Hijos del exilio
Palabras de este mundo
Nueva poesía argentina
Selección y edición: Marisa Martínez Pérsico
Hijos del exilio
Los hijos del exilio somos huesos rodantes
Nadie pregunte lo que soñábamos
Siempre estábamos lejos y ahora
todo
nos queda lejos.
Fuimos dulces bajo las palmeras
y la nieve nos hirió el idioma.
Fuimos los casettes que cuentan ahora
lo que jugábamos
o lo que comíamos
y siempre estábamos divinos en la foto
y cerrábamos los sobres
para los abuelos
con ganas de meternos adentro
como enanos
manuscritos
Los juguetes
Hoy todos los juguetes se van al mar
Vos tejido de lana y los poemas
el perro cumpliendo más años que su muerte
el albañil un poco más sordo
la casita que navega en pisos rotos de madera
la infancia sobre la madera
Van tus luciérnagas
al mar
los últimos obreros de la noche
tu parral
tu paz
tus viejos ojos
Pasado
Alguien pregunta por mí.
No daré a conocer las prendas de mi celda.
No daré señales de este tiempo pasado.
He querido regresar bajo el agua
y que la gran hormiga
que conforma mi pecho
no pregunte la hora de su muerte.
Pavura
Alargo la mano para servirme un trago.
Pasa que me dan pavura los cielos del otoño,
me da por pensar que soy un tipo tramposo, malacostumbrado.
Cuando era chico me preguntaba cuántos muertos cabían en una nube.
Todo un hombrecito, decían de mí las tías,
y arrastraban la grupa por el gallinero.
Olían a gatuzo en las mejillas,
miraban el noticioso, me lo advertían todo.
Los tíos conversaban que había maneras y maneras de hacer el amor,
tomaban amargo obrero
sentados sobre ese mundo recóndito, muy cerca del chiquero,
y se hacían la paja también,
debajo de los nísperos.
Cuántas mujeres caben en el olvido.
Vuelvo a reír y se pronuncian los rasgos de mi viejo en la vidriera.
Salud, le digo,
despeñadero, jaula cosechera, lucidez, espanto.
Ya parece que muerdo cien años sobre mis botas,
doy tarascones sin amabilidad, hablo huesoso.
Cuántos años caben en una sonrisa tuya.
Cuántos
quisiera saber,
a media tierra,
a medio trago,
a caballo
sin regreso a la noche.
Día después
El sol atrapa los muertos
Te los saca del abrazo
queda doliendo todo después
huesos y alas
duelen
los hospitales tocarán
la música del día
se doblarán de sol
los caídos para siempre
inyectados
afiebrados dirán
que es suficiente
alcanza con guardar silencio
El sol es un espía
no te deja escribir
Algunas palabras de este mundo
Quiere esta antología, junto con difundir las voces de treinta poetas argentinos nacidos entre 1970 y principios del siglo XXI, ser, con su eco preliminar de Árbol de Diana (1962), un homenaje a Alejandra, de cuya muerte se cumple medio siglo.
Celebrar, desde el guiño de su título, esos pequeños artefactos poéticos perfectos, esas piezas muchas veces brevísimas que dan cuenta de una subjetividad quebrada, de una orfandad metafísica, con unas dislocaciones pronominales que potencian el característico tono de tipo liminar pizarnikeano, siempre al borde, en el umbral o límite entre posibilidad e imposibilidad del decir. Poesía que es desamparo y morada. Claridad y oscuridad a la vez.
Las páginas que siguen son un intento de visibilizar y divulgar un repertorio de voces que se inscriben en distintas tradiciones líricas nacionales: hay derivas de la poesía conversacional, propuestas en clave realista, programas de carácter hermético, de indagación ontológica o continuadores de la tradición de la ruptura, estéticas herederas del neobarroco/neobarroso y de la poesía experimental, del riesgo, que se institucionalizaron en países como Argentina o México, especialmente durante la década del ’90. Poemas en prosa y otros que buscan el diálogo intergenérico o transmedial (lírica, narrativa, teatro). Poemas que no exceden una página (¿una pantalla?) y poemas largos memorables.
Esta muestra responde, además, a una vocación federal y extraterritorial. Incluye autores que nacieron y viven en distintas provincias argentinas –desde Salta hasta Tierra del Fuego– y otros radicados en el extranjero (Holanda, Francia, España), que encarnan una argentinidad poética ‘extraterritorial’ (George Steiner), ‘glocal’ (Vicente Luis Mora) y ‘posnacional’ (Bernat Castany).
Marisa Martínez Pérsico
Roma, octubre de 2021