapercibido en el bullicio de las aceras.
frente a la vida
eres el conejo cegado por los faros.
líneas y círculos
la vida se adelgaza. la realidad tamiza
los dolores de algunas noches enfermas. con marcada regularidad,
las respiraciones se pierden como topos bajo tierra.
ajeno a las nubes — pájaros de humo que amenazan
la mañana — un niño come tranquilamente
su rodaja de sandía.
anochecer
humedad fría. te limpias las gafas
con un pañuelo.
la noche mira sobre su hombro izquierdo
y entierra tu sombra.