Miguel Otero Silva. Poema de tu voz

 

Presentamos dos textos claves del renombrado autor venezolano.

 

 

 

Miguel Otero Silva

 

 

Encrucijada

Nos separaba de la calle
el cristal empañado de lluvia.
Yo estaba lejos del mundo,
hoja caída en el remanso de su llanto.

Ella era menuda y tierna
y se hacía más menuda entre mis brazos
y más tierna bajo mis ojos.

Entre nosotros y la calle
y la lluvia y el cristal de la ventana
eran dos abismos de plata.

La vida estaba allí naufragando en sus ojos
la belleza dormía en sus senos perfumados
la luz -toda la luz- se me daba en su boca
la humanidad – mi humanidad – era ella.

Más allá del cristal
más allá de la lluvia
pasaron…

Yo separé los ojos de los ojos de ella
para verlos pasar.

Marchaban chapoteando en el barro
los pies descalzos.
Desfilaban los rostros anochecidos de hambre.
Y las manos encallecidas de miseria
y las almas curvadas de injusticia
y las voces amanecidas de odio
desfilaban los pies descalzos.

Iba la madre con el hijo al cuadril
y el anciano rumoreando penas.
Y el mozo flameando la bandera,
iban de frente hacia la vida
armoniosamente rebeldes.

No sé si me lo gritaron ellos
o si me lo grité yo mismo.
Pero en las filas, de los que pasaban
estaban mi puesto, mi bandera y mi grito.

El cristal empañado de lluvia
esfumaba los rasgos de la calle
por donde pasaban los míos.
Volví los ojos hacia ella
que se hacía casi yo entre mis brazos
y le dije:

-Me llaman los que pasan.

Sus ojos empañados
me separaban de su alma
como el cristal con lluvia
me separaba de la calle.

Me dijo lentamente:
-No te vayas.

Y se hizo más menuda entre mis brazos
y me ofreció su boca palpitante
y sentí junto a mí, temblorosos sus senos.

Yo escuchaba chapotear en el barro
los pies descalzos
y presentía los rostros anochecidos
de hambre.

Mi corazón fue un péndulo entre
ella y la calle…

Y no sé con qué fuerza me libré
de sus ojos
me zafé de sus brazos.
Ella quedó nublando de lágrimas
su angustia.

Tras de la lluvia y del cristal
pero incapaz para gritarme:
-¡Espérame! ¡Yo me marcho contigo!

 

 

 

Poema de tu voz

Tu voz puebla de lirios
los barrancos soleados donde silban mis versos de combate.
Tu voz siembra de estrellas y de azul
el cielo pequeñito de mi alma.
Tu voz cae en mi sangre
como una piedra blanca en un lago tranquilo.
En mi pecho amanecen pájaros y campanas
cuando muere el silencio para nacer tu voz.

Amo tu voz cuando cantas
y hay un temblor de nidos y de bosques en tu garganta blanca.
Amo tu voz cuando cantas
y te estremece el ritmo de las fuentes que bajan de la montaña.
Amo tu voz cuando cantas
y sacude tu voz la ternura fecunda
de las brisas que transportan el polen en las tardes de primavera.
Amo tu voz cuando estás en silencio
porque el silencio es un sutil presagio de tu voz.

Y amo tu voz con un amor intenso como la muerte
cuando ella se deshoja en palabras confusas,
en palabras mojadas de tu aroma y tu sangre,
en menudas palabras que en la sombra me buscan
como niños perdidos,
en palabras quemantes como llamas azules,
en el tibio murmullo que no llega a palabra.
Amo tu voz intensamente en el corazón de la medianoche.
Cuando tu voz se abrasa en la selva incendiada de nuestro amor.